Quién le iba a decir a los bateeiros hace unos años que sus particulares embarcaciones iban a parecerse más a una película de Star Wars que a las bateas «de toda la vida». Y es que este sector artesanal, gracias a un proyecto llamado MAR SPAN, se sumará a la ola digital para automatizar todo tipo de procesos relacionados con los mejillones: rentabilidad energética, control, predicción…
Isidro Fernández es el director de MAR Technologies 5.0, la compañía desarrolladora de una iniciativa —coordinada por Soermar— que pretende llevar las últimas tecnologías al cultivo de los mejillones. Lo explica así: «Este proyecto es una realidad por un cúmulo de circunstancias que nos llevan a intentar tecnificar este apasionante sector, que, sin embargo, es muy artesanal».
Esta apuesta sirvió para poder plantear tecnologías de automatización, sensorización, virtualización e ingeniería; eso sí aprendiendo primero de los que saben cultivar el mejillón —concretamente, de Spya— para luego trasladar todo ese conocimiento y proceso manual hacia un modelo tecnológico que automatiza completamente las bateas para mejorar rentabilidad y hacerlas más sostenibles.
«Antes de MAR SPAN —explica Fernández— ya habíamos participado en la creación completa de un dispositivo de videovigilancia inteligente con energías renovables, como es MarSav, que nos preparó para este importante y ambicioso salto». Pero digitalizar bateas y mejillones es otra cosa
Cómo funciona una batea
Para poner en contexto el proyecto MAR SPAN, Fernández cuenta que, tradicionalmente, las bateas han funcionado con métodos manuales. Todo es artesanal, desde la colocación de los mejillones —o mejilla, como especifica el director MAR Technologies 5.0, ya que así llaman al mejillón los bateeiros— en las cuerdas hasta su extracción final. Pasando además por las diferentes operaciones durante el crecimiento de este, así como todas las comprobaciones y las necesidades de la propia batea, que necesita modular su altura de flotación en función de las condiciones del mar.
«Estos moluscos tardan alrededor de un año (el tiempo depende de la zona donde esté instalada la batea), con un desarrollo que se produce de forma desigual en las distintas cuerdas. Está documentado que los mejillones de la parte exterior se alimentan más que los del interior, que recogen menor cantidad de fitoplancton, por lo que crecen de forma desigual», apunta.
Un enfoque tradicional, insiste, que requiere inspecciones regulares y consumo de energía proveniente de fuentes no renovables, aumentando los costos operativos y la huella ambiental. Por otro lado, cabe recordar que los datos precisos sobre costos pueden variar según la región, pero el gasto energético y logístico representa una parte significativa del presupuesto operativo de cada bateeiro.
El proyecto
MAR SPAN cuenta con varias ventajas respecto a las bateas de siempre en tres campos: sostenibilidad, control y sensorización para análisis. En cuanto al primero, el uso de energías renovables (solar, eólica y respaldo de bioetanol), reducirá significativamente los costos energéticos y la dependencia de combustibles fósiles. Además, reducirá la huella ambiental gracias a estas tecnologías y al importante ahorro de viajes necesarios hacia la batea, así como la operativa de la misma en sus revisiones o actuaciones necesarios, «porque eso sería realizado desde cualquier dispositivo (smartphone, tablet u ordenador) sin necesidad de desplazarse a ella».
En cuanto al control, mejorará la automatización del monitoreo y alimentación, minimizando la intervención manual y los errores humanos. Al parecer, cada una de las aproximadamente 500 cuerdas que pueden estar en una batea se mueven para exponerse al fitoplancton de manera idéntica, provocando un crecimiento igual en todas ellas.
«Y existe un algoritmo que se encarga de este control diario del peso para tomar las decisiones de este movimiento y así conseguir ese crecimiento optimizado y de todos los mejillones al mismo tiempo».
Básicamente, será una plataforma de control a través de un «modelo exacto virtualizado interactivo» que, además de monitorizar absolutamente todo —estado, crecimientos, energías, funcionamiento etcétera—, permitirá tomar decisiones en remoto para automatizar, semiautomatizar o controlar de manera manual algún proceso verificando de manera instantánea el impacto, estados, progresiones… «También se podrá supervisar múltiples bateas en tiempo real desde la plataforma con distintos programas de producción según interese», apunta Fernández.
Y por último, respecto a la sensorización para análisis, las bateas del futuro tendrán sensores avanzados que recopilarán datos precisos sobre condiciones ambientales, calidad del agua y, sobre todo, controlará dos veces diarias el peso individual de cada cuerda, para así mirar gráficamente de una manera muy simple la evolución del crecimiento de todos los mejillones.
Un análisis en tiempo real para tomar decisiones informadas que maximicen la productividad. De hecho, existe un algoritmo que toma las decisiones, pero que se está constantemente entrenando y que puede ser alimentado aprovechando así la experiencia del bateeiro.
Datos concretos
Sobre los datos concretos de mejora respecto a las bateas tradicionales, Fernández explica que, aunque aún se están recopilando datos y están en una fase muy inicial, a largo plazo, las proyecciones indican que habrá una reducción de costos energéticos desde un 40% a un 70% por no requerir de una gran parte de viajes en barcos con gran consumo y al uso de energías renovables en toda su operativa.
Por otro lado, habrá un aumento de la productividad gracias a las mejores condiciones de cultivo y alimentación optimizada de los mejillones, que incrementarán los rendimientos por ciclo de producción. «Se estima un aumento de entre un 15% y un 35%, dependiendo de las zonas y las condiciones», predice.
Y asimismo, asegura que las bateas de MAR SPAN tendrán un mejor análisis y prevención, ya que se reducirán ñas pérdidas gracias a la identificación temprana y resolución de cualquier tipo de problemas con la operativa, enfermedades, fluctuaciones, calidad del agua y anticipación, hundiendo automáticamente las bateas para ser protegidas.
Un nuevo estándar
Definitivamente, según Fernández, MAR SPAN tiene «el potencial de transformar la actual producción acuícola desde las bateas tradicionales a ecosistemas más productivos, inteligentes y sostenibles».
Adelanta que, a corto plazo, existe un «evidente» ahorro de costes por la optimización de la producción recortando tiempo del ciclo reproductivo, homogeneizando ese crecimiento para que todas las cuerdas tengan mejillones de similar tamaño, evitando viajes de comprobación o los de la operativa necesaria para el hundimiento parcial de las bateas con la llegada de tormentas.
«A medio y largo plazo -finaliza—, existirá un menor impacto ecológico por el ahorro de viajes a las bateas y el ahorro de la operativa de las mismas. Podría establecerse como estándar en esta industria acuícola de la producción del mejillón para luego intentar extenderse hacia otras, adaptando los sistemas a las necesidades (…) La integración de tecnologías avanzadas será clave para competir en un mercado que busca cada vez más soluciones sostenibles y eficientes».