Este reportaje ha sido publicado en el Anuario de la Innovación en España 2016.
“Estamos inmersos en la construcción del relato de Madrid como ciudad innovadora; queremos desarrollar proyectos que se correspondan con el modelo de ciudad que queremos, un lugar que no base su crecimiento en un urbanismo desmesurado sino en que el ciudadano se sienta bien en todos los barrios”. Esta esperanzadora declaración de intenciones es expresada con firmeza por Roberto Sánchez, director de Innovación y Promoción del Ayuntamiento de Madrid, encargado de desgranar a esta publicación las fases que comprende ese ‘mudado de piel’ que vive la capital para convertirse en otra cosa sin perder el aura de gran poblachón de puertas abiertas.
Forjado en la primera línea en el diseño y ejecución de la política tecnológica de la administración –Ministerio de Economía, Ministerio de Industria- y la empresa privada –experto en ‘teleco -trabajó entre otras para ONO, hoy Vodafone- Sánchez admite que si bien Madrid se encuentra por debajo de Londres o París, en materia innovadora supera a muchas de las capitales europeas. Sin embargo, en el caso de la capital, algunos errores a la hora de explicar a la opinión pública qué políticas de innovación se estaban siguiendo, han mermado la imagen general de la ciudad como referencia europea en trabajos, por ejemplo, relacionados con el efectivo desarrollo del concepto Smart City donde, como afirma Sánchez, se han hecho muchas cosas “pero no se han comunicado; Madrid no existe como ciudad innovadora no porque no lo sea, sino porque no se ha contado. Esto no significa que no haya que seguir mejorando, no nos vamos a conformar con lo que tenemos, queremos hacer mucho más”.
El cambio en los últimos meses es evidente. La celebración de eventos como The South Summit, Global Robot Expo, Futurizz, Digital Entrerprise Show o Sónar+D y una sana intención de estrechar lazos con los grandes actores a escala global como Google, con Campus Madrid, o Microsoft y el Centro de Innovación Deportiva, que el gigante de Bill Gates puso en marcha en pleno corazón de la ciudad, son buenos ejemplos de que se está trabajando en distintas direcciones, incluyendo las relaciones públicas. Un caldo de cultivo en el que la influencia de Telefónica es palpable en pleno corazón de la capital con la frenética actividad del Espacio Fundación Telefónica o Telefónica Open Future, donde BBVA decidió hace tiempo poner en marcha un centro de Innovación en Chamberí y Banco Santander abre las puertas de su ciudad de Boadilla del Monte cada vez con mayor frecuencia al emprendimiento digital más trasgresor. Mientras tanto, y con otras metodologías igualmente necesarias, veteranos de la escena en ese darle la vuelta al ejercicio de prosperar, de lo multidisciplinar, de la economía colaborativa o de sentar las bases para que la vida cotidiana sea más fácil al margen del sector productivo se han beneficiado de la madurez teórica y práctica de la generación que los impulsó. Matadero, Medialab Prado, La Casa Encendida… Lugares demonizados por cierto hipsterismo – el postureo está ahí, es innegable- han comprobado cómo sus programas han gozado de un reconocimiento progresivo por parte de públicos cada vez más amplios.
El pegamento de todo esto es una formación que ha ido afinando el tiro a medida que surgían, primero con cuentagotas, después sin freno, nuevas disciplinas de la que, ¡sorpresa!., era posible vivir. Más allá del sabio consejo que reza que hay que aprender sin descanso durante toda la vida, lo cierto es que nadie duda ya de que vivimos una especie de nuevo Renacimiento, esta vez conectado, en el que no hace falta dominar diferentes áreas de conocimiento, pero sí muy conveniente. Por otro lado, y para dotar de sentido tantos esfuerzos, los últimos años han sido testigo de un incremento de la concienciación ciudadana, de querer recuperar espacios, de influir en lo que sucede en la calle. Políticas aparte, la democratización del conocimiento tecnológico o el acceso a las redes sociales -utilizadas fuera del ámbito del selfie- también traen de la mano que la administración haya de tener en cuenta con mayor ahínco que los errores del pasado en la gestión están más ‘a la vista’.
Que La N@ve de la Innovación haya visto ahora la luz parece por tanto lo mejor que podía ocurrirle, un ejercicio de sensatez que supone que el gran espacio de Villaverde se incorpora a una corriente en marcha mientras que, un lustro atrás, con el patio más revuelto, se habría visto en la obligación de tirar de un carro sin carga útil.
Sin reproches
Sánchez explica cómo en los últimos tiempos la innovación ha tomado posiciones más lógicas dentro del escalafón municipal. “Lo fundamental es que la innovación que se hacía desde el ayuntamiento anterior estaba dispersa al no existir una unidad de criterio, de coordinación”. Sí contaban con una subdirección de Innovación que ahora depende de la Alcaldía para que su impulso sea ordenado. “Queremos prestar un servicio a la ciudad de una manera mucho más innovadora o, dicho de otra manera, mucho más eficaz; ese es el proceso”- añade el responsable, que prefiere mirar hacia delante sin cargar las tintas contra el equipo de Botella y otros predecesores en el cargo. “No había un déficit en I+D, pero lo que hacían unos, no lo sabían otros; necesitábamos unidad y dirección y lo que ya funcionaba se ha mantenido, no hemos cometido el error de desechar esos proyectos”. Entre los mismos, Sánchez destaca la plataforma informática de Smart Cities MiNT, de IBM, o el control de flota de la Empresa Municipal de Transportes. “No hemos construido sobre lo hecho; creamos este nuevo departamento para canalizar lo acometido y lo que venga”.
Dos direcciones y un punto de confluencia
Desde el consistorio entienden la innovación como parte de dos grandes bloques. El primero, definido por Sánchez como ‘intrainnovación’, o del Ayuntamiento para el Ayuntamiento, atiende a un incremento de la eficacia de los servicios al ciudadano. Por otro lado pretenden modificar de raíz algunos conceptos. “Tenemos que facilitar que cualquiera pueda desarrollar su proyecto generando espacios, pero también entendiendo que la propia ciudad en su conjunto es un laboratorio de innovación”. Junto al éxito de Car2Go, Sánchez expone algunos detalles del que es otro de estos proyectos-piloto: La Última Milla. “Los grandes tráileres llegan a un centro logístico ubicado en Legazpi desde el que las mercancías son distribuidas en furgonetas eléctricas cero emisiones”.
La confluencia de ambas estrategias en un nuevo modelo de compra pública innovadora, valiente y de mayor implicación. “En lugar de dar subvenciones ofrecemos contratos que compran el desarrollo de una solución o un producto. Conectamos así con los emprendedores externos, que ayudan a que el Ayuntamiento solvente necesidades. Es más que una retroalimentación; compartes riesgos, estamos junto a la empresa en lo bueno y en lo malo”. Una metodología que no excluye a las grandes corporaciones, “que ya tienen sus métodos”, pero que está más dirigida al mundo PYME. “No ofrecemos ayudas económicas directamente, pero si tienes una idea, y nos interesa, cuéntanosla y quizá te la compremos”.
La innovación va por barrios
“Aunque La N@ve será el epicentro de parte de la actividad, nuestra voluntad es que ‘pasen cosas’ en todos los distritos”- señala Sánchez. “En esta administración queremos descentralizarlo todo, no nos interesa que, por ejemplo, el turismo se desarrolle sólo en la almendra de la ciudad, pretendemos que otros barrios empiecen a recibir a gente que acude a disfrutar o a trabajar”- añade. Todo pese a que, hasta la fecha, el centro ha sido el gran beneficiario de estos espacios de progreso –MediaLab Prado, Matadero, International Lab- salvo contadas excepciones como el Smart Lab (en la zona de La Vaguada) o la propia N@ve.
Dentro de esta filosofía, Sánchez vuelve al principio de nuestro encuentro para recordar que el interés del equipo de gobierno aboga por ‘meterle mano’ a zonas deterioradas de la ciudad en lugar de promover el crecimiento de áreas nuevas. “Son barrios del periodo que oscila entre las décadas de los 50 y 80, cuando no existían normas de edificación, enclaves que hay que regenerar urbanísticamente y hacer más habitables”- explica antes de aclarar que estos planes cuentan con los vecinos actuales a diferencia de otros lavados de cara del centro histórico, tan revalorizados después, que desnaturalizaban su propia esencia y la de los que en ellos vivían, que paulatinamente se fueron marchando dando paso a tiburones inmobiliarios. Una renovación con otros mimbres para la que Sánchez lanza una llamada a propuestas vinculadas a la movilidad, los nuevos materiales, la limpieza energética, etc. En este sentido se espera que La N@ve –“que no queremos que se limite al desarrollo de aplicaciones móviles”- sea un hervidero para estos proyectos y dar lugar, en definitiva, a una Smart City integral.
El objetivo de esta firme apuesta es generar una espiral positiva que por fin haga reconocible a Madrid como referente de ciudad innovadora. “El retorno es indirecto, no puramente económico”- advierte. “En lugar de desarrollar proyectos, queremos que esos proyectos innovadores generen economía industrial de talento y puntera”- concluye.