“El objetivo no es cronificar el cáncer, sino curarlo”. María Blasco comenzaba así su intervención durante el encuentro organizado por Fundación ‘la Caixa’ dentro del ciclo ‘Debates de vanguardia’. La directora científica del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) resumió los avances más recientes en el tratamiento del cáncer, los efectos de la pandemia en el trabajo investigador e intentó responder a una pregunta tan compleja como llena de esperanza: ¿Seremos capaces de curar el cáncer algún día?
“Es difícil hablar de curación completa y establecer plazos porque no todos los cánceres son iguales. Hay más de 200 tipos distintos. Incluso el mismo tipo de tumor puede variar desde un punto de vista genético. Algunos ya se curan si son detectados a tiempo y otros tornan en enfermedad crónica”, explicaba Blasco para quien, “sería un sueño” lograr una detección más temprana y dar con “tratamientos efectivos que bloqueen el crecimiento del tumor, su reaparición y la metástasis”.
A este respecto, María Blasco señalaba que la metástasis es la principal causa de mortalidad entre los pacientes de cáncer. “Y es un proceso que probablemente no hemos estudiado con la misma profundidad con la que se han abordado, por ejemplo, las células tumorales”. La directora científica del CNIO detallaba que la ciencia ya sabe que, en ocasiones, las células malignas preparan el terreno donde van a ‘anidar’ con mucha anticipación. Adelantarse a la metástasis, entender mejor sus mecanismos y ser capaces de bloquear el proceso supondría, según Blasco, “un paso importantísimo hacia la curación de la enfermedad o la disminución de la mortalidad”.
Trabajo por hacer
Entre otras incógnitas no resueltas, o resueltas parcialmente, la bióloga molecular se detenía en la necesidad de generar conocimiento en torno las resistencias de los tumores a los tratamientos. Por qué algo que funciona hoy, deja de hacerlo mañana. Una cuestión que conecta con el auge de los tratamientos personalizados, combinaciones de fármacos que convienen a cada paciente según las alteraciones genéticas del tumor.
El estudio molecular de distintas enfermedades ha llevado a descubrir puntos en común desconocidos hasta el momento. Ya no es de extrañar que el Alzheimer y enfermedades cardiovasculares compartan tratamientos. “En el cáncer es algo obvio”, apuntaba Blasco. “Si localizamos el mecanismo que provoca que las células se multipliquen podrá utilizarse en distintos tipos de tumores. La inmunoterapia es un ejemplo claro”.
Blasco recordaba que, por encima de todo, el factor de riesgo más importante para padecer cáncer es el paso del tiempo. “La investigación del cáncer tiene otra asignatura pendiente: contar con biomarcadores de valor predictivo, como los que sí tienen las enfermedades cardiovasculares, por ejemplo. Los tumores no se forman de un día para otro. Los biomarcadores ayudarían a advertir la presencia futura del tumor cuando aún es indetectable. Intervendríamos antes de que fuera un problema”.
Una investigación básica más activa y ágil
“Si queremos un fármaco, primero tenemos que entender qué es al cáncer; qué alteraciones provocan que una célula deje de estar sana, cuáles son los talones de Aquiles de un tumor y cómo atacarlos”. Para María Blasco, la investigación básica es la primera pieza, el principio de todo tratamiento, “desde los más primitivos a los más sofisticados”. “Si ciencia básica no hay curación ni esperanza”.
La directora científica del CNIO lamentaba que, por lo general, la ciencia básica está demasiado separada de la industria farmacéutica. “Nuestro caso es una excepción. Tenemos un programa de desarrollo de fármacos que nos permite acelerar mucho en la fase que discurre entre un descubrimiento y hacerlo tangible como tratamiento”. La norma es que este periodo pueda extenderse 20 años o incluso más tiempo en una falta de eficiencia calificada por Blasco de “inaceptable”.
En este sentido, la científica reclamaba más inversión pública en todos aquellos centros donde sea posible hacer algo similar a la iniciativa del CNIO. “Acelerar la transferencia es una cuestión más organizativa que de fondos. Los centros públicos de investigación deberíamos estar más coordinados, y es una línea en la que estamos trabajando”, argumentaba María Blasco, antes de añadir que “es clave” que los científicos sean incentivados como pieza importante para lograr la transferencia de conocimiento. “Hay que valorar lo que cada uno de nosotros, como investigadores, podemos hacer para ‘mover’ los descubrimientos. Es un tema cultural que en el CNIO no solo está bien visto, sino que potenciamos”.
La pandemia
María Blasco explicaba que, al menos por ahora, los fondos con los que contaba el CNIO no se han visto mermados. “Ni los europeos, que incluso han aumentado este año, ni los estatales que, aunque más escasos, se mantienen. También son importantes las aportaciones de la industria farmacéutica, interesada en avanzar con nosotros”. Pese a todo, Blasco añadía que el país “tiene que apostar por financiar la investigación de excelencia porque ahora mismo la diferencia con Europa es demasiada”.
La investigadora celebra que, tras un parón de actividad importante durante el Estado de Alarma, el centro recuperara rápidamente el ritmo habitual. Algunos investigadores del CNIO han participado en grupos de trabajo de COVID-19. “Es lógico, somos biólogos moleculares y entender esta enfermedad es un reto”.
La pandemia ha revitalizado la importancia de la ciencia para solucionar problemas. “No ha pasado ni un año, pero los ciudadanos ya saben que las esperanzas que tenemos para salir de esta situación están depositadas en la ciencia. Lo mismo sucede con el cáncer y con otras muchas enfermedades al alza debido al crecimiento demográfico y al aumento de la esperanza de vida”.
Trabajo colaborativo
La expansión del SARS-CoV-2 ha provocado además una corriente inédita en la que científicos de todo el mundo se han puesto a remar en la misma dirección. “Casi desde su nacimiento, la ciencia es internacional y colaborativa. La multidisciplinariedad ha permitido una respuesta rápida de la ciencia con el nuevo virus. Apenas días después de las neumonías bilaterales sospechosas estaba identificado el genoma del virus y científicos de todo el planeta trabajaban en entender cómo infecta las células”.
En el caso concreto del cáncer, han ganado paulatino peso las contribuciones de matemáticos, físicos, data scientist… “El análisis de datos es imprescindible para secuenciar el cáncer, y técnicas de inteligencia artificial permiten prever cómo será la progresión de un paciente estudiando una radiografía. Son innovaciones que posibilitan afinar en el diagnóstico y el pronóstico. Es una revolución. El futuro es impredecible, pero mientras haya investigación vamos por el buen camino”, concluía María Blasco.
En la charla también participó Josep Tabernero, director del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO). [Lee aquí la crónica de la intervención del Dr. Tabernero]