La sobriedad del auditorio Rafael del Pino ha casado bien con la solidez argumental de 10 jóvenes españoles, cuyas ideas les han acreditado lo suficiente para formar parte de un reducido ramillete de elegidos por el MIT (a través de la edición española de su publicación Technology Review) como el talento nacional más innovador y disruptivo, pero también con vías de salida, con aplicaciones prácticas factibles de sus proyectos a corto –o inmediato- plazo. Una cita que en nuestro país cuenta con la decisiva colaboración de Opinno.
La nueva hornada de Innovadores Españoles Under35 supone la sexta edición de la que se ha convertido en una cita clásica de apoyo al emprendimiento. Como explicaba en el arranque del acto Rafael Salazar, responsable de Innovators Under35 en España y Latinoamérica, “el mundo avanza a una velocidad exponencial pero la innovación ha dejado de ocurrir en los lugares tradicionales y vamos hacia una capilaridad en la que la disrupción puede suceder en cualquier empresa y en cualquier país”. Salazar ha ensalzado la labor del MIT para identificar a los innovadores y a las tecnologías que tienen potencial “para transformar las empresas, la sociedad y el mundo”.
En España, forman parte de esta honorable comunidad 60 jóvenes innovadores (de entre más de 300 candidatos). Un 75% de los ganadores han fundado y lideran su propia startup; un 30% de los premiados son mujeres; un 33% de los proyectos están relacionados con la biotecnología y la medicina y un 16% de los innovadores trabaja en el sector de la electrónica y el hardware.
Y aunque como reza el tópico, hoy todos pueden considerarse ganadores (ver info de todos los seleccionados), Javier Jiménez, fundador y CEO de New Born Solutions ha sido elegido como Innovador Under35 español del año. Una propuesta científica con un revestimiento 100% social, ya que propone el desarrollo de Neosonics, un dispositivo médico que permite realizar pruebas no invasivas para ayudar a detectar meningitis en bebés como alternativa a la punción lumbar, un método que entraña algunos riesgos y que no siempre está disponible en entornos con recursos limitados.
El dispositivo permitirá poner en tratamiento rápidamente a niños aquejados de meningitis bacteriana en países en vías de desarrollo; y en países desarrollados, evitará gran parte de las citadas punciones. La Fundación Madrid+D para el conocimiento ya premió está propuesta que cuenta con el apoyo de distintas instituciones sanitarias y científicas como el Hospital La Paz o el propio CSIC. Como recordaba Jiménez en su intervención, “cada día mueren 370 niños en el mundo por culpa de la meningitis bacteriana. Nuestro proyecto quiere reducir ese número hasta el cero”.
Sin abandonar el compromiso, el premio al mejor Innovador Social Under35 de España ha sido para Esther García, cofundadora, directora ejecutiva y responsable de desarrollo de producto de Eneso, dedicada al desarrollo y comercialización de productos para facilitar el acceso a la tecnología de personas con discapacidad. “Cada vez tenemos más dispositivos que hacen nuevas cosas… pero también crece la brecha entre las personas que pueden utilizarlos y las que no son capaces”, apuntaba García.
Su producto estrella es enPhatia, un sistema que permite a las personas con movilidad reducida (o sin ninguna movilidad) en las extremidades superiores poder controlar un ordenador a través de movimientos de cabeza. “Se trata de que todo el mundo pueda usar la tecnología para trabajar, comunicarse, divertirse….”. enPhatia es una de las muchas soluciones de Eneso: material educativo, pizarras digitales interactivas, ayudas a mayores, brazos articulados, dispositivos para facilitar esta interrelación a personas ciegas o con poca visión, juguetes adaptados, etc. “El mundo debe ser un lugar más accesible para todos”, concluía.
Technology Review es algo más que una publicación veterana (nació en 1899); es una Biblia para aquellos que con sus ideas, primero en un papel y después convertidas en éxito, en fracaso o en algo muy distinto del planteamiento inicial, hicieron tambalearse lo establecido. Esos visionarios tienen ahora un campo de acción exigente pero ilimitado porque no tiene fronteras y porque puede beber de tantas fuentes como necesite para crecer. Solo hacen falta ingenio, confianza propia y de terceros y, puestos a pedir, que el MIT no pierda un ápice de perspicacia.