- ¿Por qué innovar si puedes copiar? Apple no inventó el mp3, ni McDonalds su sistema ni Visa o Mastercard la tarjeta de crédito. El profesor Shenkar calculó que el 97,8% del valor de las innovaciones va a los imitadores, que además, cada vez son más rápidos.
- ¿Por qué innovar si puedes comprar la innovación a otros? Bien integrando a otros en tus productos, bien comprando empresas prometedoras à la Silicon Valley… con dinero puedes convertirte en un empaquetador sin tener que ensuciarte las manos y sin pruebas y errores. Todos pensarán que tú eres el innovador. O mejor, incluso puedes desactivar la innovación que te inquiete. Que parezca un accidente.
- ¿Por qué innovar si puedes simular ser innovador? En colchones, yogures, cremas de belleza y pulseras de silicona se han superado aparentemente grandes hitos científicos que por algún prodigio han pasado inadvertidos a la comunidad de investigadores y al comité Nobel. Más publicistas y menos ingenieros, eso es lo que hace falta.
- ¿Por qué innovar si las mejores ideas no tienen éxito? Puedes acertar en todo pero llegar demasiado pronto o demasiado tarde. La originalidad, la brillantez en resolver el problema, no vale nada sin la oportunidad. Además, multitud de fuerzas sutiles en la competencia o en la difusión de lo nuevo hacen que muchas veces triunfe y se prolongue lo subóptimo, como el teclado qwerty, el VHS, la radio AM o el IPv4.
- ¿Por qué innovar si incluso el éxito no garantiza la recompensa? Ni la fiscalidad ni los derechos de propiedad industrial o intelectual son demasiado benevolentes con el innovador ni adaptados a los tiempos. Además, muchos líderes innovadores han demostrado tras su triunfo ser después pésimos gestores.
- ¿Por qué innovar si juegas en desventaja? Por ejemplo, en España las microempresas son más del 95% del tejido empresarial y no pueden acceder ni al mejor talento (que es mercenario) ni a los medios adecuados (que suelen poseer los incumbentes). Por qué innovar si está Silicon Valley. Que inventen ellos, decía Unamuno.
- ¿Por qué innovar si los inversores prefieren que no lo hagas? Los frutos de la innovación tardan años en aparecer cuando aparecen. Los inversores pueden cambiar su dinero de sitio en décimas de segundo, y no se fían. Prefieren ordeñar su inversión y saben que un ahorro repercute inmediatamente en los balances. Es más seguro recortar para aumentar los márgenes al momento.
- ¿Por qué innovar si nadie sabe cómo hacerlo? En la empresa, la cultura se desayuna a la innovación todas las mañanas. Un repaso rápido a los éxitos y fracasos indica que no parece haber método en esa locura que lleva a nuevas cosas. Con la innovación pasa como con el subconsciente: nunca podremos saber lo bastante sobre ellos… por definición. En Amazon hay más de 60.000 libros sobre innovación, lo que es más indicio de saber poco que de saber mucho.
- ¿Por qué innovar si quizá basta con desear? El éxito mediático y editorial “The secret” ha conseguido vender la idea de la “ley de la atracción”, según la cual “todo lo que pasa en la vida, tú lo atraes por las imágenes que mantienes en tu mente”. Una consecuencia es que para tener una vida con éxito, basta con visualizar tus deseos. Si no lo tienes, es que no te esfuerzas lo bastante en visualizar.
- ¿Por qué innovar si es un agobio? Innovar siempre acaba degenerando en trabajo duro. Pronto pasa la fase de fantasía y ensueño. Innovar puede convertirse en una forma de obsesión, un cuadro clínico con efectos secundarios como el estrés por el riesgo de ruina, el sacrificio… y los enemigos. Pues como advertía Maquiavelo “todo innovador tiene como enemigos a cuantos se beneficiaban del viejo orden, y sólo la tibia amistad de quienes se benefician con lo nuevo”. Te considerarán loco, traidor, soberbio o simplemente un peligro.
- ¿Por qué innovar si es peligroso para el mundo? Si “innovar es encontrar una solución donde nadie sospechaba que había un problema”… ¿por qué no dejar las cosas como están y dejarse de complicaciones? Sin ir más lejos, en buena medida la crisis económica la ha traído la innovación en productos financieros. Del Popol Vuh al Unabomber, los luditas nos advierten de los peligros de la innovación tecnológica sobre la ecología y la sociedad. El colapso nos llevará a la edad de piedra. Pero quizá eso sea mejor que la alternativa optimista: el “transhumanismo” que proponen algunos que imaginan cómo nuestros cerebros se descargarán en sistemas tipo Matrix para ser inmortales.
Sólo hay dos pequeñas fisuras en este razonamiento, que nuestros esfuerzos no han sido capaces de desmontar. Pues pese a todo:
- Todas las empresas que en el tiempo sobreviven y crecen han innovado de una u otra forma.
- Nada hay más divertido que hacer lo que nadie ha hecho antes.