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LenGo: innovación neurológica para facilitar el trabajo de los logopedas

Daniel Fouz, neurólogo del Hospital Severo Ochoa de Leganés, es uno de los artífices del proyecto reconocido por Brains4Brains, el programa de la SEN y Novartis que impulsa las ideas de jóvenes neurólogos
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A la izquierda, Xavi Olba, coordinador de Brains4Brains. A continuación, los integrantes de LenGo, Silvia Enriquez, Erik Sturla Stiauren, Daniel Fouz y Federico Baguear.

En los últimos tiempos no han cesado de crecer las consultas profesionales relacionadas con posibles retrasos en el desarrollo del lenguaje entre los más pequeños. Este incremento de los trastornos logopédicos atiende a dos razones principales según los expertos. Por un lado, los padres y los colegios acumulan más conocimientos para intuir que algo no va bien antes de acudir a un logopeda, lo que al final implica más niños diagnosticados. Adicionalmente, la pandemia ha jugado a la contra del normal desarrollo de los niños. Incomunicados en casa, sin los estímulos suficientes, su capacidad de socialización y con ella la ‘eclosión’ del lenguaje, se han visto resentidas.

Daniel Fouz, neurólogo del Hospital Universitario Severo Ochoa de Leganés (Madrid), es uno de los artífices del proyecto LenGo. “Percibimos que el auge de los problemas de logopedia no podía ser abordado por el sistema. Los logopedas están sobrepasados para prestar atención precoz a todos los que la necesitan. Es por tanto imposible que, a día de hoy, el cien por cien de los niños con un problema accedan a tiempo al tratamiento, que es la única solución para acabar de raíz con un trastorno o al menos disminuir notablemente sus efectos”.

LenGo es una aplicación dirigida a niños de 1-6 años (el mismo rango de edad que cubre la logopedia pública), un periodo vital en el desarrollo del lenguaje. La solución propone distintos ejercicios, e intervendría como herramienta complementaria a las funciones del logopeda. “La competencia para aplicar o no un tratamiento es exclusivamente suya”, aclara Fouz. “Intentamos paliar el gap que existe desde que nace la sospecha del trastorno hasta que el niño recibe el diagnóstico. En ocasiones hablamos de años”, añade el neurólogo.

Brains4Brains

Con su propuesta, Daniel Fouz pretende por tanto establecer una terapia puente, desde el minuto uno, basada en la logopedia general. Posteriormente, cuando el niño accede al tratamiento tradicional, el logopeda puede contar con LenGo como un apoyo adicional que aporte valor. “La app aporta información útil que deja margen al logopeda para no tener que hacer por su cuenta un seguimiento tan exhaustivo como hasta ahora. El sistema incluye un visor específico para el profesional, con informes de evolución y resultados. En función de esos datos, el logopeda tomará las decisiones que considere. Nuestro leitmotiv es intervenir lo antes posible y, por otro lado, aligerar las listas de espera de patologías leves para que los logopedas puedan centrarse en los casos más complejos”.

La idea –junto a Daniel Fouz, participan tres neurólogos más y un ingeniero- será impulsada por el programa de emprendimiento Brains4Brains, una iniciativa de la Sociedad Española de Neurología (SEN) y Novartis para reforzar las ideas innovadoras de jóvenes neurólogos. Dentro de este empuje, LenGo formará parte de The Collider, la incubadora de startups de Mobile World Capital que promueve la conexión entre ciencia, tecnología, mercado y sociedad.

“Gracias a estas ayudas podremos convertir el prototipo en una realidad”, apunta Fouz. “Teníamos las ganas y la idea, pero nos faltaban muchas otras cosas para poder lanzar el proyecto”. El prototipo al que se refiere el neurólogo va más lejos que otras alternativas, ya que pretende cubrir todas las áreas del lenguaje, no sólo su articulación, y diferenciarlo del lenguaje expresivo prestando atención a los aspectos más sociales del mismo.

Logopedas como aliados

En su progresión, LenGo busca el reconocimiento y el apoyo directo de los logopedas. “Ellos serán nuestros mejores asesores para desarrollar convenientemente los ejercicios de la app y comprobar si el sistema funciona bien o tiene carencias. Cuando lo testen, podrían convertirse en los primeros en recomendarnos”.

Según Daniel Fouz, el futuro de la medicina pasa inevitablemente por este tipo de colaboraciones multidisciplinares. “Tenemos que trabajar en equipo, más si cabe en el ámbito de la salud. Son muchos los retos que tenemos por delante en cuanto a diagnóstico, seguimiento y tratamiento. La aplicación de LenGo aprende gracias la inteligencia artificial. Los progresos del niño son registrados y analizados para personalizar al máximo el tratamiento. Así será la medicina que viene y la tecnología nos ayudará a lograrlo”.

El doctor insiste en que LenGo no es una herramienta diagnóstica, sino terapéutica. “El diagnóstico corresponde a un profesional. Es muy importante no saltarse ninguna revisión pediátrica. Los pediatras de atención primaria son muy importantes para ponernos sobre la pista si algo no funciona. Los padres, por su cuenta, tienen que estar pendientes de la evolución de su hijo respecto a los demás niños de su edad. Es cierto que no todos desarrollan igual, pero si vemos que el retraso se prolonga en el tiempo conviene contactar con los especialistas para que nos orienten”, concluye.

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