MÁLAGA- La ucraniana Liliya Bakhurska llegó a España con 9 años. Buena estudiante, pero sin una vocación definida, asegura que siempre se ha dejado guiar por lo que le interesara más en cada momento, sin pensar demasiado en la meta final. En la actualidad, estudia el tercer curso del grado de Ingeniería Robótica Electrónica Mecatrónica en la Universidad de Málaga (UMA).
“El año próximo me especializaré en robótica”, explica Bakhurska a Innovaspain, antes de admitir que una de sus profesoras sí le marcó por su empatía y capacidad pedagógica. “Podíamos contar con ella y pedirle consejo más allá de las paredes aula. Además, nos transmitía optimismo. Empezó a gustarme la tecnología, así que me decanté por el Bachillerato Tecnológico donde, a su vez, vimos temas de electrónica y tecnologías industriales, que me llevaron a la robótica”.
Hablamos con la futura ingeniera durante una nueva edición de Leadingirls, impulsada por FYCMA (Palacio de Ferias y Congresos de Málaga). Durante dos días, el evento ha convocado a más de 4.000 estudiantes de Secundaria, Bachillerato y FP de manera presencial, procedentes de centros de la provincia de Málaga y de otros puntos como Granada, Islas Baleares, Huelva y Cádiz. Además, más de 1.400 se han conectado online para seguir el programa en streaming. Leadingirls se ha posicionado como un punto de encuentro “dinámico, interactivo y motivacional” para promover la elección de carreras profesionales alejadas de estereotipos y fomentar vocaciones en ciencia y tecnología.
Una mujer referente STEAM en la que los chicos y las chicas presentes en la jornada han podido fijarse es Liliya Bakhurska. La joven ha expuesto, desde la normalidad, cómo discurre su día a día, a caballo entre las clases y los laboratorios. Y es que, “al menos un par de tardes por semana”, ejerce como como ingeniera de software en RoboRescue, un proyecto nacido en la UMA en 2019 y compuesto por estudiantes de diversos ámbitos unidos con un fin común: el desarrollo tecnológico-robótico de rescate.
De manera concreta, en RoboRescue ultiman el montaje del robot oruga HORU, cuyo potencial mostrarán en la próxima RoboCup, en Alemania. “La organización nos pide que el robot sea capaz de hacer determinadas cosas, como avanzar por terrenos irregulares, mover objetos, subir escaleras o abrir puertas”. HORU podría resultar útil para acceder a lugares donde una persona no cabe o que entrañen peligro. Equipado con una cámara, el robot es capaz de mostrar si hay personas atrapadas bajo los escombros y así poder redirigir los equipos de salvamento a zonas específicas. El grupo RoboRescue está abierto a patrocinios que les ayuden en dos direcciones: el viaje a la RoboCup y la adquisición de materiales con los que poder ‘rematar’ el desarrollo de HORU.
Liliya Bakhurska opina que la robótica de rescate, al igual que la robótica social, ayuda a abrir los ojos a las bondades del progreso. “Sirven para dejar atrás prejuicios. Los robots no hacen cosas malas salvo que caigan en las manos equivocadas, ya sean torpes o malintencionadas. Hay límites que nunca se deberían traspasar. Lo mismo ocurre con la IA. Creo que es difícil que las inteligencias artificiales tomen conciencia de sí mismas. Evolucionarán como una herramienta cada vez más sofisticada, pero siempre al servicio de los humanos”.
En su ponencia en Leadingirls, Liliya Bakhurska también ha transmitido el mensaje de que las carreras STEAM no son tan fieras como las pintan. “Cuando me tocó elegir me invadió ese prejuicio. Dudé mucho. Pensaba que esto o aquello saldría mal; que no podría avanzar hacia donde me propusiera. Sé que a mucha gente le ocurre lo mismo. Sin embargo, hay quien entra en la carrera con una altísima nota de corte y sacarla adelante les cuesta un mundo. Por el contrario, otros alumnos menos potentes en Secundaria y Bachillerato arrasan en la universidad. La culpa es de la motivación”.
La estudiante lanza otro consejo: “A día de hoy, todos tenemos a nuestro alcance una inmensa cantidad de recursos en todos los formatos para aprender por nuestra cuenta. Ese conocimiento complementario es muy valioso”. Bakhurska sintetiza su mensaje principal en una máxima: “Atrévete a hacerlo, aunque te de miedo”. Y añade: “Si la cosa no sale bien, no pasa nada. Pero si lo logras, entonces ganarás mucho. No intentarlo al menos puede derivar en un gran arrepentimiento”.
En estos tres años, Liliya Bakhurska se ha ‘enamorado’ de la programación, una rama que le era ajena hasta que comenzó su andadura en la UMA. Tanto es así que más adelante le gustaría trabajar en alguna actividad que aúne software y control de hardware. “Me encanta esa mezcla”, asegura.