MÁLAGA- Hija de dos ingenieros químicos, Marina Albacete optó por la ingeniería aeroespacial, aunque su primera idea pasaba por seguir la estela de sus padres. “Ellos me recomendaron otra disciplina ya que la química, debido a los profundos cambios del sector energético, va a ser una materia más diversificada, y por tanto con menos mercado laboral para los ‘químicos’ puros”. La ingeniera de motores -dicho de modo más preciso, ingeniera de planta de potencia- en Iberia, estudió la carrera en la Universidad Politécnica de Madrid y completó su formación en el Politécnico de Turín y con un master cursado en Alemania.
“Además de la química, me encantaban las mates, la física y los ‘cacharros’, las cosas que se mueven. Entre aviones, barcos y coches, elegí las primeras”, explica Marina Albacete a este periódico minutos antes de intervenir en Leadingirls, el foro motivacional que impulsa carreras STEAM entre más de 4.000 jóvenes de la provincia de Málaga y otros puntos del país convocados ayer y hoy en FYCMA (Palacio de Ferias y Congresos de Málaga).
El taller
Su día a día transcurre en uno de los talleres de Iberia donde son reparados aviones; sus sistemas, componentes y motores. “Mi función es, de algún modo, decidir qué acciones llevar a cabo en un motor averiado utilizando tanto la información que nos traslada el operador como las contingencias que surgen en el mismo proceso de reparado”. Entre la casuística más habitual a la que se tiene que enfrentar, Marina Albacete menciona la ‘ingesta’ de pájaros, el desgaste o los daños de piezas, la rotura de materiales, los efectos corrosivos por operar en ambientes determinados, las pérdidas de aceite o de combustible…
Comprometida con la sostenibilidad y la descarbonización en todas las esferas -la aerolínea es parte del consorcio All4Zero-, Iberia atraviesa un momento de transición hacia el empleo de nuevos combustibles, más limpios y, por tanto, de nuevas maquinarias asociadas. “En el taller lo vivimos en primera persona. Ya trabajamos con los motores diseñados más recientemente; cambian las piezas y también las tecnologías y las herramientas involucradas en su reparación”. Marina Albacete detalla que, antes de dar ‘de alta’ a un motor reparado, este debe pasar por un banco de pruebas donde utilizan combustibles (incluidos los SAF, Sustainable Aviation Fuel) para simular una situación de vuelo real.
Transición
En el taller, los escenarios futuristas conviven con algunas metodologías tradicionales que conviene mantener. “Si crees que aún hay mecánicos de aviones que aprietan tornillos a mano, la respuesta es sí”, apunta Marina Albacete. “No se trata de introducir tecnologías e innovación porque sí, o por mostrarnos como los más punteros, sino para reducir errores. La automatización conlleva mayor precisión en lo que hacemos. Y lo nuevo no siempre reemplaza a lo que ya manejamos con solvencia”. La ingeniera alude a pistolas de torqueado automáticas, un robot que repara los álabes de compresor (una de las piezas más importantes del motor de un avión) o máquinas de soldadura orbital para tubos.
Con su participación en Leadingirls, Marina Albacete ha tratado de desmontar algunos mitos infundados. “No hay que ser un superdotado para convertirse en ingeniero aeronáutico. Son estudios que requieren ganas de trabajar, esfuerzo e ilusión. Es una carrera de fondo. He visto estudiantes con una altísima nota de corte que se han desanimado muy pronto. Debes aguantar para comprobar que, en definitiva, aprendes a pensar de una manera específica, a afrontar problemas y solucionarlos. La recompensa no es inmediata, va mucho más allá de que se te den bien o mal unas asignaturas. Merece la pena esperar”.
Marina Albacete se mueve en un entorno tradicionalmente masculino, pero asegura que el género nunca ha sido un problema para ella. “Es un asunto de costumbres. En los años 60 sorprendía que las mujeres condujeran. Después nos llamaba la atención que una mujer condujera un taxi. En Iberia cada vez somos más ingenieras y también crece el número de mecánicas. Iniciativas como Leadingirls favorecen el giro cultural. El cambio ya está en marcha”.