Primero fueron Marilyn Monroe o Grace Kelly. “Mi abuelo era una un gran aficionado al cine clásico. Con él vi infinidad de películas”. Pero la culpable de que desde muy niña Mireia Vilanova no se viera haciendo nada que la alejara del celuloide fue Meryl Streep. “Mientras a la mayoría les gustaba Justin Beaver yo estaba fascinada con la protagonista de ‘Kramer contra Kramer’, recuerda desde Los Ángeles la joven productora barcelonesa.
Cuando fue consciente de la cantidad de opciones que había tras las cámaras avanzó a sus padres que su objetivo era cruzar el Atlántico en cuanto pudiera. “No era una opción muy realista, pero tenía que intentarlo”. Empezó a estudiar Comunicación Audiovisual en la Universidad Pompeu Fabra y en 2016, en su tercer año de facultad, se marchó a los Estados Unidos dentro de un convenio bilateral con la Universidad de California Los Angeles (UCLA). “Ocho meses bastaron para darme cuenta de que mi sitio estaba allí. Tenía claro que solo así conseguiría mi sueño”, explica.
De vuelta en Barcelona, Vilanova no tardó en recibir una beca de Fundación La Caixa que le permitió estudiar en el Peter Stark Producing Program de la Universidad del Sur de California (USC), el programa más prestigioso del mundo para productores, ejecutivos y agentes de televisión.
La ciudad del cine sin cine
Dos años después, la pandemia ha provocado que asistamos a una estampa que parecía imposible: todas las salas de cine de Los Ángeles cerraron al comienzo de la emergencia sanitaria y aún no han reabierto. “Muchas no volverán. El paro se ha disparado en la industria”. Mireia Vilanova explica que la vuelta de los rodajes al gran hub del cine en Estados Unidos (junto a Nueva York y Georgia) no ha sido un camino de rosas. “Los protocolos son tan estrictos que los presupuestos se disparan. Los permisos de rodaje han caído en un 40 % y los despidos no cesan en agencias de representación, oficinas de producción, personal de estudios…”
Ella misma estaba rodando un corto justo al inicio de la pandemia. Un proyecto que pudo concluir en junio. “Ahora estamos intentando retomar la posproducción de otro corto como parte de una tesis doctoral. Los retrasos son especialmente dramáticos para este género cinematográfico, porque les deja fuera de circulación en festivales, cuyo calendario no ha vivido grandes modificaciones”.
Bafta Newcomers Program
En mitad de tanta incertidumbre, una buena noticia. Mireia Vilanova ha sido seleccionada por el Bafta Newcomers Program, impulsado por la Academia Británica de las Artes Cinematográficas y de la Televisión. Un espaldarazo para el desarrollo de su carrera que llega en el momento justo. En 2021 espera que tenga lugar la filmación de su primer largo, ‘Two Sisters’, con guion y dirección de David Moragas.
“La pandemia hace mucho más complejo conseguir financiación privada”. El programa de Bafta, dirigido a profesionales con proyección futura que lleven menos de dos años trabajando en EE.UU., permite acceder a convocatorias de eventos, screenings y todo tipo de encuentros de networking. “Ahora formo parte de una red de artistas con inquietudes y dificultades similares a las mías”, añade Vilanova, que sí opina que el COVID-19 supondrá una eclosión de creatividad. “Pasado el miedo, la gente se va adaptando. Tienen más tiempo libre para desarrollar de nuevas ideas, y eso empieza a notarse”.
Entre los nombres que recomienda tener en cuenta, Mireia Vilanova destaca el trabajo de Lulu Wang ('The Farewell') y Chloe Zhao, que suena fuerte para los Oscar tras triunfar en Venecia y Toronto con 'Nomadland'. En España, se queda con la contribución, “junto a otros muchos”, de Carlos Marqués-Marcet, Belén Funes o Elena Martín i Gimeno. “Hay infinito talento en el cine independiente americano. Se están haciendo cosas fantásticas. Ayuda que en Estados Unidos la gente prácticamente solo consume cine nacional. Lo nuevos directores lo tienen más fácil para encontrar su publico”.
La doble cara del vuelco de la industria
“Antes de la pandemia las salas de cine ya lo estaban pasando mal”, asegura Mireia Vilanova, para quien el coronavirus ha acelerado un descalabro global del que sólo se libraban las películas ‘evento’. ¿Pasa entonces el futuro del cine por el salón de nuestras casas? “Ojalá no fuera sí, pero creo que vamos hacia un modelo en el que las películas medianas o pequeñas irán directas a las plataformas”.
Que el cambio es profundo lo demuestran decisiones recientes, como que Disney+ optara por estrenar ‘Mulan’ en streaming, sin pasar por las salas. “Es difícil saber cómo funcionará la industria. Todo el mundo debería tener la oportunidad de estrenar en pantalla grande, pero hay que reconocer que lo digital y las plataformas abren puertas a los artistas emergentes. Hoy puedes estrenar una película en FILMIN que verán miles de personas. Hace diez años habría sido imposible”, comenta Vilanova, que ha estrenado sus obras en tres festivales online a lo largo de los últimos meses.
“Hay quien opina que la película de 2020 será la filmación en directo del asesinato de George Floyd” (Mireia Vilanova)
La productora establece similitudes entre el momento actual y el punto de inflexión que supusieron, primero el salto a la grabación digital y, tiempo después, la irrupción de Internet. “Los autores se han multiplicado. Ahora no sólo es fácil grabar, también distribuir. A las malas, puedes subir algo a YouTube y viralizarlo en redes sociales. Hay quien opina que la película de 2020 será la filmación en directo del asesinato de George Floyd. Hasta ese punto están cambiando las cosas”.
En estos movimientos mandan Amazon, Netflix, HBO, Disney+ o Apple TV. Las grandes pueden permitirse jugar con plazos largos antes de obtener rentabilidad. Inmersas en una competencia feroz, tienen que compaginar su crecimiento con la definición de una identidad diferencial. “Son más estrictas y selectivas de lo que pueda parecer desde fuera, tanto con lo que producen como con lo que adquieren. Su objetivo es ofrecer el mejor contenido para mantener suscriptores y atraer otros nuevos. Pero no es sostenible que a futuro vivan solo de la cuota de suscripción actual. Más adelante no sé que harán, pero ahora parece claro que lo que les toca es endeudarse”, concluye Mireia Vilanova.