Lorena Aguilar: "Mis colegas científicos en España tienen problemas similares a los de mis colegas en México"

La bioquímica originaria de Huesca desarrolla cronoterapia contra la obesidad con su equipo de la UNAM
Lorena Aguilar, cronoterapia
La bioquímica española Lorena Aguilar.

La bioquímica española Lorena Aguilar ha descubierto, junto con el equipo que lidera en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, que los ratones que reciben una dieta hipercalórica y desarrollan obesidad, al ingerir la misma cantidad de calorías pero en un lapso de tiempo menor, estos no desarrollan obesidad. Lo mismo busca descubrir en seres humanos. "Si restringes la hora en la que se le permite a los pacientes el acceso a los alimentos, sin cambiar la dieta, simplemente haciendo que dejen de comer a ciertas horas, que restrijan su ingesta a diez horas diarias, eso es bueno para que pierdan peso", explica la investigadora de 39 años, que investiga cuáles son las bases moleculares que están detrás de enfermedades como la diabetes y la obesidad.

A partir de sus estudios en epigenética (el estudio de los mecanismos que regulan la expresión de los genes a través de la interacción con factores ambientales) Aguilar busca diseñar cronoterapias, tratamientos que, tomando en cuenta las características de cada paciente, consideran la hora en que un paciente debe tomar un fármaco. "Trabajamos con ratones para ver cómo implementar fármacos de cronoterapias, en las que estos se administran cuando el organismo está preparado para que su efecto sea más eficaz", detalla. Estos medicamentos, que actúan a nivel molecular, impactan directamente en los mecanismos epigenéticos.

La científica lleva unos años investigando cuáles son las moléculas que están involucradas en la desregulación de los ritmos circadianos, es decir, en los cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo diario y que se ven alterados por la luz y la oscuridad en el ambiente del organismo. El reloj circadiano está presente en todas las células, y su correcta sincronía con el ambiente es esencial para mantener el balance energético, de acuerdo con la investigadora. "Los estilos de vida de las sociedades actuales no nos permiten adaptarnos a nuestro reloj circadiano. Los periodos de sueño son menores, la exposición a pantallas, los ritmos hacen que estos se vean afectados", precisa Aguilar.

Aunque la investigadora considera también que los mexicanos deben hacer un cambio de dieta. En el país de más de 120 millones de habitantes, siete de cada diez personas tiene problemas de sobrepeso y obesidad, lo que trae consigo enfermedades cardiovasculares, hepáticas, cáncer y diabetes. El país ocupa además el primer lugar del mundo en obesidad infantil. En el mundo, el número de casos de obesidad se ha triplicado de 1975 a la fecha. Sin embargo, la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados del país ha aprobado este miércoles que la industria de bebidas y alimentos procesados incluya etiquetas de advertencia sobre los ingredientes que son un factor de riesgo para la salud (como sodio, azúcares y grasas). 

Originaria de Huesca, la licenciada en bioquímica por la Universidad de Navarra, sabe que las oportunidades laborales que su país natal ofrece a los científicos son escasas. "Mis colegas científicos en España tienen problemas similares a los de mis colegas en México", sostiene la investigadora. El rezago en inversión científica es lo que comparten ambos países, según Aguilar. Mientras que la inversión en investigación, desarrollo e innovación en España es del 1,2 % del PIB, en México esta representa el 0,5 %. Pero es en este último país donde ella ha logrado conseguir un empleo como investigadora que le permite conciliar su vida familiar con la laboral.

Tras una estancia en la Universidad de California con Paolo Sassone-Corsi, director del Centro de Epigenética y Metabolismo, en el que investigó cómo algunos factores impactan en la formación de las áreas más compactas del genoma, ella y su pareja, un científico mexicano, optaron por México en lugar de España por las mejores condiciones que se les presentaron entonces. En enero de 2016, ella entró al Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM gracias al programa de incorporación de jóvenes investigadores menores de 37 años, en el caso de los hombres, 39, en el caso de las mujeres. "México sí nos ofreció las oportunidades que estábamos buscando", subraya quien años antes obtuvo una beca del CSIC para hacer el doctorado en el laboratorio de Ferran Azorín, de la Universidad de Barcelona.

Aunque el país azteca le abrió las puertas, sus proyectos actuales se sostienen gracias a la financiación de dos programas europeos, Human Frontier Science Program y el Internacional Centre for Genetic Engineering and Biotechnology.

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