Magdalena Cordero llegó a Luxemburgo la noche del 22 de junio de 1998. No era una noche cualquiera. La víspera de la Fiesta Nacional el cielo de la capital del país se llenaba de fuegos artificiales. Aquel fue un prólogo luminoso a más de dos décadas en la primera línea. Matemática de formación, Cordero es la actual directora de Información, Entorno de Trabajo e Innovación en el Tribunal de Cuentas Europeo.
En el organismo ha liderado la digitalización de los procesos. Una transformación que ha ayudado a asegurar la actividad durante el confinamiento. “Nos hemos demostrado a nosotros mismos lo mucho que somos capaces de hacer en remoto. De no ser a marchas forzadas, algunos cambios habrían costado años en lugar de semanas. Queda mucho por hacer, pero vamos en la buena dirección”.
En una organización cuya esencia es la de buscar y analizar los riesgos, pero no asumirlos, Magdalena Cordero admite que el principal escollo ha sido que una nueva cultura calara entre los auditores. “Los informáticos tuvieron que ganarse la credibilidad de otros departamentos con evidencias y propuestas creativas”.
El valor de la confianza
De paso, Cordero aplicó parte de su filosofía de trabajo al depositar su confianza en gente cuyo talento pasa desapercibido “con más frecuencia de la debida”. “Siempre he creído en las personas. En 2017, con escasos recursos creamos un laboratorio de innovación. Teníamos un espacio físico, pero la clave fue la comunicación”.
Lanzaron un mensaje a auditores y analistas para explicar a los interesados cómo hacer un uso más inteligente de los datos. Y funcionó. “Cada viernes juntábamos a auditores con problemas e ingenieros IT con ganas de resolverlos”. Aquella aventura inicial fue bautizada como ECAlab, y hoy es una pieza clave en la modernización de Tribunal de Cuentas.
Magdalena Cordero añade que también fue vital compartir el conocimiento que adquirían para beneficiarse de una corriente favorable. “Junto a la Universidad de Pisa organizamos un curso de verano sobre Auditoría Digital con los mejores ponentes posibles. Acudieron representantes de 16 estados miembros y muchos de ellos replicaron ECAlab”.
Cambio de chip
“Cuando tus iguales se mueven -añade Cordero- es muy sano obligarse a avanzar. Entonces llega el verdadero cambio. Las esferas más altas de la organización consideran las nuevas ideas y todo comienza a rodar de forma estructurada. La transformación digital es ahora un elemento estratégico clave en el Tribunal”.
¿Y a partir de aquí? “Parte del trabajo es tranquilizar a los auditores ante los ritmos que impone el avance tecnológico. Es normal que teman que un robot les sustituya o que no cuenten con las competencias suficientes para el desempeño de su trabajo. Pero los auditores siempre existirán. Su papel será juzgar los resultados, emitir opiniones, dar recomendaciones, analizar riesgos, etc. Por ello, hay que invertir mucho esfuerzo en promoción, en formación y en transparencia”, señala Magdalena Cordero.
Tecnologías útiles
En la era digital, y más allá del contexto derivado de la expansión del SARS-CoV-2, gran parte del trabajo de auditoría puede ser desempeñado sin necesidad de desplazarse. “Al trabajo remoto hay que añadir la automatización, principalmente en auditoria financiera”, apunta Cordero. Es así como en el Tribunal de Cuentas Europeo han introducido RPA (Robotic Process Automation) que permiten al auditor dejar de lado tareas repetitivas y centrarse en la complejidad del análisis.
En terreno blockchain, Cordero avanza que han lanzado un proyecto para la creación de un registro de las evidencias que se está desarrollando junto con los países de la UE dentro del EBSI (European Blockchain Infrastructure Services). Una vez finalizado podrá ser utilizado por todos los beneficiarios de fondos europeos.
También experimentan en el “vasto campo” del análisis de datos. “Lo hacemos sobre todo con técnicas para procesar información no estructurada -textos, imágenes- como text mining, machine learning o process mining, combinadas con otras más clásicas de análisis estadístico de datos.
Magdalena Cordero añade que, si el papel de los auditores es el de generar confianza, uno de los grandes retos de este colectivo no será aplicar Inteligencia Artificial, sino ser capaz de auditarla. “Adquirir el conocimiento suficiente para poder afirmar que un determinado algoritmo incluye sesgos nocivos, o que no cumple con ciertas normas éticas. Es una tarea compleja. Los auditores tienen que empezar a prepararse ya porque es un tema que avanza rápido. Algunos países ya abordan el asunto con determinación”.
La transformación de otros organismos europeos
Magdalena Cordero recuerda que, pese a que no es lo mismo el Banco Central Europeo que el Centro de Investigación de Ispra, el grado de adaptación a la tecnología de estas instituciones es elevado. “Colaboramos mucho. La unión de todas nuestras fuerzas es un ejemplo de progreso”.
La nueva Comisión Europea ha situado la Digitalización como una de sus prioridades para el periodo 2020-2025. El objetivo, explican, es que la tecnología esté al servicio de las personas, conseguir una economía digital justa y competitiva y fomentar una sociedad abierta, democrática y sostenible. “La UE quiere posicionarse como líder mundial en economía digital. La elaboración de normas que se convierten en estándares internacionales, como el RGPD, son ejemplo de ello”. Cordero va más allá en su reflexión en torno a esta estrategia comunitaria. “Elaborar normas tiene poca rentabilidad económica, así que con esto Europa demuestra que está anteponiendo los valores humanos y sociales a los económicos en el tema de la digitalización”.
Luxemburgo, una garantía
El Tribunal de Cuentas ha progresado en un entorno favorable. “La apuesta de Luxemburgo por la tecnología ha sido clara”, afirma Magdalena Cordero. “No son decisiones tomadas solo para transformar el funcionamiento del país y sus servicios. Desarrolla y vende software de infraestructura”.
El impulso viene de arriba. En 2014, el Gobierno lanzó la iniciativa 'Digital Lëtzebuerg' para que el país ejerza como centro de excelencia de alta tecnología. “Desde entonces, las tecnologías de la información crecen a un ritmo mucho más elevado que el resto de los sectores”. Para entender este éxito en su conjunto, Cordero añade que la economía luxemburguesa se basa en negocios altamente digitalizados. “El sector financiero, la logística (con Cargolux, la mayor compañía de cargo aéreo y el sexto centro de carga de Europa), la gestión de telecomunicaciones (con SES, su propia empresa de satélites), y la producción y distribución audiovisual. Todo esto lo combinan con su capacidad para fomentar la innovación, facilitando la creación de start-ups, en particular para incubar soluciones Fintech”, concluye la responsable del Tribunal de Cuentas.