Entre el 16 de octubre de 2020 y el 30 de julio de 2021, el Intitut de Formació Contínua - IL3 de la Universitat de Barcelona celebra una nueva edición de su Master en Business Innovation. Lo hará en formato presencial y en un contexto marcado por la crisis del coronavirus; un punto de inflexión en que ha quedado patente que la apuesta por la I+D+i a todos los niveles es irrenunciable. El director del master es Miquel Barceló para quien, hoy, “dirigir una organización es sinónimo de gestionar la innovación”.
“Si no innovan, las organizaciones se mueren”, apunta Barceló. El experto añade que la propuesta del MBI que conduce pone el acento en las herramientas y metodologías necesarias para gestionar la innovación entendida “no como un click puntual”, sino como un proceso sistemático “que tiene lugar todos los días y en toda la organización”.
Para situarnos en el momento actual, Miquel Barceló echa la vista atrás para demostrar cómo, paulatinamente, el conocimiento ha ganado terreno a la hora de inyectar valor al trabajo. Un recorrido en el que son importantes las teorías de Peter Drucker, uno de los padres del management, que desembocaron en un cambio radical dentro de las organizaciones, estáticas desde principios del Siglo XX.
“Del esquema piramidal vamos a estructuras planas, y de administrar organizaciones pasamos -insiste Barceló- a gestionar una innovación sistémica y distribuida. Esto implica que el liderazgo también se encamine hacia un modelo más colaborativo de decisiones son compartidas”.
Estos procesos ocurren a una velocidad que nos obliga a estar en permanente alerta. Una vía segura para no perder el paso de los tiempos pasa por formarse y actualizar, periódicamente, determinados aprendizajes. “Antes un SEAT 600 duraba décadas como modelo vigente. Hoy ese tiempo se reduciría, con suerte, a los seis meses. Lo mismo sucede con la inmensa mayoría de productos y servicios. La presión de la innovación es ahora mucho más fuerte. Un ejercicio excelente no libra a una corporación de desaparecer en los meses siguientes”.
Para Miquel Barceló, la introducción de funciones exponenciales en la velocidad del cambio implica que la variable crítica sea la innovación. “A principios de siglo, la vida media de una empresa era de 70 años frente a los 10 años de promedio de hoy día. Cualquier ranking muestra que buena parte de las compañías líderes no existían una década atrás. Así que, la única salida es innovar. Seas o no un monopolio. No hay más que echar un vistazo a lo que le ha pasado al taxi”.
Ferviente defensor de la innovación abierta, un terreno en el cree que España no ha hecho los deberes, Barceló apunta a uno de sus pioneros, Henry Chesbrough, artífice de la famosa frase “Siempre hay más talento fuera que dentro”, con la que resumía su teoría y la imposibilidad de afrontar todos los procesos de desarrollo en solitario.
“Es imprescindible apoyarse en el entorno, y el talento acude a lugares donde se dan una serie de requisitos, no sólo tecnológicos y empresariales, también de calidad de vida”, señala Barceló, experto en los mecanismos que configuran esas áreas proclives al progreso. “Hay dos tipos de ciudades: las que atraen talento, y por tanto inversión de alto valor añadido, y las que no. Las distancias entre ellas se están incrementando, tal y como ha detectado el profesor de Berkeley, Enrico Moretti. ¿Esto quiere decir que las segundas están condenadas? No, pero tienen que espabilar cuanto antes”.
Barceló formó parte de la aplicación efectiva de esta estrategia. El distrito 22@ de Barcelona es hoy uno los motores de la ciudad. “Gracias al alcalde Clos y a unos cuantos entre los que me incluyo, conseguimos que saliera adelante en lugar del plan residencial previsto inicialmente”. Entre los déficits actuales del distrito tecnológico, Barceló echa en falta un mayor liderazgo público por parte del Ayuntamiento que dirige Ada Colau.
Otras ciudades, como Palma de Mallorca, han comprobado con toda crudeza que no pueden seguir dependiendo del turismo y han tomado cartas en el asunto. Barceló está implicado en un proyecto que convertirá el distrito Levante de la capital balear en un enclave de carácter innovador. “Personas y empresas han de aplicar la innovación abierta para avanzar, pero aún se enfrentan a las inercias en el urbanismo de las ciudades, centrado en aspectos físicos, sin tener en cuenta estrategias económicas ni de conocimiento”.
Con el fondo de reconstrucción europeo recién aprobado, Miquel Barceló alinea las ayudas con los puntos calientes de un cambio de paradigma “rapidísimo y radical” que tiene en la digitalización un elemento trasversal. “Además, hay que considerar cómo el cambio climático obliga a un nuevo sistema de generación y distribución de energía, donde ganamn espacio el autoconsumo y la movilidad sostenible. También toman posiciones las ciencias de la vida. Europa ha de liderar estas tendencias”.