En momentos de crisis, lo mejor es reconocerlas, identificarlas y centrarse en las soluciones. Parece la cuadratura del círculo, pero es mejor eso que sentir miedo ante el futuro y que cunda el desánimo. Esta semana he vivido uno de esos coloquios telemáticos, en este caso organizado por Madrid Network, y he comprobado cómo la gente de acción, todos ellos emprendedores o representantes de sectores destrozados por la crisis desatada por la pandemia, empezaban con pesadumbre y terminaban con un buen racimo de ideas para levantar el ánimo, los negocios y el empleo.
Esa es la actitud ante la debacle. Reconocer que no es fácil es vital para animar el ambiente deprimido. Y eso es sencillo. Volver al pasado no tiene sentido en este caso y hablar de cambios de hábitos y costumbres es más complicado. Pero de eso se trata, y la innovación es el verbo que tenemos que conjugar –puede llamarse innovación y también mejora o cambio–. Lo que es verdad es que el aprovechamiento de la tecnología es lo que une todas las soluciones, aparte del esfuerzo y el trabajo, tanto físico como mental.
Allí, en la pantalla, estaba Eduardo Zamácola, presidente de Acotex (Asociación empresarial del Comercio Textil y Complementos) y CEO de Neck & Neck (moda infantil), uno de los sectores más castigados por esta crisis y uno de los más difíciles de poner en pie otra vez porque, según dijo, les ha pillado con seis meses de stock ya pagado y un 70 por ciento de caída de las ventas, una situación complicada de asumir. Descrita esta, que no puede ser más grave en datos económicos y laborales, lo bueno es que articuló una serie de soluciones que, aunque tendrán un precio, animan.
Vamos a ver cómo cambia el concepto de tienda, el concepto de atención al cliente y el incremento del proceso de digitalización del sector. Será interesante seguirlo porque estamos ante una de las revoluciones que marcan época. Ya hay empresas que han cambiado tejidos o han sumado a ellos características especiales. Ya estamos viviendo la existencia de los denominados 'wearable'. Pero ahí no acaba el tema porque también tendremos espejos inteligentes, controles de temperatura corporal e, incluso, una nariz electrónica que detecte la aparición de una persona con virus.
Estaba el presidente de COCEM (Confederación del Comercio Especializado de Madrid), Armando Rodríguez que, con problemas distintos, destacó la incertidumbre de la situación y que ante ella hay que abordar, dijo, "la recuperación de la confianza, que solo se podrá sentir si el Gobierno la transmite adecuadamente". Por otro lado, para David Díaz, de DZ Solutions, es evidente que las soluciones que se necesitan van a llegar de la digitalización y la nueva forma de trabajar que ya hemos estrenado en estos días.
Los cambios que ya se han producido van a continuar y los que intuíamos para dentro de unos años se han acelerado en estos días de confinamiento. Eso es lo que opinan Alberto del Sol, responsable de Vodafone Business y Antonio Cantalapiedra, fundador y ex-CEO de MyTaxi, uno de los primeros ejemplos de éxito en materia de app, en este caso en el sector de la movilidad. En contra de lo que se pudiera prever, después de estos años se ha descubierto que uno de los públicos que más la utilizan, dijo, son personas que, por su edad, no habían tenido contacto con la digitalización.
Para él, lo importante es pensar que el centro de la cadena de valor es el cliente, un concepto que nos centra sobre la utilización del proceso de digitalización. Un proceso en el que queda mucho por hacer, sobre todo, en el sector de pequeñas empresas y autónomos. Hay que seguir los ejemplos de Singapur y Japón donde ya trabajan en lo que nosotros pensamos que son soluciones.
Uno de los sectores más avanzados en el tema es, sin duda, el financiero, sobre todo el bancario, como lo demuestra el caso de Evo Banco que ha crecido en estos días, según declaró su portavoz Paz Comesaña. Esta certificó el cambio que ya se ha producido, y en todas las edades. "Lo que hay que hacer –dijo–, es tener los productos adecuados para servir al cliente".
En resumen, el cambio ha llegado antes de lo previsto. Y en eso hay que trabajar para restablecer cuanto antes el tejido empresarial como el factor esencial para afrontar la crisis que ya se ha producido. Afortunadamente, la crisis vivida ha aportado una serie de redes que, precisamente, están diseñadas para ayudar al que no sabe en el mundo de la digitalización, y son las pequeñas empresas y autónomos los que pueden demandar estos servicios creados. Si además esto es un acicate para que se produzcan acuerdos que hagan las empresas más grandes, será el motor del gran cambio que necesitamos. En esta situación es muy complicado cuando el 99, 9 de las empresas son pymes y mucho más de la mitad no llegan a diez empleados. Es un momento que hay que aprovechar y la legislación ayudaría mucho. Un reto más.