Dice Mateo Valero que “la culpa no fue del cha-cha-chá, sino de los transistores”. Actualmente, China y Estados Unidos superan a Europa en cuanto a número y calidad de supercomputadores. Valero, director del Barcelona Supercomputing Center (BSC)-Centro Nacional de Supercomputación y renombrado profesional internacional en este campo, máxime después de haber sido el primer europeo en ganar el prestigioso Premio Eckert-Marchly, tiene claro que nuestro país, y por lo tanto nuestro continente, tiene la capacidad suficiente como para ser primero en tecnología e innovación. Está Alemania, está Reino Unido, Francia e Italia. Y por supuesto, nunca hay que dejar de contar con España.
El problema surge cuando entra la política y la economía. En el marco del 30º Encuentro de Telecomunicaciones y Economía Digital, celebrado en Santander, Valero ha lanzado una pregunta: ¿es posible construir el Airbus de la supercomputación en Europa? “La realidad es que las máquinas no son nuestras. El campo europeo no se encuentra bien debido a que las máquinas vienen de fuera; compramos las piezas a los americanos o a los chinos. El secretario de Estado de Estados Unidos, lleva afirmando bastante tiempo que quieren ser los primeros en este campo. Y aunque ocupen la segunda posición (global) no pararán hasta conseguirlo. Mientras tanto, Junker se conforma con el tercer puesto. Básicamente: si compramos de fuera seremos los primeros, pero se olvida de que lo más importante es desarrollar, crear, avanzar en la ciencia”, explica Valero.
En el BSC, un compendio de instituciones como el Gobierno de España, la Generalitat de Cataluña y empresas tecnológicas, luchan porque la ciencia sea relevante, además de excelente. Y aunque su próximo proyecto (un supercomputador de 10 petaflox, lo que les haría estar entre los diez más potentes del mundo) sea muy ambicioso, no paran, pues ya han logrado situarse como los primeros en cuanto a diseño de arquitecturas. Pero para ello, a veces, necesitan el dinero de los demás, como por ejemplo, de la iniciativa europea Horizonte 2020. ¿Cuál es entonces el problema? “Cada vez que ha habido un instrumento nuevo la ciencia ha avanzado. El transistor, el telescopio, la rueda. Pues los supercomputadores son lo mismo, son aceleradores de energía […] Hemos llegado a un punto en el que podemos soñar, y tenemos el hardware necesario para soportar gran cantidad de datos”, afirma, pero dependen, como siempre, del dinero.
La cuestión es avanzar en ciencia, y Valero, una voz muy respetada, lo explica así: “ahora todos los productos son inteligentes. Como las smart cities. Las ciudades no son inteligentes, son los ciudadanos los inteligentes y cuanto más ciudadanos inteligentes haya mejor irá la sociedad”. Cuestión de política o de dinero, el BSC se enfrenta ahora a un gran proyecto conjunto con Francia e Italia que intentará ser 100% europeo.