Los rectores apuestan por una Universidad que lidere la revolución tecnológica

#Universia2018 coloca la educación a la cabeza de los cambios de paradigma
Foto de familia de los participantes en la clausura de Universia 2018 (Foto de USAL).
Foto de familia de los participantes en la clausura de Universia 2018 (Foto de USAL).

El “contexto de cambio acelerado y constante” en el que vive nuestra sociedad del conocimiento nos plantea “desafíos trascendentales, como el de un crecimiento equitativo y sostenible”, que requieren de una Universidad “que sea capaz no solo de adaptarse sino de liderar el cambio”.

El cuarto Encuentro Internacional de Rectores Universia 2018, celebrado en la capital charra durante lunes y martes, deja sobre el papel la llamada Declaración de Salamanca, un manifiesto conjunto que subraya la necesidad de que los “líderes educativos” encabecen la actual revolución tecnológica e incluso anticipen “cambios de paradigma en función de las nuevas realidades imperantes”.

Los debates surgidos en estos dos días apuntan algunas acciones y programas especialmente relevantes para las universidades, tales como: flexibilizar y aplicar métodos educativos innovadores y repensar los procesos organizativos, administrativos y de sostenibilidad; alianzas, cursos y certificaciones con empresas de diferentes industrias; nuevos y alternativos modelos de certificación e integración con plataformas globales; ofertas formativas híbridas y programas de capacitación y actualización en el lugar de trabajo, en el marco de una formación adaptada a las necesidades del estudiante y que se extiende a lo largo de la vida; nuevas titulaciones, en especial aquellas relacionadas con las ciencias computacionales, la inteligencia artificial, la ciencia de datos y la tecnología; y un mayor énfasis en la educación humanística, así como en las competencias transversales de los estudiantes.

También se asegura que la forma de hacer investigación ha cambiado. Ahora es necesario apostar por un proceso “abierto, participativo y colaborativo”. Esto obliga “a revisar los paradigmas de financiación y evaluación de las universidades y de los investigadores”.

“Finalmente, la investigación debe ser interdisciplinar y abarcar todas las áreas, prestando especial atención a un equilibrio armónico y sostenible entre los avances tecnológicos y científicos, especialmente los más disruptivos, y los valores humanos”, añaden los rectores en el documento.

Carácter social de la educación

También quedan marcadas las “tareas insustituibles de la Universidad”, que pasan por el desarrollo de una ciudadanía crítica, ética y capaz; la creación, transmisión y transferencia del conocimiento que permita afrontar los retos mencionados; y defender el papel de la educación como herramienta decisiva para el porvenir de los pueblos y de los territorios.

Y es que en varias ocasiones del evento se ha insistido en el papel que debe jugar la educación superior a la hora de combatir las desigualdades sociales. En este sentido, la Declaración de Salamanca propone “hacer una reflexión estratégica ante los objetivos de Desarrollo Sostenible, en el marco de una política universitaria de cooperación social, que debe necesariamente incluir aspectos de acceso, equidad, internacionalización y un espíritu innovador y emprendedor”.

“En consecuencia, es fundamental la auto-reflexión, la búsqueda constante de buenas prácticas y nuevas ideas, y una voluntad de adaptarse y de cambiar, para poder seguir contribuyendo de manera contundente al desarrollo social y territorial”, añade.

Rajoy durante su intervención en el acto de clausura (Foto Moncloa).
Rajoy durante su intervención en el acto de clausura (Foto Moncloa).

Rendimiento y recursos

En la clausura ha intervenido el presidente de España, Mariano Rajoy, quien ha avanzado que se va a “dotar de más recursos a los alumnos con un rendimiento más alto” para que “nadie que lo merezca se quede fuera” y que “sean más los que tengan oportunidades”. De esta forma, “los que más se esfuerzan” tendrán “mayores facilidades”.

Por otro lado, Rajoy ha afirmado que los avances tecnológicos “representan una oportunidad ineludible” para avanzar en “la consolidación del Espacio Iberoamericano de Conocimiento”.

Después de señalar que formamos parte de una comunidad de más de 500 millones de hispanohablantes con “un enorme potencial académico, económico y social”, el jefe del Ejecutivo ha destacado la labor del Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española (SIELE). Según ha argumentado, se trata de “una de las señas de identidad del español en la era digital”, que ha puesto en marcha el Instituto Cervantes con el aval de las Universidades de Salamanca y Autónoma de México.

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