Un estudio académico dirigido por José Martí Pellón, catedrático de Economía Financiera de la UCM, y promovido por la Empresa Nacional de Innovación (ENISA) constata que la financiación a empresas de pequeña y media escala tiene un impacto muy positivo en el ámbito económico y social de un país. 4.288 de las 5.189 empresas apoyadas por ENISA entre 2005 y 2018, (datos hasta el tercer año de la recepción del primer préstamo) han generado 13.827 puestos de trabajo en España. “Una cifra que se amplía hasta 30.863 si extendemos el análisis hasta el año 2020”, destacó José Bayón, CEO de ENISA, en la presentación del informe que analiza las operaciones e inversiones realizadas con los préstamos participativos de la entidad.
“Este estudio es la evidencia de la utilidad de un instrumento público, como lo es el préstamo participativo de ENISA (un instrumento financiero a medio camino entre el préstamo tradicional y el capital de riesgo que pretende reforzar la estructura financiera de una empresa)”, aseguró Bayón. “Impulsar el ecosistema emprendedor e innovador y conseguir que sea robusto es, sin duda, fundamental para generar un valor económico, visibilizar el capital humano y transformar el modelo productivo”, añadió.
Por otra parte, desde la perspectiva del coste de los recursos comprometidos por ENISA, el informe destaca que 478 millones (56,5 %) de los 821,9 millones de euros prestados ya habían sido recuperados en forma de reembolsos hasta julio de 2022. “El resultado es un efecto multiplicador del préstamo sobre la inversión en activos totales de 12,9 veces el importe prestado”, de acuerdo a la investigación.
Además de los reembolsos y otros ingresos recibidos a través de intereses y comisiones de cancelación anticipada, el informe promovido por ENISA también incluye una estimación del efecto indirecto sobre la recaudación en el IRPF (con un valor de 543 millones); en la Seguridad Social (874 millones) y en el IVA (2.971 millones), según los datos recaudados entre 2012 y 2020.
El problema estructural de la financiación en España
“Nuestra estructura empresarial está fundamentalmente formada por micro-pymes y eso no nos permite crecer como país ni competir internacionalmente si no conseguimos que esas empresas nazcan y se desarrollen posteriormente. Si una empresa nueva va a un banco a pedir un préstamo a largo plazo no se lo van a dar salvo que lo asegure con su propio patrimonio. En casi ningún país del mundo existen mercados organizados que admitan acciones de compañías recién creadas”, explicó José Martí Pellón.
¿Cuál es la alternativa? El catedrático aseguró que, aunque los instrumentos de financiación como el capital de riesgo, las subvenciones públicas y las garantías de préstamos son útiles, no son suficientes en la actualidad. No obstante, ve con optimismo los préstamos participativos “porque permiten modelar el coste para la empresa mediante dos componentes de interés: un interés constante durante toda la vida del préstamo (y que no es demasiado costoso); y otro que solo entraría en el caso de que la empresa llegue a alcanzar beneficios”, destacó.
“Queremos demostrar que las empresas que han pasado por ENISA han conseguido más fácilmente préstamos a largo plazo del sistema financiero tradicional. Esto requiere del compromiso del emprendedor porque él tiene que complementar una parte de la inversión demostrando una apuesta sólida por su proyecto y eso supone un alineamiento con el prestamista, que en este caso en ENISA”, detalla Martí.
“Estos préstamos cubren la restricción financiera que sienten las pymes, algo que les permite dar el salto para poder crecer y generar impacto en todos los ámbitos: en el empleo, en las ventas y en la sociedad”, recalcó Martí. Además “estamos comprobando cómo las empresas que han pasado por ENISA han conseguido más fácilmente préstamos a largo plazo del sistema financiero tradicional”, concluyó.