Durante los Felices Años 20, el mundo vibraba. El jazz, la radio o el Ford T son algunos de los símbolos de una época en la que nacía un estilo de vida más libre y moderno. El presidente de Merck España, Manuel Zafra, se detenía ayer en un año concreto de aquel periodo mágico: 1924, cuando la farmacéutica alemana abrió una pequeña oficina comercial en España, en la barcelonesa calle Bailén. “Empezaban a gestarse los primeros movimientos para la liberación de la mujer, fue inaugurado el Metro y se vislumbraba la Expo Universal de 1929, donde Merck ya contó con un stand propio”.
La compañía, con más de 350 años a sus espaldas, celebró ayer en la Real Fábrica de Tapices, en Madrid, su primer centenario en el país. “Fue un tiempo de pioneros obsesionados con el progreso. Ellos pasaron de las fórmulas magistrales de producción artesanal a fármacos más avanzados y reactivos químicos para la realización de análisis. Barcelona ocupó el centro de la industria farmacéutica española”.
Zafra echaba la vista atrás “sin nostalgia”, mirando al futuro «como el que tiene mucho por andar, preguntar y preguntarse». “Porque hacer y hacerse preguntas es el principio del conocimiento, la palanca de la innovación, la llave del progreso”. El presidente de Merck España detallaba los avances de la empresa en tres áreas: Healthcare, Life Science y Electronics.
«Hemos ayudado a traer al mundo más de 3.5 millones de bebés»
En 1974, Meck inauguró sus primeras instalaciones en Mollet del Vallès (Barcelona), donde hoy cuenta con dos plantas. Una de ellas está dedicada a la producción farmacéutica, y se ha especializado en tecnologías avanzadas de producción de sólidos, efervescentes y antibióticos. La planta de producción química es una planta multipropósito de síntesis orgánica que fabrica distintos principios activos para todo el grupo: cosméticos (repelente de insectos o filtros solares), excipientes para la industria farmacéutica y principios activos farmacéuticos.
A lo largo de la década de los 80, Merck situó el foco en otras de sus fortalezas: la investigación en inmunología y oncología. También pusieron en marcha la planta de biotecnología de Tres Cantos (Madrid), una de las siete de estas características que Merck tiene en todo el mundo. La planta exporta el 100 % de su producción y abastece al mercado mundial de la hormona de crecimiento recombinante (r-hGH). El 80% de los tratamientos de fertilidad de Merck comercializados en el mundo se producen en Tres Cantos. “Ya hemos ayudado a traer al mundo a más de 3,5 millones de bebés”.
Cultura innovadora
El directivo afirmaba que el buen estado de forma de la empresa se debe en gran parte a una cultura innovadora con la que pretenden “dejar la mayor huella posible en las personas, y la menor en el medio ambiente”. Más datos: en España Merck da empleo a más de 1.300 personas. El país está en la cuarta posición en Europa entre los que más volumen de negocio generan dentro del área de healthcare.
“Esta fuerte presencia industrial contribuye al progreso del país”, asegura Manuel Zafra. Hay más: cada año, Merck impacta en la vida de 2,2, millones de personas en España y la filial participa en el 85 % de los ensayos clínicos que el grupo tiene activos en todo el mundo.
El presidente de Merck España añadía que, por cada nuevo empleo que crean, son generados 2,9 puestos de trabajo, ya sea de manera directa, indirecta o inducida. En grupo ha invertido más de 120 millones en las plantas españolas durante los últimos 4 años. Pero, según Zafra, el impacto económico debe verse acompañado de impacto social. “Uno no se entiende sin el otro. Es nuestra obligación”.
Impacto social
En esta línea, Merck participa, junto a otras corporaciones, en el programa ClosinGap, una iniciativa que ambiciona eliminar las brechas de género con investigación, análisis y cuantificación de las mismas. “Según el último índice de ClosinGap, al ritmo de cambio actual, tardaríamos 39 años en solventar el problema”.
Con la mirada en los cuidadores no profesionales, Merck creó hace más de 4 años el programa Embracing Carers para “cuidar a los cuidadores”. El proyecto pretende comprender mejor y apoyar las implicaciones emocionales, financieras y de salud que supone ser un cuidador no profesional.
Merck España colabora con la comunidad científica española mediante formación, becas, herramientas y servicios; y los propios empleados de la compañía reciben de media 108 horas de formación al año. “Las personas son el corazón de las empresas”, aseguraba Zafra. El responsable de la empresa ponía en valor que la diversidad, también de edad, es una de las bazas del grupo. “Conviven cuatro generaciones de trabajadores. Impulsamos y atraemos talento joven, y nos enriquecemos con talento senior”.
En materia medioambiental, el compromiso global de Merck es la reducción de las emisiones de CO2 en 2030 en un 50 %. En España, emplean energía 100 % renovable. Además, eficientan las rutas en el transporte de sus terapias y apuestan por la economía circular en la gestión de agua y residuos. “Estoy seguro de que los próximos 100 años que hoy comienzan, serán aún más vibrantes y llenos de oportunidades”, concluía Manuel Zafra.