Ya no hace falta tener moto (tenerla en propiedad) para disfrutar de este tipo de transporte. Las distintas iniciativas de motosharing que existen en las grandes ciudades permiten tener una aplicación en nuestro móvil que nos da acceso a este servicio para movernos por la urbe. Pero también en esto hay que reflexionar sobre los límites, tal y como ha señalado Albert Cañigueral (@AlbertCanig), connector OuiShare para España y América Latina, en el Foro NESI Clima.
Es la tecnología la que hace que el acceso a ciertos productos o servicios “sea muy fácil”, tal y como señala el fundador del blog ConsumoColaborativo. “Puedo usar las cosas sin ser propietario del producto”, lo que supone un “cambio de paradigma” que tiene ventajas medioambientales y de sostenibilidad.
O eso es lo que puede parecer en un primer momento porque varios autores advierten del ‘efecto rebote’. El riesgo, en palabras de Cañigueral, es que aquello que me ahorro a través de la Economía Colaborativa puede acabar usándose en algo que sea más contaminantes. Es “una paradoja que está poco medida”, ha señalado.
“La Economía Colaborativa acaba generando una velocidad de intercambios que puede ser perjudicial”, apunta este consultor que vive en Barcelona y conoce muy bien el efecto que el turismo excesivo está provocando en esta ciudad (en parte debido a los pisos turísticos). Estamos pisando un terreno que ha crecido mucho en pocos años “y como sociedad tenemos que reflexionar sobre esos límites”.
CONOCIMIENTO ABIERTO
Además, en su ponencia titulada ‘Aportaciones de la Economía Colaborativa frente al cambio climático’, Cañigueral ha hecho una defensa del conocimiento abierto. ¿Y si además de sostenibles somos replicables? No hay que pensar tanto en nuestro propio proyecto y en su escalabilidad.
“Tenemos que entender que lo que tiene que crecer son las ideas” y hay que permitir que estas se repliquen, que se imiten en otros tamaños, con otras formas y en otras partes del mundo. En el evento sobre Nueva Economía celebrado martes y miércoles en Vitoria-Gasteiz, Albert Cañigueral ha invitado a pensar los proyectos en “trabajo abierto”. Y esto no quiere decir que no sea un negocio, “lo que pasa es que no nos han enseñado a trabajar en colaboración”.
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MUCHOS EJEMPLOS
El connector OuiShare para España y América Latina ha desgranado algunos proyectos que destacan en el campo de la Economía Colaborativa . Por ejemplo, Lendi App, una plataforma que se basa en el tradicional ‘intercambio de azúcar’ entre vecinos para ir más allá y compartir desde un taladro, a una escalera, pasando por una tiende de campaña.
Alquiler de coches entre particulares (SocialCar), cooperativas de vehículos eléctricos (Som Mobilitat), las ya mencionadas iniciativas de motosharing (Ecooltra) o los grupos de consumo han sido otros de los ejemplos planteados en la charla.
Incluso ha habido tiempo para hablar de algunas iniciativas realizadas en otros países, como ReciclApp, en Santiago de Chile, sobre recogida de residuos; o Olio, en Inglaterra, una plataforma destinada a evitar el desperdicio de comida haciendo que alguien que tenga sobras pueda entregárselas a una persona que las necesite.
Sea cual sea el caso, Cañigueral ha insistido en entender “la economía colaborativa como una caja de herramientas”. No hay que olvidar, por tanto, que los objetivos siguen siendo medioambientales, culturales y económicos.