La Fundación Ramón Areces y la OCDE han presentado el seminario ‘La nueva revolución de la producción: la transformación digital’, un evento donde varios expertos han debatido sobre la importancia de la digitalización en la sociedad actual, así como de los posibles cambios tecnológicos que pueden surgir tras su implementación global. El papel de España en esta nueva revolución ha estado representado por Álvaro Nadal, ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, que ha mostrado sus impresiones sobre una transformación que, en poco tiempo, afectará a todos los países.
“Estamos ante dos revoluciones tecnológicas: una es la energética-medioambiental, y otra, la digital. España llegó tarde a las dos revoluciones industriales, lo que nos ha hecho tener 50 años de retraso respecto a otros países europeos. Con mucho esfuerzo hemos recuperado terreno pero, esta vez, no podemos dejar pasar la oportunidad”, ha explicado el ministro en la jornada, celebrada ayer.
En su opinión, el sector público no tiene que ser avaricioso: hay que pedir poco dinero a las empresas privadas para que estas puedan desarrollar nuevas tecnologías que permitan a España estar a la vanguardia de Europa. Aun así, hay reformas que inevitablemente tienen que estar lideradas por el Gobierno. Entre ellas, digitalizar la sanidad, la educación, el idioma, la fiscalidad o la mismísima Constitución. “Nuestra Constitución es analógica. En demasiadas ocasiones tenemos que interpretarla en el ámbito digital: el acoso escolar, el derecho al honor, la intimidad o la publicidad engañosa, entre otras cuestiones, todavía no están perfectamente reguladas. Aunque ya tenemos en marcha un proyecto para solucionarlo”, ha asegurado.
Para Nadal, “la agenda digital es infinita. El Big Data, probablemente, destrozará los últimos 30 años de teoría económica. Nosotros luchamos para que en el año 2020 el 100% de la población tenga, al menos, 30 megas. Y para estar a la altura tenemos que tomar conciencia como país, no como gobiernos de cuatro años”.
Pero la digitalización española, como ha recordado Nadal, no tiene sentido sin la propia Europa. Otro de los grandes ponentes del día ha sido Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, que se ha basado más en la construcción de una base para la digitalización de nuestro país tomando como referencia al continente. Y es que, “la ciencia sin seso, locura doble”, ha resumido, parafraseando a Gracián.
“El gran desafío consiste en llevar a cabo una serie de reformas políticas que permitan el buen desarrollo de la digitalización en la sociedad. La digitalización en España todavía está por detrás de otras grandes potencias europeas. La computación en la nube, el cloud… son herramientas que solo el 46% de las grandes empresas utilizan; un 12% si hablamos de pymes. Todo esto exige una serie de propuestas políticas para satisfacer la demanda actual y futura y para reducir la brecha digital. En la OCDE hablamos de un 1,3% de inversión necesario en I+D+i. En países como Corea del Sur, esta cifra sube al 3,3%”, ha argumentado.
Según Gurría, los sistemas formales de educación y de formación deben actualizarse y ofrecer nuevas oportunidades a todos, incluidos a los que tienen menos competencias, para que puedan adaptarlo de manera normal a sus vidas. La necesaria digitalización de la sociedad europea es imparable y España, aunque superior en algunos aspectos, “todavía tiene que mejorar más”.