María Fuentes solo ha estado dos veces en España. Pero si algo sacó en claro de su breve estancia fue que «los ciudadanos pueden optar por alternativas más sostenibles en su cotidianidad en lo que respecta a movilidad, productos de consumo, ocio y demás». Aunque, como recalca, «de nada serviría tanta oferta si las personas no apostásemos por ellas». Esto resume su filosofía de vida: cuidar del planeta es cosa de todos.
Ingeniera ambiental colombiana, estudiante de maestría en Conservación y uso de la biodiversidad y voluntaria del Movimiento Ambientalista Colombiano, lleva años trabajando por un planeta más limpio y solidario. De su Colombia natal lamenta que «a pesar de que somos un país biodiverso y rico en recursos naturales, la generación de conciencia ambiental y la promoción de buenas prácticas ha sido relativamente reciente».
Aunque reconoce que hacer comparaciones objetivas entre países es complejo. «Mientras en Europa se crean políticas para fomentar el consumo responsable, algunas comunidades en Latinoamérica sólo esperan sobrevivir». España es para María Fuentes un ejemplo a seguir especialmente en «la lucha por conservar y recuperar la ruralidad y los espacios, pero también sus habitantes, su cultura y costumbres asociadas».
Esto ha ejercido una enorme influencia en ella a la hora de centrar sus proyectos en su país. «Me he propuesto dar a conocer el valor de la agricultura, de los alimentos y, sobre todo, la importancia que deberían tener quienes lo producen», asegura. Su campaña más reciente es #SemillasDeEsperanza. Surgió durante el confinamiento obligado por el COVID-19.
El objetivo es que las personas dediquen su tiempo extra a explorar el mundo de la agricultura urbana sin salir de casa aprovechando los materiales que encuentran en ella. Por ejemplo mediante el uso de las semillas de los alimentos que se consumen en el hogar para obtener nuevas plantas, el aprovechamiento de residuos orgánicos a través del compostaje, el uso de aguas lluvia para el riego o la reutilización de residuos sólidos que pueden funcionar como recipientes o macetas para las plantas.
Las redes sociales e Internet han permitido a María Fuentes motivar a las personas para que inicien el camino de cultivar sus propios alimentos, o parte de ellos, considerando esta práctica como una forma de acercarse a la naturaleza y generar conciencia para la protección del medioambiente.
Esta campaña me ha permitido motivar a las personas para que inicien el camino de cultivar sus propios alimentos o parte de ellos, considerando esta práctica como una forma de acercarse a la naturaleza y a partir del fortalecimiento de este vínculo, generar conciencia para la protección del ambiente. «He compartido diferentes tutoriales, tips y todo tipo de información con el fin de enseñar cómo y qué se puede cultivar en casa y ha sido un éxito», celebra. La búsqueda del hashtag de la campaña cuenta con más de 1.500 resultados de personas de todas las edades, género, nacionalidad y profesiones.
Con su papel de influencer, María Fuentes quiere llegar a más personas, impulsarlos y acompañarlos en el camino de cultivar sus propios alimentos. La gran acogida de la campaña y el interés de las personas en sembrar motivó a Fuentes a emprender y crear cel proyecto ‘Raices Urbanas’. Como su propio nombre indica, «el objetivo es que volvamos a nuestras raíces desde los entornos urbanos; estoy iniciando un camino diferente con este emprendimiento, es algo nuevo para mí, pero el objetivo sigue siendo el mismo: que todos nos animemos a sembrar», explica.
En 2018, la ingeniera ganó el Premio de Juventud 2018 en la categoría ‘Influencers’ otorgado por el Organismo Internacional de Juventud para Iberoamérica (OIJ), como un reconocimiento a su iniciativa ‘Si cada uno de nosotros cambia, el planeta cambia’, que busca dar a conocer el potencial de las redes sociales como una herramienta para fomentar acciones encaminadas a la protección del ambiente. Las redes sociales siguen siendo para María Fuentes la mejor catapulta de concienciación.
¿Qué papel tienen los influencers, y las redes sociales en general, en la concienciación sobre el medioambiente?
Las redes pueden ser una herramienta muy valiosa si las usamos de manera adecuada. Sin embargo, anhelo un mundo en el que redefinamos el concepto de influencer y que todos, desde nuestra área de conocimiento, estilo de vida y demás, nos convirtamos en ‘influenciadores’ de cambio real.
¿En tu caso cómo consigues sacar este provecho que reivindicas?
Sin duda alguna se han convertido en parte importante de mi vida, ya que han sido una herramienta para potenciar mi activismo ambiental. De igual forma, sé que hay muchas más personas haciéndolo del mismo modo. Divulgar información ambiental, de una forma diferente, creativa y mediante medios a los que casi todos tenemos acceso, principalmente los jóvenes, hace que aquella información ya existente, aunque no siempre esté disponible para todos, sea recibida de una forma más sencilla y empática por más personas.
¿Se está dando a la protección del medioambiente la importancia que se merece?
Es cada vez más un tema de interés general. Así debe seguir siendo. La clave está en definir si queremos ‘influenciar’ positiva o negativamente. En lo que respecta a las redes sociales, vale la pena reconocer su importancia como una herramienta de comunicación, pero también reconocer que lastimosamente las hemos usado para destruir y no para construir sociedad.
Son un handicap al mismo tiempo…
Sin importar la temática del contenido que queramos compartir, debemos entender la responsabilidad social que tenemos al usar una red social. Son un canal de comunicación muy relevante para la sociedad en general, pero considero que para generar impactos reales es necesario ir más allá de la indignación digital característica de estos tiempos. Usualmente asociamos el término influencer con el número de seguidores en una red social, pero la realidad es que todos somos ‘influenciadores’ sin importar ese número, incluso sin importar si tenemos redes sociales o no. Siempre repercutimos en las personas que nos rodean, sean dos o dos mil.
¿El mundo será más verde y sostenible en el futuro?
No me atrevería asegurarlo. Espero que sí, por ello trabajo a diario. Aunque las estimaciones del año 2019 expresaban que no se lograrán cumplir los objetivos trazados para el 2030 y que, si continúa la tendencia evidenciada, esto no sería posible ni en 50 años más.
2030 parece que será la fecha clave
Será un año crucial. Si las tendencias de las dinámicas actuales continúan de la misma manera, en ese año podríamos empezar a generar efectos irreversibles para la vida en el planeta, tal como la conocemos. Es por esto que se han trazado una serie de metas y objetivos [los Objetivos de Desarrollo Sostenible] para hacer frente y evitar dichos impactos.
¿Crees que los gobernantes están prestando suficiente atención al planeta?
Lamentablemente, no está dentro de las prioridades de muchos hacer frente a la problemática ambiental. Pero creo que sí es posible juntar esfuerzos y buscar soluciones. La pandemia ha demostrado que se puede hacer, así que también podríamos hacerlo con otras problemáticas, entre ellas la ambiental.
¿Qué les dirías a quienes manejan los hilos?
Bueno… Honestamente creo que ya lo saben todo. Son conscientes del problema. Aunque les invitaría a reflexionar. Sé que los seres humanos solemos buscar el beneficio individual, más allá del colectivo, aunque esto tenga consecuencias. Debemos tener en cuenta que cualquier lucha que tengamos como individuos será en vano si destruimos el medioambiente. Así que, lo tengamos claro o no, la protección del planeta nos compete a todos.
* Esta entrevista tuvo lugar durante el festival Sondersland