Los datos vinculados al coronavirus (consulta nuestro especial) se multiplican a medida que evoluciona la pandemia. Lo oficial se mezcla con las previsiones o con cálculos que bordean lo intuitivo. Mientras, las cifras que nos llegan sobre el recuento de víctimas o el número de infectados carecen de homogeneidad. Los gestores de la crisis han demostrado que, por el momento, no están capacitados para ‘peinar’ el país y lograr una fotografía más nítida de la situación.
Ante este escenario, han surgido alternativas con el ánimo de contribuir, al menos, a acumular datos nuevos. Estas propuestas buscan ayudar a afinar el análisis y a diseñar planes de acción a medida. Es el caso del 'Mapa real del coronavirus', un proyecto altruista de innovación social en el que la ‘fuente’ informativa son los ciudadanos. El objetivo último es definir la verdadera expansión del COVID-19 en cualquier país, región o ciudad en base a datos reales.
La iniciativa es resultado de la suma de fuerzas de dos empresas sevillanas que ya habían colaborado en otras ocasiones: la consultora de innovación Dinngo y ZuinqStudio, estudio de desarrollo de software. Como explica Rocío García, CEO de Dinngo, el proyecto pretende alzarse como una herramienta que complemente la información recopilada por los organismos sanitarios. “Cada persona pone su grano arena sin comprometer su privacidad. Los ciudadanos generarán y aportarán información riquísima y esencial. Ayudarán así a fundamentar decisiones en su propio beneficio”.
Cómo funciona
El ‘Mapa real del Coronavirus’ opera sin necesidad de utilizar la geolocalización o la publicación de información comprometida. Para sustentar la veracidad de los datos, solicita a los participantes su DNI, que es validado y posteriormente cifrado antes de guardar los datos.
Este sistema de seguridad, creado por el Centro Nacional de Inteligencia de Estados Unidos, es común en el campo de las bitcoins. “Impedimos asociar los registros a personas concretas. También eliminamos la posibilidad de una fuga de información que pudiera hacer visibles datos personales y ponerle cara a infectados por el COVID-19”, añade Rocío García.
Utilidad
El mapa acaba de echar a andar y ya supera el millar de registros pero, ¿cuánta información ha de atesorar para multiplicar su valor? A muchos nos empieza a sonar una cifra: 62.400. Según un estudio del Instituto de Salud Carlos III, se trata de una muestra representativa de personas a las que practicar un test de detección y así conocer mejor cómo se ha expandido el virus.
“En nuestro caso, nos planteamos como objetivo llegar a un mínimo del 20 % de la población española”, apunta Rocío García. “Identificaríamos posibles nodos de asintomáticos y no asintomáticos invisibles hasta ahora. Permitiría a Sanidad realizar tests focalizados en estos puntos y estimar el nivel de inmunidad logrado”.
Recorrido del mapa
La emprendedora asegura que rellenar el formulario de participación requiere menos de 15 segundos. “Si todos salimos a aplaudir a las 20:00H, podríamos pedir que en cada Comunidad Autónoma todo el mundo cumplimente el formulario a una hora determinada. La respuesta sería masiva”.
Rocío García va más allá, y afirma que, independientemente del apoyo que les preste la administración, le gustaría que el Gobierno hiciera suya la plataforma. “Extraería su máximo potencial. Con el respaldo institucional, sería posible solicitar datos de contacto, protegidos por blockchain. Se incrementaría la utilidad de los registros de cara a atinar en la realización de test de COVID-19”.
Mientras tanto, el siguiente paso será habilitar la creación de perfiles ‘admin’ que desde distintos organismos alimenten la base de datos “mediante la subida sencilla y segura de archivos CVS”. “En la España vaciada y desconectada -añade García- pretendemos que los ayuntamientos cuenten con administradores que puedan realizar registros por teléfono”. El proyecto está centrado en España, pero ya han mostrado su interés México, Chile, Colombia, Perú y Argentina.