Especializado en estrategia, cultura, enlace con el cliente y gestión de equipos y proyectos, Max Oliva ha sido director gerente de España de Studio Banana desde 2018. Combina esto con su papel como cofundador de plataformas y redes destinadas a la innovación y el emprendimiento como Impact Hub Madrid (desde 2007), TEAMLABS / (desde 2011) y Uncharted Spain (desde 2016), así como su puesto como director adjunto de Innovación Social y profesor en IE University (desde 2006).
Formado como ingeniero mecánico en el Tecnológico de Monterrey, tiene un IMBA de la IE Business School y una maestría en pensamiento de diseño del Instituto de Diseño de Stanford, además haber sido reconocido como miembro de la Casa de Impacto Social Global y Expedición Juvenil Antártica 2041. En sus 20 años de experiencia profesional, ha formado parte de organizaciones como Emerging Leaders Program International en el State of the World Forum (1999-2000), Precision Industries (2001), Exiros (Tenaris Group) (2001-2003), AIESEC ( 2007-2015) y Impact Hub Network (2007-2009).
Forma parte de Studio Banana, sede de la innovación impulsada por el diseño, donde dirige un equipo multidisciplinario formado por diseñadores en el lugar de trabajo, especialistas en branding, pensadores gráficos y expertos en UX.
1. A lo largo de tu trayectoria profesional, ¿qué decisión ha tomado que haya tenido como consecuencia un mayor grado de innovación?
Tomar consciencia de que el entorno de trabajo ha cambiado radicalmente, y a consecuencia de ello, empezar a conectar puntos. Los desafíos están ahí, pero también las soluciones: cómo conectando puntos entre personas con diferentes perfiles pero con un punto en común, apertura al cambio, tanto a nivel espacial como relacional, encontramos ideas transformadoras. Studio Banana representa esa forma de pensar y hacer a muchos niveles, desde nuestro origen como espacio de coworking, hasta nuestro momento actual como estudio de transformación multidisciplinar.
2. ¿Cuáles son las claves para culminar con éxito un proceso innovador?
No hay una receta preestablecida para la innovación, pero sí creo que hay 3 ingredientes principales. Primero, el reto: un reto creativo que cuestione lo establecido y desafiar el status quo. Segundo, la acción: cómo nos acercamos al usuario final y co-diseñamos con él, abandonando esa posición tan cómoda del diseñador que todo lo sabe, no, el usuario conoce mejor que nosotros sus problemas y sus necesidades, escuchémosle. Tercero, la reflexión y el aprendizaje fruto de los 2 ingredientes anterior. Cuando tomamos el fruto de esa reflexión y lo iteramos, a través de un proceso en el que error está pautado para generar la mejor solución posible, ahí es cuando cristaliza el conocimiento y realmente podemos hablar de innovación. No se trata de idear algo novedoso, se trata de crear algo inteligente y que aporte un valor diferenciador respecto a lo ya existente.
3. Tres consejos para quienes estén dispuestos a abordar cambios, acciones o procesos innovadores en su empresa o entorno.
Primero, cultivar un cambio de mentalidad. Éste es un punto de partida indispensable: cuando cambias la forma de pensar y de abordar los retos, es entonces que tu mente conecta puntos aparentemente sin relación y surge el germen de la innovación.
Segundo, confianza creativa a varios niveles: individual, sin duda; la del equipo, que es fundamental; y también la de la comunidad. Y no nos quedemos sólo en la parte creativa: la confianza es igual de importante en esta ecuación, sólo así nos sentimos capaces de pensar diferente y transgredir los límites de lo establecido.
Tercero, imprescindible para innovar, y como consecuencia de lo anterior: estar cómodo con lo desconocido. No hay mapa ni hoja de ruta para innovar. Los procesos son una herramienta muy buena, pero tienes que saber navegar la incertidumbre y disfrutar del no saber.
4. ¿Cuál es, a tu juicio, la mayor innovación que ha tenido lugar en los últimos 50 años en todos los ámbitos?
Es imposible escoger una, pero sí diría que me quedo con la idea de volver a lo que nos hace humanos. Por supuesto que la tecnología ha propiciado cambios radicales, pero los seres humanos aprendemos rápido. La mayor innovación es entender que lo que nos hace humano, lo que nos diferencia de cualquier inteligencia artificial, es la capacidad de creación, la capacidad de aprender a través del error. Para mí esta vuelta a lo humano es la mayor innovación porque realmente está marcando la diferencia, lo vemos diariamente: el poner a las personas en el centro ha permitido que esos avances tecnológico no se queden en herramientas, sino que nos permitan llegar como sociedad a sitios donde ni siquiera habíamos soñado estar.