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Langoo: la startup que revoluciona la preparación y evaluación de los exámenes de idiomas gracias a la IA

Hablamos con Raquel Richi, CEO del proyecto que aspira a llegar a 50 millones de alumnos y alumnas de todo el mundo en 2030
Raquel Richi Langoo
Raquel Richi, CEO de Langoo.

Cada año, 200 millones de personas afrontan una prueba de idiomas en todo el mundo. La española Langoo quiere que, en 2030, 50 millones de estos alumnos y alumnas aprueben gracias a su metodología. Raquel Richi, CEO de la compañía, explica a Innovaspain que su propuesta es 360, ya que ofrece dos productos distintos: uno dirigido a empresas, universidades o centros educativos, centrado en la evaluación; y otro, con el que ayudan a los candidatos a preparar un examen de idiomas oficial.

La clave, y el valor diferencial de Langoo es que han desarrollado una tecnología capaz de corregir automáticamente exámenes orales y escritos. En el otro lado, la inteligencia artificial es capaz de diseñar un plan de aprendizaje a la medida de cada alumno en función de sus carencias y fortalezas. “Al final, lo que conseguimos es que este trámite sea más sencillo para todos. Ahorramos un tiempo considerable”.

El principio

Langoo nace, como tantos otros proyectos de emprendimiento, a raíz de una (doble) necesidad personal. Richi, examinadora oficial, ha trabajado en las sedes del Instituto Cervantes de Nueva York o Toulouse. “He vivido muy de cerca el proceso de obtención de una certificación oficial. Pueden pasar más de tres meses desde que el alumno se examina hasta que recibe su nota. Pensé que podía hacerse de manera más eficiente”. Ella misma, también como alumna (preparaba la certificación del francés) sufrió las complejidades que entraña afrontar este tipo de exámenes siguiendo el cauce tradicional.

“Me lancé a emprender por primera vez en plena pandemia, en una una mezcla de aburrimiento y de querer sentirme útil”. En el prólogo de Langoo, Raquel Richi puso en marcha una web a través de la cual era posible enviarle ejercicios de idiomas escritos u orales y recibir sus recomendaciones y puntos de mejora de cara a los exámenes. A partir de ahí, creció la ambición de llegar a más gente. Pero para lograrlo necesitaba una aliada: la tecnología.

El foco de la empresa, y donde Raquel Richi creía que existía una  verdadera oportunidad, es en la preparación y la evaluación de los exámenes. “No nos hemos querido meter en el aprendizaje de idiomas, donde ya hay empresas muy top haciendo cosas realmente interesantes. Nuestro nicho de mercado es otro”.

IA

Langoo llevó la automatización a la corrección de exámenes antes del boom de la inteligencia artificial. “Nos costó un gran esfuerzo, pero nos situamos como pioneros”. Richi detalla que,  “a diferencia de otros competidores”, aplican la automatización a los ejercicios de writing más allá de los de tipo test, desplegando su tecnología también en aquellos de respuesta en formato abierto. “Aún queda trabajo por  desarrollar, y también exige un cambio de mentalidad, pero por ahora nos hemos adelantado a los demás”. 

Respecto al alumnado, Langoo va al grano en el uso de la IA. “Consideramos los parámetros que se solicita a un alumno de cara a un examen oficial. ‘Desgranamos’ esos requisitos y los ponemos en sintonía con el marco común de referencia europeo”, detalla Richi. El resultado es una metodología de aprendizaje que identifica las carencias del candidato o candidata en cada una de sus producciones. “En función de ese desempeño, nuestra plataforma lanza recomendaciones personalizadas de ejercicios y pruebas; contenidos y fichas de estudio, así como buenas prácticas en el manejo de los nervios o la gestión del tiempo”.

Ente enfoque tan afinado en la prueba del examen les ha llevado a conseguir un 96 % de aprobados entre sus usuarios. “Además, reducimos el tiempo y los costes asociados tanto a la corrección como a la preparación de la prueba si los comparamos con las academias de toda la vida”.

Punto de inflexión y la ayuda de ENISA

Langoo lanzó su producto B2B el pasado año y ahora quiere dar el salto a varios países con su versión B2C. “Es un hito importante, ya que vamos a escalar. El momento es idóneo: después de mucha venta consultiva, por fin sabemos qué le interesa del verdad al cliente. Hemos trabajado mano a mano con ellos. Podemos ofrecer un producto bien definido, estable, que satisface necesidades sin cubrir. Tiene puntos de mejora, por supuesto, pero ha interesado a suficiente masa crítica como para estar satisfechos con lo que tenemos entre manos. Vivimos un momento dulce, aunque por delante nos queda el reto de crecer, que determinará si somos startup o pasamos a la categoría pyme”. 

La empresa ha contando a lo largo de este camino con la ayuda de la Empresa Nacional de Innovación (ENISA). “Contar con ENISA como compañera de viaje supone un punto extra en el prestigio del proyecto. Gracias a su préstamo, pudimos construir una versión inicial de Langoo y hacernos con los primeros clientes. Restaron incertidumbre. Hoy siguen siendo un apoyo fundamental para nosotros. Se han ocupado de certificarnos como Empresa Emergente. Ello implica un reconocimiento nacional e internacional como empresa innovadora, un sello de calidad que nos abre nuevas puertas en el acceso a ayudas e inversores”.