Los daños del conflicto armado en Colombia sobre la llanura amazónica

Un ambientalista de la UN ha investigado las causas de la deforestación gracias a una metodología basada en imágenes satelitales
Deforestación guerra Colombia
Llanura amazónica de Puerto Asís. Fuente: archivo Unimedios.

Los estragos de la guerra en Colombia son enormes: más de 260.000 muertos entre 1958 y 2018, según datos del Centro Nacional de Memoria Histórica, y más de 7.7 millones de desplazados en el interior del país, desde 1985 hasta 2018, según cifras de ACNUR. Pero los efectos del conflicto armado no solo los sufrió su población, también se vieron reflejados en el medio ambiente.

La deforestación de la llanura amazónica colombiana del municipio de Puerto Asís, en el suroeste del país, ha sido uno de los daños colaterales de dicho conflicto. Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado una reciente investigación realizada por Omar Leonardo Coral Taguada, maestro en Medio Ambiente y Desarrollo de la Universidad Nacional de Colombia (UN).

Coral fue notando, desde el 2001, cómo iba cambiando la vegetación de la zona, mediante la metodología Corine Land Cover basada en imágenes satelitales. Entre 2001 y 2013, descubrió que la zona analizada había sufrido una deforestación del 30 % del bosque natural fragmentado (bosques naturales con evidencia de intervención humana), pasando de 33.279 a 9.829 hectáreas, como consecuencia del Plan Colombia.

Este acuerdo bilateral fue suscrito en 1999 entre los gobiernos de Estados Unidos y Colombia, durante las administraciones del presidente estadounidense Bill Clinton y del colombiano Andrés Pastrana para terminar con el conflicto armado en Colombia y combatir el narcotráfico. Se trata no solo de una estrategia militar, sino también política y social.

El investigador de la UN, que ha combinado el análisis de las imágenes satelitales con trabajo de campo, analizó tras la implementación del Plan Colombia, cómo la violencia en la zona provocó el desplazamiento de la gente, cómo recayeron los efectos de dicho conflicto sobre la sociedad y sobre el medio ambiente.

De acuerdo con la investigación, la expansión agrícola fue el principal factor de cambio en la vegetación. “Al tenerse que movilizar y extender la frontera agrícola, obviamente el ecosistema se transforma”, ha afirmado Coral.

La presencia de cultivos permanentes representa entre el 56 y el 64 % de los casos, mientras que la agricultura migratoria y la ganadería entre el 20 y el 32 %, y los procesos de colonización, transmigración y reasentamiento, entre un 36 y 40 %.

“En muchos de esos sectores, que fueron en algún momento destinados a cultivos ilícitos a causa del conflicto interno o motivos de orden público, la gente se ha desplazado a lugares donde los grupos alzados en armas no les molesten”, ha explicado el investigador colombiano.

Imagen satelital de la llanura amazónica de Puerto Asís, Colombia (Foto cedida por Omar Coral).

La propia gente identificó los efectos derivados de la implementación del Plan Colombia como los causantes de cambios en la cobertura vegetal, de acuerdo con una serie de 25 testimonios recogidos por el ambientalista. El abandono institucional hacia el sector rural, en particular el pequeño productor, los elevados costes de producción para sus cultivos, así como los efectos del conflicto armado y social con el fenómeno del narcotráfico fueron algunas de las factores señalados.

Una de las conclusiones del investigador es que las transformaciones en la vegetación no han propiciado las mejores condiciones para mitigar la inseguridad alimentaria, particularmente en la zona rural, por el fracaso de los planes de sustitución de los cultivos ilícitos y por el escaso acompañamiento a los proyectos de desarrollo rural.

La transformación del bosque

Pese a la deforestación en una gran parte del municipio, las imágenes satelitales muestran también un aumento de la cobertura de bosque natural denso, que pasó de 15.172 a 39.719 hectáreas, por el proceso de regeneración natural de los terrenos abandonados por la gente, según ha detallado el investigador. El estudio también mostró el incremento de la cobertura mosaico de pastos y cultivos, que pasó de 2.254 a 8.898 hectáreas, y la disminución de los pastos enmalezados (en 2.977 hectáreas) y del mosaico de pastos con espacios naturales (en 1.520 hectáreas).

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