La plaza del Pilar número 3 de Zaragoza se ha consolidado como un lugar de referencia de la innovación para la Comunidad Autónoma de Aragón. Allí se encuentra el Espacio LAAAB, ubicado en la sede del Departamento de Ciudadanía y Derechos Sociales, un punto de referencia para llevar a cabo encuentros, procesos participativos, actividades colaborativas y de difusión del conocimiento, así como prácticas en torno a las materias de Gobierno Abierto e Innovación Social.
LAAAB nació como parte de la estrategia Aragón Gobierno Abierto, y su experiencia demuestra que la motivación por participar en la vida pública a través de la innovación solo es exitosa si se hace desde la diversión. Por ello, desde sus inicios, LAAAB ha planteado un escenario más inspirado en una ludoteca infantil que en un salón de actos tradicional, y por supuesto más parecido a un espacio creativo que a un aula formativa. En LAAAB los muebles son modulares, con ruedas, con múltiples usos, puffs, hay miles de post-its, legos, plastilina, tablones, con zonas de trabajo en grupo…
La idea arrancó con el objetivo de dotar de una mayor dimensión experimental a las políticas de participación ciudadana que llevaba realizando de manera exitosa, pero estable, el Gobierno de Aragón desde el año 2007. “La premisa es que la participación ciudadana no puede abordarse solo desde la perspectiva de grandes leyes y planes estratégicos, puesto que estos están muy alejados del día a día del ciudadano medio y acaban convirtiéndose en procesos de participación para asociaciones o entidades profesionalizadas de cada sector”, explica Raúl Oliván, ex-director general de Gobierno Abierto e Innovación Social del Gobierno de Aragón.
"Tres objetivos: acercar las instituciones a la ciudadanía; desencadenar procesos de inteligencia colectiva; y experimentar como camino a la innovación"
Su filosofía y la de su equipo se centraron en que que la participación ciudadana debe permear el día a día de los servicios públicos, “puesto que el ciudadano sí que se encuentra interpelado por su uso de guarderías, centros de salud o por la problemática de la vivienda”, apunta. De esta manera –continúa– “hemos ido avanzando en proyectos de codiseño de servicios públicos basados en la experiencia de usuario y las metodologías de design thinking, en el ámbito de la comunicación clara, los laboratorios ciudadanos o la innovación social”.
LAAB presentó tres objetivos: acercar las instituciones a la ciudadanía, haciéndolas más próximas y comprensibles; desencadenar procesos de inteligencia colectiva a través de la confluencia de actores y saberes; y experimentar, probar nuevos cauces de acción y ser un lugar donde el error está permitido como camino a la innovación. En este camino de apertura de las instituciones uno de los retos es el cambio cultural de la organización, el transformar desde dentro. “Los funcionarios públicos deben romper con las inercias de una organización tradicionalmente cerrada y extremadamente jerárquica y departamentalizada para transformarla en un ecosistema de innovación que trabaje en red. El funcionario debe ser consciente que no está en la posesión de toda la información y el conocimiento sobre la materia en la que trabaja y debe acostumbrarse a escuchar, dialogar y ceder poder para ir hacia una cocreación de servicios públicos”, sostiene Oliván.
"La participación ciudadana no puede abordarse solo desde la perspectiva de grandes leyes y planes estratégicos"
Hace un par de años, desde la Secretaria General Iberoamericana se solicitó al propio Raúl Oliván la realización de un informe sobre innovación que culminó con el desarrollo de un modelo propio de innovación: el modelo del Hexágono de la Innovación Pública. Este modelo busca promover procesos de transformación en las grandes organizaciones para transformarlas en ecosistemas de innovación a través de seis vectores facilitadores (Open_abierto, Trans_transversal, Fast_ágil, Proto_modelos, colaborativo y Tec_digital). “En paralelo a este modelo teórico hemos ido desarrollando talleres y actividades para facilitar este cambio transformador, en niveles que van desde el individuo (a través del trabajo en competencias blandas), a los equipos y las organizaciones”, dice Oliván.
Un hito importante en 2023 ha sido la alianza desplegada con el Instituto Aragonés de Administración Pública, incorporando en su formación obligatorio para todos los funcionarios de nuevo ingreso un día en el LAAAB y la inmersión en metodologías de innovación. “Dentro de la estrategia de cambio cultural este es un hecho especialmente relevante para incorporar a nuevos funcionarios abiertos a los cambios y al diálogo con la ciudadanía”, valora el responsable. Aunque el momento del año ha sido el desarrollo de la Black Box, una caja de herramientas, canvas y minijuegos para aglutinar todo el conocimiento que hemos adquirido en una caja física con actividades autoguiadas con itinerarios dirigidos a individuos, equipos y organizaciones.
“Se deben aumentar los recursos dedicados a la innovación”, reivindica Oliván. LAAAB se ha convirtió en una unidad de consultoría interna del Gobierno y ha actuado en colaboración con otros órganos que demandan nuestra implicación para este tipo de proyectos. “No obstante, la innovación debe permear a toda la organización y tal vez deberían crearse unas unidades de innovación en cada departamento, poco burocratizadas pero con capacidad para detectar ámbitos de actuación preferente y propiciar procesos de cambio”, propone.
De hecho, pese al balance positivo, LAAAB es todavía “un desconocido para la mayor parte de la ciudadanía aragonesa, con lo que en la mayoría de las ocasiones trabajamos con ciudadanos que tienen su primer contacto con nosotros”, reconoce Oliván. La reacción en muchos casos es de asombro ante la manera de trabajar que les plantean, mediante procesos de cocreación que les ceden el protagonismo y que suelen dejar muy buen sabor de boca a la ciudadanía. “El reto es aumentar nuestra visibilidad a través no de campañas de comunicación, sino de multiplicar los ámbitos en los que desarrollamos nuestras acciones para llegar a impactar en la mayor parte de la ciudadanía”, indica Oliván. Recientemente se han multiplicado las demandas internas y externas de colaboración, “pero nuestra capacidad técnica no se ha incrementado con lo que no podemos seguir creciendo si no tenemos un refuerzo de nuestros recursos humanos y económicos”, asume Oliván.
10 años de conquistas (y lo que queda…)
“Hace diez años nos limitábamos a realizar procesos de participación en el ámbito local y autonómico y creemos que se hacía muy bien, pero la acción transformadora era bastante reducida. La ampliación del rango de actuación a los procesos de innovación social nos permitió reinventarnos y probar nuevas formas de actuación con mayor capacidad transformadora. La dimensión de Laboratorio nos ha permitido probar acciones, aprender de los fracasos y difundir y escalar los éxitos y buenas prácticas”, reflexiona Oliván.
Aun así, en un entorno de cambio continuo, LAAAB “también tiene que ir evolucionando e ir cambiando sus proyectos y líneas de actuación”. Lo óptimo, en opinión del responsable, sería que este proyecto liderara proyectos piloto y que los más exitosos continúen su acción de manera independiente.
El camino parece ser el correcto. “En la última década se ha pasado de un modelo de trabajo con un reducido número de funcionarios y de empresas de dinamización de la participación ciudadana a un modelo de verdadero ecosistema de innovación, en el que junto al mismo número reducido de funcionarios opera una muy numerosa red de actores muy diversos que componen un perfil muy coral de la innovación”.