Sólo un 24 % de los empleos en España en las áreas de alta y media-alta tecnología son ocupados por mujeres. Es uno de los datos que el ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, destacaba el pasado lunes durante la presentación del primer informe Mujeres e Innovación. Este documento -el primero de una serie prevista por el ministerio encabezado por Duque- viene a paliar un déficit histórico de información sobre el papel de la mujer en estos ámbitos.
El informe (leer completo aquí), pese a la ausencia de datos, ha sido capaz de extraer conclusiones fiables. Así, ha recogido y analizado información, inédita en su mayoría, relativa a emprendimiento y recursos humanos; programas de financiación de la innovación; actividades de intercambio y transferencia de conocimiento y composición de órganos de toma de decisiones. Aunque presenta algunos brotes verdes, el eje central del documento muestra que la brecha de género es acusada en estos terrenos.
Cifras alarmantes
Para la investigadora del CSIC, Monserrat Calleja, los números del estudio son preocupantes. “Son muy pocas las mujeres que se dedican a la innovación. Desde esa posición de partida es más complicado promocionar”. Autora de siete patentes y Premio Miguel Catalán, Calleja ha participado en una mesa redonda junto a Marta Martínez, presidenta de IBM en España, Portugal, Grecia e Israel, y Lina Gálvez, eurodiputada por el PSOE.
A Marta Martínez, “por desgracia”, los datos no le sorprenden tanto. Licenciada en Matemáticas por la Universidad Complutense de Madrid, la directiva es testigo en primera línea de esta situación de desigualdad en la esfera de la empresa tecnológica. “Además, nos cuesta localizar talento femenino. En las carreras técnicas necesitamos más chicas matriculadas”. Martínez se refería, fundamentalmente, a algunas ingenierías, donde el porcentaje de alumnas es escaso, y a como en IBM tratan de “forzar la balanza y actuar”.
Mujeres e innovación, y una visión valiosa
Lina Gálvez añadía que, al menos hasta el momento, ha faltado enfoque de género en la recopilación de los datos que analizan la situación de las mujeres en innovación y ciencia. Catedrática de Historia e Instituciones Económicas (UPO), PhD por el European University Institute, la experta en economía feminista considera que, así las cosas, estamos abocados a perdernos la mitad del talento disponible.
“No es sólo justicia social. Las mujeres aportamos algo distinto a la innovación por nuestra socialización y por el lugar que ocupamos en el mundo”, apuntaba.
Una carrera de obstáculos
En la idea de evitar problemas futuros, Marta Martínez opinaba que es importante poner el foco en los colegios y en edades tempranas. Niños y niñas “tienen que estar dotados de libertad para escoger con más conocimiento. El actual sesgo hacia determinadas carreras no ayuda”.
Según la presidenta de IBM, en las empresas es fundamental detectar el talento en las mujeres más jóvenes antes de que, como señalaba Montserrat Calleja, ellas mismas se autoimpongan un freno. “Saben que el 100 % del cuidado de menores y mayores va a recaer sobre sus espaldas. Es un obstáculo para sus carreras, de ahí la sobretitulación femenina en algunos puestos. Que los hombres sientan suya el 50 % de la carga va a ser algo muy importante”.
“Hay que terminar con la cultura del presentismo y con la actual definición de éxito” (Lina Gálvez)
Respecto a este último punto, Lina Gálvez recordaba que no sólo estamos tirando por la borda el talento innovador femenino, sino el talento cuidador de los hombres. “Los usos del tiempo de hombres y mujeres son muy desiguales. Retroalimentan estereotipos”. Además, la eurodiputada piensa que urge modificar conceptos arraigados en una cultura caduca. “Hay que terminar con la cultura del presentismo y con la actual definición de éxito”.
Gálvez sumaba a estos argumentos un punto a su juicio crítico. “En financiación, hay que cambiar los criterios de selección que determinan el apoyo o el rechazo a un proyecto”. Actualmente, sólo un 2 % de la financiación va a parar a iniciativas lideradas por mujeres. La historiadora cree además que en algunas cosas no avanzamos, e incluso retrocedemos. Una es el ocio. “Dibujos animados y otras formas de consumo individualizadas diferencian claramente productos para niños y niñas. Caen en el ‘princesismo’. Antes veíamos todos juntos ‘Mazinger Z’”.
“Las mujeres en estos puestos tenemos la responsabilidad de quitar piedras del camino” (Marta Martínez)
“Hay que forzar la máquina”, decía Marta Martínez. La máxima representante de IBM en España considera que se han adoptado medidas constructivas, pero reclama mayor contundencia general en lo que respecta a igualdad de género e inclusión. “La sensibilidad existe, pero lo importante es hacer que ocurra. Tener un plan. En su empresa, en 2019 un 37 % de las nuevas contrataciones recayeron en mujeres. “Estamos muy por encima de la media del sector”, señalaba Marta Martínez.
Tanto Calleja como Gálvez perciben que la ampliación del permiso de paternidad es un punto de inflexión a tener en cuenta. También que se pongan sobre la mesa de modo nítido criterios de valoración meritocráticos y objetivos. “Los proyectos son evaluados con números. Las mujeres ya no tenemos estar en el momento adecuado con los viejos profesores que toman las decisiones. Hemos salido ganando todos. También hombres talentosos que no necesitan tejer redes de contactos para conseguir grandes cosas”, detallaba Calleja.
Para generar una corriente favorable y derrocar los vicios de las viejas estructuras de poder, la llegada de mujeres a posiciones de liderazgo es una buena noticia. “Si ellas quieren que el cambio pase, se produce un movimiento en cascada hacia el resto de la sociedad”, apuntaba Lina Gálvez. “Las mujeres en estos puestos tenemos la responsabilidad de quitar piedras del camino”, añadía Marta Martínez.
¿Y los hombres?
“Además de corresponsabilidad, a los hombres les pido que cedan espacios y privilegios que les son dados desde la infancia”. La postura de Lina Gálvez era compartida por sus dos compañeras de mesa. “He tenido un entorno favorable, pero también he encontrado gente que no fomenta que las mujeres progresen. Cuando los detectas hay que coger el toro por los cuernos y pararlo”, explicaba Marta Martínez.
Para Montserrat Calleja, esas nuevas responsabilidades compartidas por mujeres y hombres son en verdad un premio para los segundos, “aunque sea emocional”. “No obviemos que la sociedad no premia a estos hombres más comprometidos, sino que los castiga más aún que a las mujeres si, por ejemplo, piden el permiso por paternidad”.