Los aviones de Airbus son los responsables del 2% de CO2 que se genera en el planeta. «Aunque sea una cifra pequeña, queremos mitigarla por completo», desvela Alberto Núñez, responsable de Desarrollo de Negocio de Tecnologías Sostenibles en Airbus España. La compañía ha conseguido hasta la fecha que un 50% de sus aviones sean sostenibles. «El comienzo ha sido relativamente sencillo, pero lo que nos queda por delante es más complejo», reconoce Núñez. Esto implica: mejorar las operaciones aéreas, el tráfico aéreo y las operaciones en tierra.
En los planes de Airbus está que todo esto sea posible antes de 2030. «El objetivo es que en 2030 todos nuestro aviones tengan la certificación de sostenibles. Para ello necesitamos crear nuevas máquinas para motores de avión y usar nuevos combustibles. El reto final es tener un avión de cero emisiones», detalla Núñez. En este último punto –el de lograr un avión que no contamine en ningún ámbito–, el hidrógeno verde va a jugar un papel fundamental.
¿Pero por qué Airbus se la juega al verde? «El hidrógeno es la molécula más presente en el universo. Permite no tener emisiones de CO2. Pero para ello el hidrógeno tiene que ser verde, es decir, que se produzca desde energía renovable», explica Núñez. Es un recurso caro. Y por ello conlleva un riesgo, no solo para Airbus, que ya ha comenzado la fabricación del que será su primer avión propulsado totalmente con hidrógeno, listo para volar en 2035, sino para toda la industria del transporte.
Bajar el precio del hidrógeno no solo depende de los vaivenes del mercado. «La industria tiene que estar unida. Todos los que trabajamos en el sector del transporte tenemos la responsabilidad de cumplir con los objetivos fijados por Europa», sostiene Núñez. En este sentido, Airbus es consciente de que el éxito de la aplicación del hidrógeno verde a la aviación pasa por cómo almacenarlo y distribuirlo.
«Nos hemos inspirado en la industria automovilista y hemos fijado tres aviones concepto para desarrollar el avión del futuro», adelanta Núñez. Estos son el Turboprop, de unos 100 pasajeros, propulsado por hidrógeno de alcance de 1000 millas náuticas de operación, y el Blended-wing Body y el Turbofan, «similares a lo que tenemos hoy en día, pero mucho más potentes», pensado para 200 pasajeros y con 2000 millas náuticas. Aunque estos prototipos están marcando el camino hacia la descarbonización por parte de Airbus, Núñez recuerda que «el reto del hidrógeno es prácticamente inabordable y por eso tenemos que irnos a proyectos concretos».
La visión de Airbus
La forma de entender el hidrógeno verde para Airbus es transversal. La compañía no busca solo aplicar esta molécula a la creación de aviones. «Desarrollar baterías y supercondensadores de alta eficiencia, investigar los motores eléctricos para aumentar eficiencia, electrónica de potencia, cómo se combustiona el hidrógeno, gestión de calor, proyectos en torno al fuel para desarrollar pilas de combustibles, almacenamiento del hidrógeno, recarga en las infraestructuras…», todos estos son algunos de los proyectos adelantados por Núñez en los que Airbus se encuentra inmerso.
«El hidrógeno es un reto tan apasionante como cuando se lanzó el primer Concorde. El camino ya ha empezado y el sector tiene que ser ambicioso. No podemos perder el foco: debemos desarrollar nuevos materiales para que todo esto sea posible. En España tenemos una posición de salida muy beneficiosa respecto a otros países del mundo e incluso del mundo», concluye el responsable.