El turismo necesita soluciones innovadoras si queremos mantener la principal industria nacional. Como era de prever, ese es el punto crucial sobre el que se basa cualquier solución económica para el país, después de superar la trágica fase sanitaria. Más de 80 millones de turistas es un apartado económico vital para el sostenimiento económico de España, como cualquiera puede imaginar.
Todos los expertos a los que hemos escuchado basan el resurgimiento en la innovación y en muchos frentes pero, sobre todo, en dos: seguridad y gestión. Seguridad para asegurar el control radical de los posibles contagios, conscientes, como son, de que una vacuna no estará disponible en los próximos 24 meses. Gestión para completar la digitalización de la larga cadena de empresas que está ligadas al sector. Nuevas ideas para nuevos tiempos que, precisamente, no se presentan muy fáciles.
Los dos necesitan imaginación para que el sector más importante de la economía española pueda cortar la sangría que está produciendo la ausencia de turistas. La pérdida diaria de 500 millones de euros, que dijo Carlos Abella, secretario general de la Mesa de Turismo, en la reunión organizada por Madrid Network. Una situación crítica.
Precisamente en esta misma semana hemos conocido el primer “desembarco” de un contingente de turistas y de su opinión puede depender el año. Es decir, la comunicación va a ser crucial, tanto para contar lo que se hace como para frenar críticas infundadas que puedan surgir por intereses contrapuestos.
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Personalmente, creo que vamos con un cierto de retraso en esta materia. Esto no se soluciona con campañas de publicidad y no veo una dirección en ese sentido. La otra parte es la económica. El sector, desde diferentes organizaciones, ya han pedido la reducción del IVA al 7 %, la prolongación de los ERTES, el aprovechamiento, por ejemplo de los viajes del IMSERSO, la prolongación del tiempo de avales, que vencen a un año, etcétera. En juego están tres millones de puestos de trabajo.
Debemos mostrar el liderazgo que tenemos en este sector a nivel mundial y es lógico que las empresas reclamen la atención de las administraciones, empezando por el Gobierno y las Cortes. Comentaban que parece un vacío desafortunado que en la Comisión de reestructuración no esté la ministra de Industria, Comercio y Turismo, el 40 % del PIB español.
La tarea es enorme porque, en el menor tiempo posible, la investigación del sector debe estar dirigida a ofrecer patrones muy diferentes de vacaciones o viajes. Carlos Jacoste, CEO de Discoolver, apuntó hacia nuevas formas de hacer turismo, que ha estado muy centrado, por ejemplo, en lo monumental, en el caso de las ciudades. Es probable que todo necesite de nuevos conceptos. En ocasiones, decía Gonzalo Mateos, fundador y CEO de la consultora Expansión y Estrategia, hay muchas empresas que no tienen en cuenta cómo se distribuyen los gastos de sus acciones; es decir, que el sector tiene que revisar su cultura económica para hacer frente a una situación de emergencia como en la que estamos.
Nos tenemos que volver a concienciar que el turismo es nuestro petróleo y que, sin él, somos un país pobre. Soluciones para el turismo y para el resto de los sectores porque todos están en parecida situación. Me gustó el nombre de “Economía compartida higienizada” que puso Manuel Orejas, director de Marketing de Arval, una de los gigantes de la movilidad, que, en nuestro caso, tiene que ver mucho con el turismo, a la situación actual. Mientras que escribo estas líneas Cristina Garmendia, presidenta de Fundación Cotec, comenta en el Congreso, que las bases de reconstrucción hay que hacerlas sobre el talento y es así. Por eso lo reclamamos para el turismo que, probablemente, es el sector que lo tiene más complicado y al que menos atención se le presta.