“Me gustaban la Historia, la Historia del Arte… desde luego me inclinaba por el estudio de las sociedades del pasado, pero no tuve vocación de arqueóloga desde pequeña”. Marga Sánchez Romero fue consciente de las posibilidades transformadoras de las Humanidades y las Ciencias Sociales mientras cursaba la licenciatura de Geografía e Historia. “En ese momento descubrí la Prehistoria, un periodo al que se presta poca atención en Secundaria. Me sentí atraída por la capacidad de analizar sociedades que carecieron de escritura a través de la cultura material (objetos, representaciones, estructuras, huesos). Es casi una labor detectivesca que me enganchó”.
La visión de la actual profesora y Vicerrectora de Igualdad, Inclusión y Sostenibilidad en la Universidad de Granada, amplió el ángulo cuando preparaba su tesis doctoral. “Supe que no nos habían contado la historia completa. Un porcentaje importante de esas sociedades antiguas, integrado por mujeres, criaturas o personas ancianas había quedado atrás. Entendí que el estudio de estos grupos nos permitiría conocer mejor el pasado”. Marga Sánchez Romero tomó la decisión de especializarse en Arqueología de género y sumergirse en la que fue la vida de aquellas mujeres; en sus trabajos, saberes y experiencias. “Lo hice no solo bajo la idea de incrementar lo que sabíamos hasta entonces, sino con el objetivo de mejorar la propia disciplina. Muchas preguntas fundamentales no se estaban haciendo”.
Mirar al pasado: arqueología sin filtros
“Cualquier mirada al pasado en buena parte sirve para justificar situaciones del presente; la Arqueología lo ha hecho desde el siglo XIX, cuando se configuró como disciplina científica”, asegura Marga Sánchez Romero. “En muchas ocasiones, el conocimiento sobre las sociedades antiguas se ha englobado en lo que se entiende como ‘el saber por el saber’”. A juicio de la investigadora, esto ha llevado a que sociedades actuales, carentes de igualdad entre hombres y mujeres, busquen en tiempos lejanos razones que justifiquen su funcionamiento. En la idea de ‘esto se ha hecho así desde siempre’, los roles asignados a hombres y mujeres son perpetuados.
“La Arqueología puede y debe demostrar la variabilidad y la complejidad de las sociedades y promover la no asunción de determinados conceptos sin hacer uso del espíritu crítico”. Para Sánchez Romero, un análisis “en el que los hombres son los únicos protagonistas” ha favorecido que caiga en el olvido gran parte de nuestra historia; experiencias, conocimientos tecnológicos e innovaciones que solo estaban en manos de las mujeres. “Es un error no considerar todos estos aspectos porque nos ayudarían a explicar más plenamente esas sociedades”, apunta.
Pastwomen
En 2007, Marga Sánchez Romero y un grupo de mujeres de diversas instituciones académicas y museísticas fundaron Pastwomen. “Pretendemos pelear contra los sesgos con los que la Arqueología ha sido transmitida. Con nuestras investigaciones, demostramos que es posible construir discursos científicos sobre el verdadero papel jugado por hombres y mujeres. El proyecto también tiene como objetivo divulgar y llegar a la ciudadanía”.
De este modo, cada integrante de la iniciativa traslada, en un formato accesible, los progresos de sus investigaciones, relacionadas con poblaciones prehistóricas y protohistóricas, aunque han empezado a ampliarla a otros periodos. “En mi caso, estudio las sociedades megalíticas del sureste de la Península Ibérica, desde el Neolítico hasta la Edad del Bronce. Intento que la información, más allá de ser publicada en revistas científicas, pueda transmitirse a la gente a través de recreaciones, vídeos y otros recursos”.
En paralelo, una parte del proyecto está dirigida a la Educación Primaria y Secundaria. La investigadora se detiene en dos proyectos concretos con el foco en los jóvenes estudiantes. Pastwomen: en busca de las mujeres del pasado, financiado por la FECYT, pretende divulgar y promover la investigación arqueológica e histórica con mirada de género entre estudiantes de 14 a 18 años. Por otro lado, Tecnologías del cuerpo. Investigación, innovación y difusión de la (Pre)Historia de las Mujeres. BodyTales, financiado por la Junta de Andalucía, presta atención al cuerpo, un aspecto que ha sido determinante en la elaboración de estereotipos sobre la identidad femenina.
El Condensador de Fluzo
Tras ‘Órbita Laika’ y ‘Arqueomanía’, Televisión Española estrenó hace unas semanas ‘El Condensador de Fluzo’ dentro de su apuesta por una divulgación alejada del bostezo. Marga Sánchez Romero forma parte del programa presentado por el periodista y escritor Juan Gómez-Jurado. “Es importantísimo que la televisión pública apueste por este tipo de formatos. Estoy encantada con que la Historia sea el hilo conductor de un espacio divulgativo hecho con el máximo rigor científico y mucho cariño. El equipo humano delante y detrás de las cámaras es realmente portentoso”.
Con colaboradoras y colaboradores expertos en divulgación histórica, la arqueóloga considera que lo más importante es que “están convencidos de que la Historia, la Historia del arte y la Arqueología, son poderosos instrumentos de transformación social”. “Conocer nuestro pasado”, añade, “no es que nos impida repetirlo -no estoy tan segura-, sino que nos ofrece la posibilidad de ver cómo los seres humanos han lidiado con los conflictos y los han solucionado de formas distintas, una información muy relevante en la actualidad”.
Divulgación y pandemia
Con toda esta incesante actividad a sus espaldas, Marga Sánchez Romero deja patente que percibe como fundamental la divulgación científica. “Las investigadoras e investigadores tenemos la obligación de trasladar a la ciudanía los resultados de nuestro trabajo”. Admite que no todo el mundo tiene por qué hacerlo en el mismo formato. “Las posibilidades son muchas. Conferencias, monólogos científicos (fue semifinalista de FameLab en 2017), programas de radio y televisión, artículos en revistas y en prensa… Necesitamos la complicidad de una ciudadanía que exija que la ciencia sea un elemento vertebrador de otras políticas”.
Si la pandemia ha puesto de manifiesto la importancia de la investigación científica en el área de la salud, Sánchez Romero invita a no olvidar que la salida de la crisis se hará de la mano de otras muchas disciplinas. “Salud, sí, pero también Economía, Antropología, Psicología, Historia o Sociología. Solo así abordaremos el impacto del virus en su conjunto”.
La investigadora pone como ejemplo un terreno que conoce bien. “Si hablamos del cuidado, desde la Arqueología llevamos muchos años trabajando y reivindicando su importancia social y tecnológica. Por estar mayoritariamente asociado a las mujeres, el cuidado ha sido víctima del desprecio a lo largo de la Historia”.
El problema persiste: “A las chicas no se nos da bien”
“Tú no vas a ser capaz, tú no puedes, tú eres muy trabajadora, pero…” Expresiones habituales “y muy preocupantes” que acaban influyendo en las niñas y en sus elecciones. “En 2017, la revista Science publicó un estudio que señalaba que, a la edad de 6 años, las niñas ya se consideran menos capaces que sus compañeros”, señala Marga Sánchez Romero en relación al problema de la brecha de género en disciplinas STEAM.
“Esta creencia cala a través de comentarios directos y de sutilezas manifestadas en anuncios, cuentos o museos. En los tres casos, la mujer es estereotipada o invisibilizada. Al final todo ello influye en las decisiones que toman las niñas a futuro. Es una pena que tengamos que recordar que las mujeres estamos capacitadas para hacer lo que nos propongamos. Obviando estos condicionantes sociales basados en estereotipos, las más jóvenes no deberían dejarse influir mas que por aquello que desean hacer”, señala la arqueóloga.
Cerrar la brecha de género STEAM, con A
Poner fin a este desequilibrio comienza por incluir en la ecuación STEAM la A, de Arts. “Determinadas disciplinas no son consideradas tan científicas como otras. Creo que es un error. Toda generación de conocimiento requiere de un método científico, por tanto, hablamos de ciencias”.
Por otro lado, para Marga Sánchez Romero es clave que las niñas tengan referentes en los que mirarse. “Lograrlo depende de que las mujeres aparezcan en los contenidos de los libros de texto, en televisión, en las redes sociales… allá donde miren, en definitiva. Referentes masculinos hay muchos y, femeninos, muy pocos”. La investigadora pone como ejemplo a seguir la reciente campaña No More Matildas, auspiciada por la AMIT (Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas).