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María Esteban (MIT DesignX): “Las empresas tendrán un ‘design conductor’ con visión global”

Entrevistamos a la responsable de MIT DesignX y profesora de la IE University con motivo de su participación en el evento 'Smart Business: Innovación & Valores', celebrado en Valencia
María Esteban MIT designX

Es un spoiler del libro que publicará en 2025, fruto de un exhaustivo trabajo de investigación dirigido a conocer de boca de los grandes protagonistas, desde fundadores de startup hasta expedicionarios del Ártico, las claves para conseguir el impacto deseado en sus proyectos. Atención al punto de coincidencia general. La visión de esta madrileña, también profesora de la IE University, con la que conversamos con motivo de su participación en el evento Smart Business: Innovación & Valores celebrado en Valencia, consiste en entender el diseño como un método de organización de las empresas. El auge de la disciplina en los principales centros de conocimiento la avala, porque “la creatividad impulsa la innovación”.

Pregunta: La tecnología nos aboca a una integración de procesos. Cada vez será más difícil distinguir la fase de diseño de la de producción, postproducción, distribución o venta. El planteamiento que impulsáis en el MIT DesignX es interesante porque proponéis llevar el método del diseño a toda la compañía, se diría que con visión end to end.

Respuesta: El programa principal del MIT DesignX se ha enfocado para estudiantes que hayan inventado tecnologías y quieran lanzarlas al mercado. Les ayudamos a través de nuestra metodología, que hemos desarrollado tras investigar y entrevistar a mucha gente, tanto de la industria como de la academia. Queremos entender cuáles son los procesos, las skills, las condiciones que se tienen que dar para que una empresa tenga el impacto deseado.

Entre el 75% y el 90% de las nuevas empresas no llega a los tres años. Buscamos aprender de todos esos proyectos que han conseguido salir adelante, no necesariamente empresas, puede ser la NASA, entrevistamos a gente de la Comisión Europea, a personas que están liderando expediciones en el Ártico, todo tipo de profesionales. Nos interesa conocer los ingredientes clave para tener éxito y conseguir un impacto que tenga en mente a todos los stakeholders, no solo a al ser humano, sino también a la naturaleza. Que la solución se diseñe con la gente, no que alguien la implemente desde su punto de vista, sin realmente haber estado en el contexto en el que se aplica.

El valor de la intuición

Pregunta: Ese trabajo de investigación, desarrollado entre el MIT DesignX y Design Group Italia, se ha volcado en el libro Designing the X que verá la luz el año en 2025 y que firmas junto a Svafa Grönfeldt, Dennis Frenchman y Sigurdur Thorsteinsson. Sin hacer spoiler, habrá algún hallazgo que se pueda avanzar.

Es muy curioso, uno de los puntos comunes suele ser la intuición, es algo sorprendente.

Respuesta: Pero la intuición no se puede medir.

No se puede medir, pero casi todos los entrevistados dicen que muchas veces se dejan llevar por la intuición. Intentamos investigar qué es y dicen que se basa en la experiencia. Después de haber hecho el proceso una y otra vez, de haber visitado o haber estado en situaciones parecidas, se desarrolla la intuición.

Así funciona también la inteligencia artificial. Quizás sea un mensaje.

Sí, los sistemas artificiales funcionan así porque están iterando continuamente, y los diseñadores también. En las escuelas de arquitectura enseñamos este proceso, lo que se llama el prototipado, que es rediseñar y rediseñar hasta que funciona. Muchos de los que entrevistamos también hacen muchas versiones hasta llegar a la a la óptima, que no siempre lo es en el sentido de lo que puede entender la gente de estadística, sino dependiendo de cuáles sean los factores más importantes para el proyecto.

Al diseño se le suelen echar todas las culpas. Si algo sufre un ciberataque es porque ha sido diseñado sin pensar en la seguridad, si contamina es porque no se tuvo en cuenta la sostenibilidad, y en ese plan. Pero luego el diseño no entra en el consejo de administración.

Muchas veces se malentiende al diseño. Se piensa como algo físico, algo ideado para ser bonito, pero realmente el diseño es una metodología, es la manera de pensar, de tener un enfoque hacia el futuro. Permite ver un futuro que todavía no existe, dibujar diferentes posibilidades dependiendo de qué camino escojas. Vemos el diseño como un método para orquestar, para coreografiar un camino que lleve a la solución óptima.

"Antes de empezar un proyecto debes tener una visión final"

Eso significa que quien tiene que tomar decisiones en la empresa tiene que saber de diseño.

Una de las cosas que propone el libro es un nuevo puesto de trabajo cuyo nombre no se ha decidido todavía, pero puede ser design conductor o design choreographer, seguramente sea el primero. Serán personas capaces de alinear a todos los trabajadores en esta visión única y que les puedan liderar. No es similar, por ejemplo, al Chief Design Officer que muchas empresas tienen hoy en día. Esto es algo más, debe tener capacidades que combinen soft skills y hard skills.

El debate es si tiene que saber del diseño o no; pensamos que al menos debe conocer la metodología del diseño. Hoy en día se habla mucho del design thinking y realmente lo que hacemos en MIT DesignX va mucho más allá, es la manera de pensar, la manera que ha tenido un diseñador de crear proyectos a través de la iteración, de hacer prototipos, de tener visión global, porque normalmente el diseño de un proyecto empieza con lo que se quiere hacer y no con todos los componentes desde el principio. Antes de empezar un proyecto debes tener una visión final, qué es lo que quieres que tu solución tenga, qué impacto quieres conseguir.

Parece un mensaje dirigido más a empresas de productos físicos que de internet.

El objetivo de esta metodología es solucionar problemas supercomplejos, como el cambio climático, como la injusticia social, problemas que no tienen una una solución sencilla o directa, sino que presenten infinitas posibilidades e infinitos stakeholders, con infinitas personas afectadas, e incluso mucho más allá, el propio planeta. De hecho, en el libro lo llamamos así: supercomplex problems, e intentamos entenderlos.

Normalmente lo que se hace hoy en día cuando tienes un problema complejo es dividirlo en partes e ir solucionando módulos, pero con este método una vez que resuelves una porción el contexto cambia para siempre. Si cada uno trabaja en una parte, no hay una visión global. Lo que estamos intentando entender, a través de casi 100 entrevistas, es qué tipo de persona es la adecuada para liderar ese proceso único.

"El diseño está subiendo muchísimo"

Hablando sobre complejidad y cambio, recientemente escuchaba a un directivo de una empresa de bienes de equipo agrícolas decir: “que la cultura no se coma a la estrategia”.

Eso es algo que también estamos investigando. Cómo generar esta cultura y cómo se pueden beneficiar de ello no solo las empresas que salen nuevas, las startups, sino también las empresas que llevan muchos años haciendo lo que hacen con diferentes tipos de personalidades. Qué metodología se puede implementar para que todo el mundo se alinee en esa misión.

Desde el MIT, hace mucho tiempo que se proyecta la idea de que para el diseño no sólo hay que pensar en la materia prima conocida, sino que es importante a materias primas nueva, experimentar con el 4D. ¿Qué propuestas en este sentido consideras realizables?

El diseño en sí está subiendo muchísimo en las universidades de todo Estados Unidos. Estamos viendo cómo aparecen design labs dentro de facultades. El MIT acaba de lanzar la Morningside Academy, que es una escuela solo de diseño con un edificio nuevo, y está creando muchos grados, porque realmente ve que la creatividad es lo que impulsa la innovación. Cuando estudiaba en el MIT, fui investigadora del Self Assembly Lab de Skylar Tibbits, un laboratorio dentro del Departamento de Arquitectura y Urbanismo. Se trata de tecnologías que ya se han implementado en la industria, después de muchos años de experimentación con ideas que parecía que no se podían realizar.

Las carencias de España: financiación y método

¿Algún ejemplo tangible?

Suelo hablar de un proyecto en las islas Maldivas que consigue que las islas crezcan por sí solas. También se está desarrollando una herramienta de inteligencia artificial para predecir cómo van a cambiar las cosas en el futuro de forma que los gobiernos puedan estar preparados para cualquier escenario. El valor del diseño consiste en en tener muchas ideas.

En el MIT se suele decir fail fast: no solo tener ideas buenas, sino tener muchísimas ideas malas para que alguna salga adelante. Y realizar un montón de experimentos que fallen, porque a través de esos fallos encuentras la solución, o te llevan a darte cuenta de que hay otras posibilidades. Si tienes la creatividad que hace falta es mucho más fácil que estés más abierto a experimentar a todas estas ideas y a ver a nuevas aplicaciones o nuevas soluciones en esos experimentos.

En España tenemos mucha creatividad, ¿tal vez nos falta método?

O financiación, no sé. La creatividad de España a mí me encanta, somos gente y tenemos empresas súper creativas. Si miramos al pasado se puede ver la cantidad de creativos que han salido de España. Creo que eso es algo que se puede aprovechar mucho más. Tenemos la creatividad dentro, somos personas a las que nos gusta mucho experimentar, si tuviéramos las mismas oportunidades que se tienen en otros países podríamos sacar inventos increíbles, buenísimos.

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