Este lunes se votará la nueva Ley de Restauración de la Naturaleza (LRN), en la última votación de la actual presidencia belga. Las dudas ante su aprobación son grandes, y las razones son muchas. Los nuevos vientos políticos, ante todo la ultraderecha europea, pueden hacer que la LRN se convierta en una probable víctima colateral de la lucha de este espectro político contra la Agenda 2030. La desinformación, los bulos, las noticias falsas, también han contribuido a “ensuciar” la imagen de una ley en la que se lleva dos años trabajando con todas las fuerzas del Parlamento Europeo.
De hecho, en un caso extraordinario en la historia de la UE, estuvo a momentos de salir hacia adelante, pero varios países se echaron atrás a última hora. ¿Qué ha pasado? ¿En qué consiste esta ley?
Según datos oficiales de la Comisión Europea, el 80% de los hábitats de interés comunitario europeo están en mal estado. “Por ello, en junio de 2022 la Comisión Europea propuso una propuesta de ley para restaurar la naturaleza, de manera que se recuperasen los sistemas marinos y terrestres con los objetivos de alcanzar los objetivos climáticos”, explica a Innovaspain Vanessa Sánchez, responsable de Políticas y Cambio Climático de la Fundación Global Nature.
Hubo esta propuesta y, tal y como funcionan los procesos administrativos, se tenía que revisar por el Parlamento Europeo y también por los ministros de Medioambiente de los Estados miembros. Se negoció la ley, con algunas rebajas frente a algunos objetivos, ya que, al fin y al cabo, son acuerdos políticos para que todas las partes estén de acuerdo.
“Y después de muchas negociaciones, incluso con el Consejo de la UE, en febrero de este año, en 2024, y con cierto retraso y con mucha polémica, se aprobó la Ley de Restauración de la Naturaleza en el Parlamento Europeo. Hubo una mayoría que votó a favor de que la ley se aprobara”. Sin embargo, una serie de acontecimientos hizo que la ratificación nunca llegara: a última hora, países clave se echaron atrás.
¿En qué consiste esta ley?
Sánchez, antes de adentrarse en lo que ocurrió, pone en contexto la Ley de Restauración de la Naturaleza. Asegura que es una normativa con un amplio apoyo tanto de la ciudadanía como de la ciencia, o como de entidades del tercer sector y también del sector privado. “Últimamente se han hecho encuestas y un alto porcentaje aprueba que se restaure la naturaleza. El mundo de la ciencia también ha tenido un alto apoyo, con manifiestos y una gran aprobación de una normativa que todos consideramos necesaria”.
La ley marca como objetivo común y vinculante para todos los países recuperar el 20% de los ecosistemas degradados de aquí a 2030. Y lo hace impulsando a su vez el desarrollo de una agricultura sostenible y en armonía con el entorno, en la que los ecosistemas agrarios y naturales se beneficien mutuamente.
“Se priorizan zonas de Red Natura, pero también restauración de otros hábitats, como ecosistemas agrarios o urbanos. Dentro de Red Natura 2000 se planteó un objetivo de que el 30% de estos hábitats estuviera para 2030, el 60% para 2040 y el 90% para 2050. Esto fue el texto final que se aprobó después de idas y venidas, períodos de consulta publica, etcétera. Este fue el consenso”, indica.
Asimismo, también pretende, según Sánchez, recuperar los polinizadores, ya que un alto porcentaje de los sistemas agrarios dependen de esto. ¿Cuánto dinero habría que pagar por polinizar artificialmente en vez de naturalmente?
“Cuestiones como si no aseguramos que el suelo y el agua estén en buen estado… creo que hay mucha confusión por toda esta desinformación y lejos de que la ley sea contraria a los sistemas agrarios, en las últimas negociaciones, cuando se veía si podría haber problemas para el agro, se incluyó un ‘freno de emergencia’ para suspender esto en circunstancias extraordinarias, por si hubiera algún mínimo problema para la producción de alimentos. Ni siquiera le ley contempla algo para sistemas agrarios”, lamenta.
“Raro, extremadamente raro”
Puesta en contexto la Ley de Restauración de la Naturaleza, Sánchez cuenta que empezó a haber una serie de bulos y de desinformación. “Se decía que la ley iba en contra de los sistemas agrarios y el sector se posicionó en contra”. Cabe destacar que la ultraderecha europea se ha alzado como defensor del sector primario en el continente, ante el abandono de otras fuerzas políticas.
“Creemos que ha sido algunas de las razones de que no saliera adelante”, subraya Sánchez. “Es que en marzo se debería haber celebrado un acto para que el Consejo de la UE, con los ministros de Medioambiente ratificaran la ley. Pero algunos Estados miembros cambiaron el sentido de su voto. Hungría, Polonia, Italia, Bélgica, Holanda, Finlandia… Por lo tanto, ya no había mayoría. Se decidió que no se votara en ese momento. Y se retrasó a junio”. Concretamente al 17 de junio. Por lo que ya no es seguro que salga la ley.
“Esto nunca ha pasado, esto debería haberse aprobado, es extrañísimo. Es muy raro que este último paso, el de la votación en marzo, no se diera, y hasta este viernes no hemos sabido si se incluía en la agenda. En marzo llegaron cartas de gobiernos solicitando a otros que cambiaron su voto, que recapacitaran. Veremos”.
Sánchez reitera: “Lo que está sucediendo es raro, es extremando raro”. El auge de la ultraderecha “podría ser” una de las cuestiones, ante esa “defensa” del campo europeo. Sin embargo, la experta defiende que la lLey de Restauración de la Naturaleza es favorable para los alimentos. “Intenta recuperar hábitats deteriorados, pero no va a prohibir el uso ganadero. Hay usos agrarios y ganaderos compatibles con la naturaleza. No entendemos muy bien este posicionamiento”.
Aún así, recuerda que “no tenemos la certeza de que haya sido una víctima colateral de esta guerra entre el primer sector y los naturalistas. Pero hay que proveer de unos ecosistemas sanos al continente, y los necesitamos para tener un producción de alimentos a largo plazo».
Salud para todos
Sánchez también afirma que, por cada euro que se invierte en restauración, se obtienen ocho euros de beneficio económico. Los ecosistemas dan servicio de depuración natural de aguas residuales, impiden inundaciones en zonas urbanas próximas a humedales, además del papel de los polinizadores. Por todo ello, esperan que se apruebe y que sea un gran paso. “Los diferentes Estados miembros tienen que poner en marcha sus planes nacionales de restauración de la naturaleza para detallar cómo alcanzar los objetivos propuestos”.
¿Y si saliera que no sale adelante la ley? “En ese caso, habría que volver a la Comisión para ver qué artículos se consideran problemáticos y volver a modificarla. Se revisaría, se enmendaría. La esperanza es lo último que se pierde. La necesidad de recuperar estos sistemas esta ahí”.
Y se pregunta, casi a modo de reflexión: ¿Alguien puede estar en contra de que la naturaleza esté bien, esté sana en nuestro país? Necesitamos esta ley. Los políticos que nos representan tienen que llegar a un acuerdo, sean de la cuerda que sea. Hay una urgencia a nivel global y europea. Somos antiguas civilizaciones que han explotado los recursos y hay que mejorarlos. No está reñida la producción de alimentos con las nuevas tecnologías o los nuevos desarrollos. No hay que volver a las cuevas, se puede convivir. ¿Alguien puede estar en contra? Esta ley significa salud para todos”.