En 2012, Lucía Garrido quería regalar algo especial a su madre con motivo de su cumpleaños en una etapa complicada para ella. Sin muchos recursos económicos, y con la idea de dar con algo creativo y original, recordó anécdotas e historias reales con las que su madre las entretenía a ella y a su hermana durante la infancia.
El resultado fueron ilustraciones sobre esas historias que terminaron convirtiéndose en una película de dibujos animados que resumía su vida y su personalidad. Como no podía ser de otra manera, su madre se emocionó con el regalo y a fuerza de enseñárselo a todos los conocidos llegaron los primeros encargos.
Ese año, Garrido había conocido a su actual socia, Laura Assucena y empezaron a trabajar en los proyectos iniciales más como diversión que con la idea de formar empresa. Ambas estudiaban Bellas Artes en la UPV y complementaban su formación en ilustración, diseño o serigrafía con el conocimiento de distintas ramas de la creación audiovisual (animación, guión, proceso de rodaje…), una combinación multidisciplinar que, unida a su amor por lo libros, ha sido fundamental para entender qué es hoy mufubufu.
Fue dos años después de terminar Bella Artes –Garrido estaba trabajando como ilustradora y Assuce cursaba arquitectura- cuando decidieron volcarse al 100% en mufubufu con vistas de poner en marcha un negocio propio. Tras unos meses en el salón de la casa de Assucena como “base de operaciones”, se topan con necesidades que trascienden el ámbito offline. “El proyecto tiene una base tecnológica y necesitábamos a alguien con un perfil técnico”, explica Laura Assucena.
Ese alguien era el desarrollador Pedro Blasco, “un perfil muy complementario al nuestro. Gracias a la plataforma de edición de personajes y al cuestionario interactivo que ha creado, mufubufu ha podido dar el paso para convertirse en ecommerce”, señala Assucena. Además, la filóloga y escritora Gabriela Pavinski trabaja en el proyecto en remoto y ayuda con la creación de los relatos que luego convierten en las películas de dibujos personalizadas.
Según Garrido, el apoyo de Lanzadera (aún están dentro del Programa Garaje de la incubadora de Juan Roig) está resultando fundamental en este proceso. “Somos un equipo básicamente creativo y cuando empezamos no teníamos ni idea de cómo montar una empresa”. Con el objetivo de hacer de su idea un proyecto sostenible en el largo plazo y crecer, en Lanzadera reciben formación en marketing, finanzas o gestión de equipos.
“Además”, añade Garrido, “tenemos a nuestra disposición instalaciones y personas que nos ofrecen apoyo constante y mentoring personalizado. El gran encanto de Lanzadera es el ambiente de aprendizaje continuo que se respira. Ellos nos enseñan a saber si realmente amas a tu proyecto y a entender que para seguir adelante hay que darlo todo”.
Aunque las dos emprendedoras tenían estilos muy diferentes, han trabajado para encontrar un punto común que otorgue personalidad a mufubufu, “casi como si fuera obra de una tercera persona, ajena a nosotras”, dice Assucena. A la buena salud de este ‘acuerdo’ ayuda que comparten muchos referentes tanto a nivel estilístico como narrativo. Es el caso de la película Matilda, la obra del cineasta Wes Anderson o el trabajo de ilustradoras como Beatrice Alemagna, Mar Hernández, Aitana Carrasco o Betsy Walton.
El momento de lo audiovisual, con la proliferación de plataformas y una competencia en la que hay que cuidar más que nunca la calidad del contenido pero también la estética, contribuye a que su filosofía sea mejor recibida. Garrido añade la tendencia a dotar de movimiento a las ilustraciones “como un paso natural” en la obra de muchos artistas. “La forma de conceptualizar lo audiovisual se está ampliando y nos empezamos a dar cuenta de todas sus posibilidades ya que puede jugar con casi todos los sentidos y contar una historia de mil formas diferentes que, al final, es de lo que se trata”.
En febrero, coincidiendo con San Valentín, lanzaron una nueva línea de productos en la que los clientes podían personalizar a los protagonistas, sus nombres, añadir fotografías y una dedicatoria. La primera historia fue “la peli de amor”, pensada para regalos de pareja. Con motivo de el Día de la Madre se pusieron manos a la obra con una peli para mamás. “La verdad es que estos productos han funcionado bastante bien, y hemos recibido mensajes muy positivos de nuestros clientes. También son un éxito los vídeos que nos encargan para proyectar en bodas”, concluye Assucena.