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María González: “Hay que adaptar la tecnología a los mayores, y no al revés”

La emprendedora es la artífice de Tucuvi, el cuidador virtual ‘vía telefónica’ que aporta independencia a los ancianos y tranquilidad a sus familiares

Las ‘inspiradoras’ fueron sus dos abuelas, solas ambas en el pueblo, y la angustia de sus padres, inquietos por saber si estarían bien en un momento en el que la salud les había empezado a flaquear. Ingeniera biomédica, la segoviana María González cursó el último año de la carrera en Brasil. “Allí empezó mi relación con el emprendimiento. Creamos un dispositivo para detectar la tuberculosis en la fase más inicial, asintomática. Además de aprender, ganamos varios premios. De vuelta a España sabía que tarde o temprano emprendería en el terreno de la salud”, explica González, que antes de Tucuvi compaginó el trabajo en una multinacional dedicada al desarrollo de dispositivos médicos con un máster en innovación y cursos de emprendimiento. “Después de un año en el que me presenté a varios concursos contaba con el impulso necesario para fundar mi propia startup”.

En resumen, Tucuvi es un cuidador virtual inteligente que permite a las personas mayores vivir de forma independiente, en su propia casa, el mayor tiempo posible. “El cuidador les llama diariamente para preguntarles cómo se encuentran, motivarles, recordarles los horarios de sus medicinas o simplemente saber si necesitan algo”. La compañía analiza las respuestas y la comparte con la familia o con un profesional sanitario para que conozcan de primera mano la evolución del mayor y actúen si es necesario. “Tenemos el foco en la prevención. El 90 % de los mayores tiene al menos una enfermedad crónica, pero sólo en un 50 % de los casos la adherencia a su tratamiento es buena. Si conseguimos que los sigan con más rigor, mejoraremos su calidad de vida y evitaremos descompensaciones que derivan en ingresos hospitalarios o en algo mucho peor”.

La emprendedora explica que, hasta ahora, lo más parecido que los mayores han tenido a mano ha sido el botón rojo de emergencia. “Con toda la tecnología de IoT o inteligencia artificial que ya está a nuestra disposición, ¿por qué conformarnos con  algo tan simple que además nos avisa cuando ya la situación ya ha ocurrido y sólo si la persona puede pulsarlo?”, se pregunta González, que junto a su socio, el también ingeniero biomédico Marcos Rubio (formado posteriormente como Data Science y experto en el desarrollo de algoritmos de IA y machine learning) se propuso evolucionar la tele asistencia tradicional.

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El proyecto se encuentra en la fase de testar pilotos, un periodo que coincide con la participación de Tucuvi en la segunda edición de Citizen Bootcamp, el programa de alto rendimiento liderado por Deusto Business School y Citi Foundation que les ha ayudado a impulsar la iniciativa. “Hemos aprendido de súper expertos en aspectos legales, financieros o de marketing digital. La mentorización también es excelente. Ahora tenemos una imagen global de todo lo que interviene y lo que hay que tener en cuenta en la creación de una nueva empresa”.

Y es que pronto se dieron cuenta de que “aterrizar” la solución no iba a ser tarea fácil. “Nos tocaba acercar los beneficios de la tecnología a los menos tecnológicos de la sociedad”. Comenzaron probando wearables y sensores, pero tras muchos tests concluyeron que debía ser algo más sencillo. “El objetivo del cuidador virtual es que ellos no tengan que aprender a utilizar nada nuevo, ya que basta con un teléfono móvil o fijo”, señala González, para quien, pese a todo, nuestros mayores tienen un nivel de adopción tecnológica “mayor del que pensamos”. “Es cierto que existe una brecha tecnológica, pero no porque no quieran utilizarla, si no porque hay que adaptar la tecnología a los mayores, y no esperar que sea al revés”.

El propio desarrollo del cuidador virtual les descubrió posibilidades adicionales, como por ejemplo en el seguimiento de enfermedades crónicas. “Además de por teléfono, podemos hablar con los usuarios a través de altavoces inteligentes, lo que multiplica la accesibilidad de nuestra solución”. Esto les ha llevado a poner en marcha un piloto con la Asociación de Esclerosis Múltiple de Toledo (ADEMTO) y otro en el Hospital de la Princesa, en Madrid. “Queremos medir nuestro impacto tanto en pacientes como en el sistema de salud, reduciendo hospitalizaciones e intervenciones de urgencia. En paralelo, haremos pruebas con grupos de personas mayores que disponen de servicios de ayuda a domicilio. También vamos a ampliar el equipo con profesional de perfil clínico, que nos aportará mucho, sobre todo en lo que respecta a las enfermedades crónicas”.

 Mujer STEAM

En este tiempo en el que ha visto cómo su proyecto se hacía mayor, González ha comprobado también que, si bien la brecha de género se ha reducido en España y cada vez son más las mujeres que se deciden a emprender, “no se nos trata por igual en muchas situaciones. La buena noticia es que las mujeres están llegando al business angel y al venture capital”.

Para acelerar el cambio, María González llama a la acción. “La situación es obvia, pero sólo con reconocerla no basta. Hay que actuar, sobre todo en la infancia”. Como mentora de varios programas que impulsan las vocaciones STEAM, es testigo de cómo niñas y adolescentes no están por la labor de estudiar ‘eso’, “porque les han dicho que es muy difícil, que no se compliquen la vida, o que no conocen a ninguna chica que lo haya hecho antes y no quieren ser las únicas en clase. Tenemos que dar visibilidad a todas las mujeres que están cambiando el mundo para que tengan referentes concretos. Es emocionante cuando percibo que es posible cambiar la forma que tienen de ver las cosas”.