Melissa García Caballero (Málaga, 1985) siempre quiso ser científica. “Es pura vocación. Desde que tenía poco más de tres años empezó a fascinarme todo lo relacionado con el cuerpo humano y la naturaleza. Me enfadaba con mi madre porque no podía ver las bacterias, me lo cuestionaba todo… Más tarde, mis regalos de reyes fueron microscopios, videoscopios y juegos de experimentos. Desde entonces, ese espíritu inquieto, esa curiosidad por todo y el deseo de saber y aprender cada vez más, sólo fue creciendo”, comenta García Caballero.
Licenciada en Biología por la Universidad de Málaga (donde actualmente es profesora e investigadora), en 2013 realizó su tesis doctoral con mención internacional en la misma universidad. En una primera estancia postdoctoral obtuvo una beca Marie Curie para estudiar y desarrollar nuevos modelos tumorales en el Laboratory of Tumors and Developmental Biology-GIGA Cancer de la Universidad de Lieja (Bélgica). Posteriormente, realizó su segunda etapa postdoctoral en el Center for Cancer Biology de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica).
Hace apenas unas semanas, Melissa García Caballero se convirtió en una de las cinco científicas españolas menores de 40 años premiadas por el programa L’Oréal-UNESCO ‘For Women in Science’. La iniciativa reconoce el tanto joven y el liderazgo femenino en trabajos pioneros del ámbito de las ciencias de la vida.
Nuevo conocimiento
La investigación que va a llevar a cabo pretende desvelar la comunicación entre las células inmunes y las células endoteliales en el microambiente tumoral. El objetivo es desarrollar nuevas estrategias para combatir el cáncer. “De manera reciente, las células endoteliales han sido identificadas como agentes cruciales en la modulación de la inflamación y las respuestas inmunes adaptativas. Interactúan estrechamente con las células del sistema inmunitario”, explica García Caballero.
García Caballero añade que: “Sin embargo, la dinámica que controla la intercomunicación entre las células endoteliales y las células inmunes en la progresión del cáncer aún deben ser dilucidada”. El proyecto pretende despejar estas incógnitas para identificar nuevas dianas terapéuticas y biomarcadores. “La intención es que sirvan para el desarrollo de futuros fármacos que modulen esa interacción y frenen la progresión tumoral”.
El trabajo de Melissa García es relevante porque avanza en la comprensión de la metástasis, responsable de la mayoría de muertes por cáncer. “Durante el proceso de malignización los tumores adquieren la capacidad de promover la formación de nuevos vasos sanguíneos y linfáticos para que las células cancerosas puedan migrar, colonizar ganglios linfáticos regionales y finalmente invadir otros tejidos, conduciendo así a la muerte del paciente. Es por ello, que la proliferación de las células endoteliales, y el microambiente tumoral en su conjunto, tiene un papel decisivo en la progresión de la enfermedad”.
Buen ritmo investigador en oncología
García Caballero considera que, en los últimos tiempos, han confluido distintos avances que marcan un hito en la investigación oncológica con la inmunoterapia a la cabeza. “Actualmente, los esfuerzos están centrados en incrementar la tasa de éxito de la inmunoterapia para que sea eficaz en cualquier paciente y en todos los cánceres. Es una propuesta que supone un enfoque multidisciplinar, interdisciplinar y traslacional. Aborda un problema con un fuerte impacto social. Se trata de dar una solución al elevado porcentaje de pacientes oncológicos que, desafortunadamente no pueden beneficiarse de los tratamientos disponibles”.
Otras tecnologías e innovaciones anexas también contribuyen a estos progresos. “Podemos diseñar técnicas de secuenciación y equipos analíticos cada vez más sofisticados. Todo este movimiento ha favorecido el nacimiento de las ‘ómicas’ -genómica, transcriptómica, proteómica, metabolómica-, aproximaciones que permiten estudios a gran escala de elementos implicados en el funcionamiento del organismo y como se ven alterados en situaciones patológicas. Esto facilita la aplicación de políticas de prevención, el diagnóstico temprano de la enfermedad y el desarrollo de la medicina personalizada”.
En el plano más técnico, Melissa García Caballero destaca el incremento de capacidad de los equipos informáticos. “Permiten almacenar una gran cantidad de información. El boom de la bioinformática y del desarrollo de softwares específicos ayuda a al análisis de los datos generados. La integración de estos datos deriva en la creación de redes de integración con los que comprender mejor el funcionamiento de los sistemas biológicos”.
La necesidad de multiplicar apoyos
Según la investigadora, el apoyo de programas como “For Women In Science” de L’OREAL-UNESCO son importantes en un momento como el actual, cuando el COVID-19 ha dejado claro que la ciencia necesita “un enfoque que trascienda lo regional y lo nacional en favor de la cooperación internacional y la integración científica”.
Melissa García Caballero opina que, pese al entusiasmo general por la investigación científico-tecnológica y la lección aprendida durante la pandemia, “no se han producido los cambios estructurales necesarios en las políticas de investigación ni se está destinando más financiación a la investigación biomédica en general”.
Darle la vuelta a esta situación requiere, a su juicio, una mayor conciencia que entienda que sin I+D+i no hay progreso ni futuro. “Las organizaciones públicas y privadas deberían invertir más en investigación. Si conseguimos una unidad de trabajo coordinada, que cuente con una financiación similar a la que se ha destinado al conocimiento del COVID, avanzaríamos en nuevos conocimientos y en la cura de enfermedades. Hablo del cáncer, de enfermedades cardiovasculares o de patologías neurodegenerativas que afectan a miles de personas”.