Los 40 participantes del campamento organizado por Parque Tecnolóxico de Galicia-Tecnópole han podido disfrutar del único campamento tecnológico de verano que se celebra en Galicia. Una tercera edición que ha reunido a chicos y chicas de 12 a 18 años procedentes de Ourense, Vigo, Gondomar y Santiago. Robots inteligentes, sistemas de detección de inundaciones y videojuegos han protagonizado la iniciativa.
A lo largo de la última jornada se han mostrado los proyectos desarrollados en los Tecnópole Technological Workshops (T2W). Prototipos construidos y diseñados a partir de ideas que en la mayor parte de los casos seguirán siendo desarrolladas durante los próximos meses para participar en noviembre en la décima edición de la feria Galiciencia. “Que conozcan la mecánica innovadora, trabajos de investigación, desarrollar la imaginación…”, son algunos de los propósitos de la iniciativa, explica a innovaspain Carlos Pérez, profesor que ha trabajado con los alumnos a lo largo de estos días.
Tras presentar las propuestas innovadoras los equipos se enfrentaban en una competición de cohetes propulsados por agua yaire, diseñados y construidos por ellos mismos aplicando las leyes de Newton y los principios básicos de la aerodinámica. El prototipo considerado como más espectacular fue el de un aerodeslizador, un vehículo a motor que se deslizó por los corredores de Tecnópole lanzando un chorro de aire que le permite desplazarse flotando sobre el suelo mientras soporta el peso de un piloto. “ Los chavales son auténticas ‘máquinas’ a la hora desarrollar proyectos”, ha elogiado el profesor.
La importancia de los retos
El trabajo en equipo y desarrollar el talento son dos de los desafíos más importantes que se ha marcado este tercer año de campamento. “Además de la formación académica que reciben todo el año en el colegio aquí les damos unas pinceladas de cómo afrontar diferentes desafíos tecnológicos”. Los videojuegos ha copado buena parte de los proyectos desarrollados por los equipos. Gracias a lenguajes de programación intuitivos como el Scratch, han logrado crear en estas dos últimas semanas juegos educativos.
El láser fue la otra tecnología estrella de este año. Uno de los equipos desarrolló un sistema para diferenciar el aceite de oliva virgen extra del que no lo es, de manera que al atravesarlo el láser emite uno u otro color. Por su parte, otro de los equipos fue capaz de diseñar un sistema de captura y reproducción de música del móvil al ordenador vía láser.
Pero no todo queda en el campamento. Dos chicas participantes han aprovechado estas jornadas para perfeccionar un proyecto que planean patentar (un sistema de detección de inundaciones a través de un pluviómetro que se llena sólo en caso de lluvias torrenciales y que, mediante un sensor, lanza una señal en el momento en el que el agua llega al borde).
“A los niños les apasiona jugar a videojuegos, pero cuando aprender a crear uno y programarlo les atrae mucho más que la idea de jugar”. Y es que en función de sus edades, todos los participantes trabajaron durante dos semanas en el desarrollo de proyectos tecnológicos con diferentes grados de complejidad. “Buscamos conseguir que lleguen a conclusiones para que hagan sus propias investigaciones”. Un fomento de la capacidad resolutiva e innovadora en la dinamización de la agilidad mental y la creatividad.