“Yo quería ser arquitecta y aunque acabé en la ingeniería de rebote, no me arrepiento de nada”. Ingeniera de Software, María Vázquez forma parte de la empresa familiar VTI Ingeniería (ubicada en Leganés Tecnológico) y conoce bien los sacrificios de la profesión desde pequeña. “Veía llegar a mi padre muy tarde a casa cada día y pensaba que aquello no era lo mío”. Cuando empezó la carrera, su perspectiva cambió. “Me di cuenta de lo potente que era programar y de lo que me hubiera gustado aprender en el instituto. En Educación hay mucha carencia de probar cosas. Si quieres animar a los estudiantes hay que montar talleres. Así nacerían muchas vocaciones”.
María Vázquez, que ayer participó en la III edición del programa ‘Ciencia y Tecnología en Femenino’, la iniciativa de APTE en la que colabora la Universidad Carlos III, añade las causas de la falta de vocaciones STEAM “lo maltratado” que lo técnico está en España. “Por mi experiencia sé que muchos doctores acaban dedicándose a áreas alejadas del foco de sus tesis. A los más jóvenes no les estamos construyendo el mejor escenario y así es difícil que se animen a estudiar ciencia y tecnología. Ayudaría que tuvieran un mejor conocimiento de lo gratificante que es programar, controlar un dispositivo, crear sin necesidad de ser un genio. El nuestro es un día a día en el que mejorar procesos y ofrecer resultados reales”.
En VTI Ingeniería, los clientes les piden ensayar procesos complejos antes de su lanzamiento definitivo. “Necesitan resultados y no pueden perder el tiempo”, apunta María Vázquez. De este modo, han testado un sistema de generación de oleaje multidireccional que permite estudiar comportamientos marinos para mejorar la seguridad de las cosas u optimizar la tipología de las playas. En seguridad pasiva, prueban los diferentes elementos del coche con estas funciones para medir daños en accidentes de tráfico.