Lydia Cacho es una escritora y periodista de investigación mexicana. Además, es defensora por la lucha de los derechos de las mujeres y de las niñas. Ha escrito numerosos libros como “Memorias de una infamia”, “Los demonios del edén”, “Esclavas del poder”, con los que ha ganado premios como los ALBA/Puffin y el Activismo en Pro de los Derechos Humanos. Lleva 35 años como reportera de investigación y 26 años siendo escritora.
En este nuevo libro, ‘Cartas de amor y rebeldía’, construido de fragmentos de sus diarios personales, diarios de terapias y cartas que le han enviado a lo largo de su vida, se adentra en una nueva forma de narrar, innovando en la escritura biográfica. En su reciente trabajo se observan dos caras, una muy íntima y con una honestidad admirable, y por otro lado una mirada a la vida actual que viven (y en muchas ocasiones sufren) los ciudadanos mexicanos.
En el evento también participaron grandes amistades de la escritora, como la actriz e historiadora Lidia San José, quien conoció a Lydia con solo 19 años. Fue ella quien le introdujo en el feminismo, quien le hizo ver que la igualdad entre hombres y mujeres no era real y que es necesario luchar por la igual de derechos.
San José cree que este libro “tiene maravillosas experiencias, es enriquecedor, no solo como biografía, sino que también enseña a la gente la perspectiva de la vida”. Como detalle, relató una de las cartas del libro, en el que habla de la muñeca Barbie y la sexualización de la mujer, de cómo desde pequeñas instruyen a las niñas para actuar como madres y cuidar de la casa y que sea el hombre el que se encargue de trabajar. Además, destaca otro punto en el que se considera que “la mujer perfecta es delgada y con pelo largo y rubio”. Ante este relato, la actriz, se considera afortunada de tenerla como un referente del feminismo.
Una de las amistades que también estuvo presente es la actriz y embajadora de los derechos humanos de la mujer y contra la violencia de género en las Naciones Unidas en Nueva York, Cecilia Suarez. Es una de las primeras actrices y personas publicas que fue muy valiente, en su país natal, México, para hablar sobre los derechos de las mujeres, principalmente en la violencia obstétrica, es decir, la violencia realizada por profesionales de la salud a las mujeres durante todo el proceso del embarazo incluyendo el parto y el postoperatorio.
Piensa que Lydia “es una mujer fuerte y que es capaz de mostrarse tal cual es en un mundo que actualmente todo son apariencia”. Cree que, en todas las personas del mundo, pero, incidiendo principalmente en las mujeres, existen muchas versiones, pero cree que existe una “yo” inicial que ha dado paso a que existan todas las demás.
Otra de las grandes artistas españolas que formó parte del evento fue Cristina del Valle, cantante del grupo Amistades Peligrosas y defensora de los derechos de las mujeres. Del Valle, junto a Cacho, a quien considera su hermana desde hace muchos años, ha compartido muchos momentos tensos, principalmente persecuciones, secuestros, llevando teléfonos camuflados, en tener todo preparado para salir corriendo de México «por si en algún momento mataban a Lydia y poder tener toda la información necesaria para poder contar cómo hubiese sido su asesinato».
Se conocieron en ciudad de México preparando un viaje a ciudad Juárez, momento en el que Lydia se encontraba entre los estados de Cancún y Puebla detenida durante más de 30 horas con la orden de ser asesinada por el gobernador del estado, desde ese momento nació en la mente de Cacho “Memorias de una infamia”, una historia que actualmente se ha llevado al teatro, considerada una obra sublime en la que expresa la resistencia y resiliencia de una persona inocente que es detenida solo por el simple hecho de reivindicar los derechos de las mujeres en un país dirigido mayormente por hombres.
Del Valle también leyó una de las cartas que Lydia Cacho publica en el libro dirigida especialmente a la cantante, en la que cuenta cómo se sentía en un momento muy delicado de su vida cuando tuvo que pasar por el proceso de la quimioterapia. Un duro proceso, en el que de vez en cuando recae debido a que la amiloidosis, que padeció también su madre, se convirtió en cáncer. Sin embargo, Cacho siempre le pone una sonrisa a esos momentos, sacando su lado positivo en un momento tan difícil de llevar. Eso también es innovación.