“La sociedad española no sabe manejar el estrés y cuando surge piensa que la solución es una pastilla”. Así de tajante se muestra Antonio Cano Vindel, Presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), y catedrático de psicología de la Universidad Complutense.
Lo dice avalado por las estadísticas. Somos el segundo país en consumo de tranquilizantes y el que gasta más proporcionalmente en antidepresivos en relación a su coste total de farmacia.
Los problemas de ansiedad son los trastornos mentales más prevalentes en todo el mundo. En España afectan a un 6% de la población. “Y seguramente el porcentaje será mayor, porque estas cifras son de hace más de 14 años”, advierte este experto. Y si se tiene en cuenta las personas que han tenido algún problema de ansiedad a lo largo de la vida y añadimos quienes lo van a tener en algún momento, las cifras se elevan al 15-20%.
Es decir que una de cada cinco personas de nuestro entorno, ha experimentado en algún momento de su vida o lo va a sufrir en el futuro trastornos de ansiedad, que pueden llegar a ser muy incapacitantes, como trastornos de pánico o agorafobia, que nos impide viajar en avión entrar en grandes almacenes, por ejemplo. “Perdemos el control y el corazón se acelera. Tenemos la sensación de que hay tanta taquicardia que podemos tener un infarto, nos vamos a desmayar o a volvernos locos”.
Nadie esdtá libre de estos síntomas. Personajes ilustres, como Charles Darwin, el padre de la teoría de la evolución, luchó contra este trastorno toda su vida. No consiguió que ningún médico se lo curase. Ni siquiera su propio padre, que también ejercía la medicina. La idea de que su mujer se alejara le producía gran angustia.
¿La solución es tomar una pastilla? Parece que no. Ni le funcionaron a Darwin los muchos remedios que le proponían sus médicos, ni funcionan a largo plazo en la actualidad, aclara Cano Vindel. Lo ha demostrado un ensayo clínico llevado a cabo en atención primaria “en el que hemos comparado el tratamiento habitual con fármacos, con otro en el que se entrena a las personas en solo 7 sesiones de psicoterapia, dándoles información sobre el estrés, emociones que se producen, trastornos de ansiedad, depresión y cómo manejarlos”
Los resultados, explica, son mejores que cuando solo se prescriben fármacos, pero no se les enseña nada sobre el estrés y la ansiedad y cómo manejarlos. “Sólo con los fármacos, no se va a la raíz del problema, que son nuestros pensamientos, y se siguen generando los mismos síntomas. Además, llega un momento en que las pastillas ya no hacen el mismo efecto que al principio, pero no has aprendido cómo manejar los problemas que nos han llevado a tomarlas”.
Las pastillas no solucionan el problema y además tienen efectos negativos que pueden llegar a ser muy graves, como resalta este experto. El perfil de quienes consumen psicofármacos es el de una mujer de unos cincuenta años. Suele ser muy prudente, “incluso miedosa”. Y sin embargo, una de cada diez conduce bajo los efectos de los psicofármacos, que aumentan en un 60% el riesgo de tener un accidente. Con los hombres sucede igual, aclara, aunque el trastorno de ansiedad es más frecuente en mujeres.
La psicoterapia cambia el cerebro
La Neurociencia también corrobora los resultados de este ensayo clínico que contrasta la terapia con los fármacos. “Diversas técnicas de neuroimagen ponen de manifiesto que cuando se trata a una persona con fármacos o se le da información y entrenamientos en habilidades en el manejo del estrés y la ansiedad, el cerebro responde de distinta forma”, explica Cano Vindel.
Con los fármacos mejora neurotransmisión durante el tratamiento, pero es una mejoría transitoria que vuelve a los niveles iniciales al suspender la medicación. Sin embargo, con el abordaje terapéutico se forman nuevas sinapsis, como ocurre en cualquier aprendizaje, porque se asimila la información y hay un entrenamiento en habilidades de afrontamiento.
“Esto significa que se ha generado un nuevo repertorio de pensamientos, conductas y habilidades en el manejo de emociones que antes de la terapia no existían. Y explica por qué las técnicas psicológicas se mantienen mejor a lo largo del tiempo y hay menos recaídas al terminar el tratamiento”, explica Cano Vindel.
Los estudios de neuroimagen, apoyan que el abordaje no farmacológico de este tipo de problemas es más eficaz y más eficiente, porque produce cambios duraderos en el cerebro, y además no tiene los efectos secundarios asociados a los fármacos.
La terapia que funciona mejor es la cognitivo-conductual, que ha demostrado una eficacia consolidada de hace muchos años. Da información de cómo funcionan el estrés, enseña técnicas de relajación en lugar psicofármacos, entrenamiento en habilidades para aprender a afrontar situaciones.
En definitiva, que la mejor pastilla frente a la ansiedad, es una buena psicoterapia. Su principio activo (educación emocional, reestructuración cognitiva, técnicas de relajación, fomento de las aficiones, relaciones sociales y actividad física) se va liberando durante toda la vida y no tiene efectos secundarios.
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