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Mario Nemirovsky: "En España hay pocos talentos tecnológicos, pero todavía hay menos CEOs brillantes"

Mario Nemirovsky

Mario Nemirovsky se doctoró en la Universidad de California Santa Bárbara en 1990, posee 64 patentes estadounidenses y es pionero en arquitecturas de procesadores basados ​​en hardware multiproceso, coautor de algunos trabajos fundamentales en este campo. Fue arquitecto jefe en National Semiconductor, investigador de propiedad intelectual en Apple Computers (llegó a la empresa justo cuando se produjo la expulsión de Steve Jobs) y ocupó el puesto de arquitecto jefe en Weitek y Delco Electrónica, de General Motors. Mario Nemirovsky ha realizado contribuciones clave en áreas de la arquitectura informática como los procesadores de red, de alto rendimiento y en tiempo real.

Ha fundado también compañías como Miraveo, Vilynx, ConSentry Networks, Flowstorm y XStream Logic, y ha participado como inversor y asesor de fondos especializados en empresas tecnológicas. Sus trabajos más recientes hacen aportaciones pioneras en el área de IoT, big data y NoC ópticos e inalámbricos.

Estamos descubriendo con asombro el potencial de la fotónica que se desarrolla en España. ¿Qué recomiendas para que podamos coger ese tren del que dependerán los chips del futuro?

España es uno de los líderes hoy en día en fotónica. El problema es que no hay mucha gente. Los que hay son muy buenos: José Capmany es excepcional, está la gente de Vigo, incluso en Málaga hay un par de compañías. Hay gente, contados, pero muy buenos, que no están por debajo, sino por arriba del resto de los top del mundo, que son referencias.

Es una buena materia prima, sí, pero cómo conseguir que exploten a nivel global.

Primero, hay que tratar de apoyarlos más, empoderarlos y facilitar la posibilidad de convertir una empresa en unicornio. Eso no lo hace la tecnología, es importante, pero necesitas mucho más. Necesitas el apoyo del Gobierno, la gente de la Universidad, un ecosistema que no existe. Y la formación del profesional. Respeto muchísimo a los investigadores de fotónica, son personas muy inteligentes, pero no van a ser directivos de empresa.

"Muchos de los que se creen que saben son muy malos"

Son visionarios, pero en España no hay tanta gente que lleve empresas y muchos de los que se creen que saben son muy malos, hay muy poca gente que yo respete en España. Alguien como Capmany necesitaría tener al lado un par de equal value en la parte de operation y de management de la compañía y seguir con su actividad investigadora.

¿Quién tiene que sacudir la empresa e incorporar a gente de ese nivel? ¿El inversor?

Es una pregunta difícil. Es una lástima, pero España no tiene un pool de esta gente. Hay pocos Capmanys en España, pero muchos menos líderes, CEOs brillantes que pongan en el mapa a la compañía. Necesitas alguien con el cual haya muy buena química, que no genere conflicto, que agregue valor, de modo que 1 + 1 sean 3 o 4. No es fácil, hay que dar la oportunidad al científico para que se relacione con gente, no necesariamente de España, y que los que se crean en España que saben viajen un poco afuera.

En el caso de Capmany, el presidente de su empresa iPronics es Iñaki Berenguer, un talento de primer nivel mundial, quizás una de las excepciones a lo que comentas. El caso es que veces echamos demasiada culpa a la Universidad, que la tiene, pero también el CEO debe tener unas cualidades muy especiales.

Necesitas preparar a gente para que impulse a personas como Capmany, para la parte de operacional. La tecnología en una empresa es responsable de menos del 15-20% del éxito. La mayor parte depende del entorno. La semilla inicial de las compañías tecnológicas normalmente es la tecnología, pero cuando crece... cuánto invierte Apple, por ejemplo, en I+D: normalmente es el 10-15%, es un pedazo pequeño de la inversión de compañías grandes.

En un momento de incertidumbre como el actual, coinciden miedos, expectativas, tensión, oportunidades, háblame de tu percepción acerca de lo que sucede en el sector tecnológico.

La sensación en lugares como Silicon Valley es que la crisis de semiconductores está pasando, incluso hay miedo de que haya sobreproducción. Creo que se han dado cuenta de que no se va a hacer todo en California o en Estados Unidos, que Europa puede aprovechar esa onda. Estoy hablando con compañías que ya quieren tener un peso más fuerte, como Analog Devices, que están pensando en poner cosas en Europa, incluso en Asia.

"España sigue teniendo opciones para ser un agente destacado; faltan voluntad y mañas"

El problema geopolítico sigue existiendo, la preocupación acerca de qué va a pasar con Taiwán está ahí, lo que quieren ahora es tener varios puntos y empezar a trabajar con los aliados. Seguimos viendo la oportunidad y la podríamos aprovechar, España podría tener peso, si sabe jugar las cartas bien. Pero ahora conozco mejor las dificultades del ecosistema en España. Y hay una falta de voluntad, es un problema, como lo diría… en Argentina utilizamos el término “mañas”: el caballo conoce el camino y siempre hace lo mismo.

Una especie de inercia, de vicios preconcebidos.

Las dificultades que existen en España no se deben a falta de voluntad de los políticos, ni de los directivos, sino a que no saben cómo cambiar y no hay forma fácil de hacerlo aunque quieran. Hay muchos problemas que a mí me perturban sinceramente. Lo que se hace es ir a buscar fondos europeos, fondos españoles para un proyecto, ¡pero si eso es lo que no está funcionando! ¿Porque no crees en serio en la innovación? Otra vez te agarró el miedo en vez de tirarte a la piscina. Vas a nadar, pero si no te tiras no lo vas a hacer.

El Foro de Davos de 2024 ha elegido el lema “Reconstruir la confianza”. Nos conviene hacerlo porque probablemente la alternativa sea mucho peor. Pero hay que averiguar cómo se hace eso.

Cuando se habla de reconstruir la confianza, se da por supuesto que había confianza. Yo creo que nunca existió, o que se ha perdido la poca que había. En Europa en general, y en España en particular, no se confía en la industria local, se confía más en la que viene de fuera. Es más fácil que te respeten fuera que dentro de España, incluso si te vas fuera y vuelves a lo mejor te reconocen. En los últimos años se ha perdido aún más la poca confianza que había.

Seguro que sí se puede, que hay gente buena, capaz, pero España es como un chico al que le dices: no eres bueno en matemáticas, no sabes contar, probablemente ese chico fracase en matemáticas cuando crezca, porque se crea la historia que le están contando.

Un profesor español del MIT me decía que la mayoría de estudiantes de nuestro país llegan allí con el síndrome del impostor, pero cuando cogen confianza hay que pararlos porque se vienen muy arriba.

Pensamos que, si un fabricante es alemán, seguro que va a hacer las cosas bien, confías más. Esa percepción hay que construirla, ellos se ganaron la fama. España tiene que ayudar a construirla. No es porque no haya capacidad, sino porque no se da la confianza a la gente. Incluso con las universidades a veces se dice: necesitamos traer gente de exterior que valide este trabajo. Confía en la gente de dentro, de cada 1.000 es muy difícil que no tengamos algunos muy buenos. Si la gente no te da confianza, llega un momento en el que tú no confías en ti mismo.

"La electrónica del automóvil vuelve a ser un driver clave"

Pudiste investigar en arquitectura de chips nada menos que en General Motors y Apple. Si retomaras el puesto hoy, ¿hacia dónde dirigirías la innovación? En cierta ocasión, me hablaste de simplificar, integrar en un solo chip muchas más funcionalidades para el automóvil.

El mercado de la electrónica dentro del automóvil es muy cíclico, no es un continuo. Cuando yo entré en los años 80, era el consumidor número uno de semiconductores del mundo. Me salió de casualidad, yo estaba en el lugar y en el momento adecuado. Después, el automóvil empezó a bajar porque vinieron otras cosas a nivel de electrónica mucho más dominantes. Pero ahora ha vuelto nuevamente a tener un peso importante, es realmente un driver clave, aunque hay otras áreas igual de robustas o tan grandes como la del automóvil, por ejemplo, IOT o wearables.

Si vas a San Francisco, el 30% de los automóviles no tiene conductor, dentro de poco va a ser el 70% y cuando no haya en ninguno no va a haber accidentes. Estamos en el principio de una gran revolución. El problema es que desgraciadamente en todas las revoluciones siempre hay grupos e intereses que derivan mal. Cuando fui nominado uno de los drivers de internet en sus inicios en Silicon Valley, si bien mi granito de arena es pequeño, en el algoritmo de recomendación para mí era importante conseguir que la información llegase a todo el mundo, pensé que eso iba a generar gente mejor educada.

Impulsar una mejor convivencia social...

Exacto, ha sucedido lo contrario. Se utiliza la información para generar desinformación. Se puede hacer muchísimo, pero quién lo controla, quién lo regula, si no está bien llevado, puede ser muy dañino. Hoy en día poca una gente puede destruirte una economía. Como estás tan conectado, puedes hacer hoy muchas cosas que antes no podías.

¿Cuál sería tu obra, tu proyecto, si volvieras a tener la oportunidad de participar en esos momentos fundacionales?

Discutía hace poco con alguien con una posición importante en una compañía sobre qué se podría hacer. Yo le decía: lo que haría ahora es utilizar la inteligencia artificial para educar en la información, de modo que cuando una persona busque algo le explique qué otras cosas hay. Un sistema inteligente que haga crecer la curiosidad. Pero llegamos a la conclusión de que va a ser difícil, porque el que siga haciendo lo mismo va a vender más.

Nadie quiere que le digan lo que opinan otros. ¿Cómo hacer un sistema que se regule a sí mismo, que haga un balance en la educación, en la información, un balance a nivel de sistema? Se puede hacer coches que hablen contigo, que interpreten cómo estás, que te psicoanalicen, que te ayuden. Todo eso es perfecto, pero debe haber fronteras. Porque la máquina te trata de satisfacer, mientras que un amigo quiere que entiendas. Si tienes un problema y hay algo que estás haciendo mal, te va a decir: escúchame, deja de hacer eso que está mal. Porque el amigo trata de ayudarte, no de satisfacerte.

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