Me sorprendió mucho el nombre del programa que pretendía entrar en un serio programa espacial de construcción y lanzamiento de cohetes. Elegir Miura como nombre de los cohetes fue un acierto que contrastaba con el de la empresa constructora y desarrolladora de este programa espacial, prácticamente desconocida para una gran mayoría de la opinión pública. PLD Space, empresa ubicada en Elche, no era una referencia habitual fuera de los ambientes relacionados con sus actividades.
Afortunadamente, el éxito del lanzamiento del Miura 1 ha puesto a la empresa en “órbita” y ayuda a entender el proceso que exige el proceso innovador. Por eso lo considero un paradigma de ese espíritu tan difícil de encontrar y de mantener en una sociedad donde estos trabajos no se perciben con la importancia que merecen, entre otras cosas, porque de ellos depende el futuro de la sociedad en su conjunto.
Por todo ello, hay que dar la enhorabuena a PLD Space por lograr este llamativo objetivo, que se ha convertido en un hecho histórico para España. Y dar las gracias también por ejemplificar lo que es un proceso de innovación, ya que lo bueno no está solo en este éxito, sino en que constituye un peldaño más hacia el objetivo final; un logro relativo, porque avanzar va a suponer fijar nuevas metas que ahora no somos capaces de vislumbrar.
Han sido valientes al elegir un nombre tan emblemático como Miura, ese apellido español que dio nombre a una ganadería de toros de lidia con una casta que se puede calificar de mítica en el mundo del toro y un mito en la cultura popular por sus características genéticas. Enfrentarse a un miura, como lanzar un cohete al espacio, es un reto importante, tanto que la empresa ha tenido que soportar críticas adversas cuando antes del verano tuvo que aplazar por criterios técnicos el lanzamiento y el éxito logrado ahora.
Si le une el nombre y el reto hay una tercera comparación que merece la pena resaltar: la capacidad de aprender es, curiosamente, una de las características más importantes de los miura, por lo que dicen los propios toreros y demás expertos en el tema. No es su corpulencia o su altura, sino su capacidad de aprender, lo que los hace diferentes. Y eso es el gran reto que tenía que solventar PLD Space.
El reciente lanzamiento sirve para seguir aprendiendo y trabajar para el futuro inmediato, el Miura 5, otro paso más, que es un desafío para cada una de las personas que componen el equipo creado por PLD Space, un paso más en la innovación que se hace en España.
El hito se ha marcado y ahora lo que hay que esperar es que la empresa siga creciendo y que su ejemplo sirva de acicate a la sociedad para que se interese más por estos temas tecnológicos, en demasiadas ocasiones olvidados, o lo que es peor, criticados sin conocer la complicación de un trabajo.
No han sido pocos los que comparaban este hito con los logrados por otros países. Es verdad que estamos a mucha distancia, pero ahora es más pequeña. El equipo que ha trabajado en este proyecto ha logrado una experiencia inigualable para hacer desarrollos más complejos. Y los podrán enseñar: efectos multiplicadores que hay que valorar como un gran logro.