En la historia de la vida en la Tierra, a lo largo de millones de años, de catástrofes globales, glaciaciones, uniones y separaciones de continentes y océanos, hay una constante: la evolución y adaptación de las especies, de animales y plantas. Pero una pregunta clave de la época actual, a la que intentan responder científicos en todo el mundo, es cómo de rápido puede ocurrir este proceso evolutivo, y qué especies lograrán sobrevivir, ante la velocidad del cambio climático.
“Uno de los cambios de mentalidad sobre el proceso evolutivo de las últimas décadas es que ahora sabemos que los animales y plantas silvestres están cambiando constantemente y adaptándose al cambio climático. Y lo positivo es que ciertas especies se salvarán”, explica a Innovaspain Moisés Expósito-Alonso, ecólogo evolutivo, biólogo de plantas y genetista. “Pero no sabemos si será el mismo tiempo evolutivo para todas las especies. No sabemos cuántas especies realmente se van a adaptar, y realmente, podría ser que no es la mayoría”, señala.
Expósito-Alonso es investigador y profesor de Biología del cambio en la Universidad de California Berkeley y del Instituto Médico Howard Hughes (HHMI). Lidera varias investigaciones de lo que se denomina la “genómica del futuro”, una rama científica que aplica una serie de disciplinas –genética evolutiva, biología molecular, ingeniería computacional– para entender y predecir la adaptación de las especies y ecosistemas al cambio climático, y por su trabajo acaba de recibir el Premio Princesa de Girona 2024 a la Investigación Científica.
«Preservar la adaptabilidad propia de las especies»
El reconocimiento se otorga a jóvenes referentes que se destacan por sus logros y actitud de innovación, pero también por su voluntad de transformación. En el caso de Expósito-Alonso, un joven de 34 años originario de Alicante, España, el jurado remarcó su aporte en discusiones “para la toma de decisiones de sostenibilidad del planeta”.
Una parte de su trabajo se ha centrado en identificar a nivel genético cómo responden las plantas a los cambios y en cuánto tiempo, y estos conocimientos pueden aportar a que los esfuerzos de conservación ante el cambio climático estén orientados a preservar “la adaptabilidad propia” de las especies en su ambiente natural y “no solo conservarlas en algún museo, botánico o zoológico”.
“Definitivamente, muchas especies están en peligro de extinción, no tienen esta capacidad adaptativa y tenemos que protegerlas. Lo que será clave no es cambiar la forma en que estamos intentando hacer protecciones, sino incorporar estos conceptos evolutivos y genéticos en los esfuerzos de conservación para asegurar que todas se puedan adaptar”, explica.
Una etapa marcada por la humanidad y la velocidad
Desde la mirada de la evolución, el cambio climático es un agente de selección natural que obliga a las poblaciones a cambiar y adaptarse, o afrontar la extinción. Ocurre en cada época geológica, y pasó con la última glaciación Würm o Edad de Hielo que terminó hace sólo unos quince mil o diez mil años. ¿Qué diferencia a la época actual?
“Estamos en una época geológica que está caracterizada por nosotros mismos”, define Expósito-Alonso. Se adhiere a la idea postulada por parte de la comunidad científica de que ya hemos trascendido la etapa del Holoceno para pasar a una nueva etapa que debería llamarse “Antropoceno” ante el impacto de la actividad humana en el planeta. Y este período actual se caracteriza, señala, por la velocidad.
“Si hay alguna característica que diferencia a esta época es la velocidad. Hay otras épocas geológicas en el mundo en donde la temperatura era más alta o los polos estaban congelados o todo era como tropical pero ahora estamos en un momento en que el cambio de temperatura por año es uno de los más rápidos en la historia de la tierra. Y esto es lo que está generando esta presión a la continuidad de las especies”, explica.
“Genomic Futurology”: del pasado al futuro
La biología evolutiva se está transformando de una ciencia histórica, donde se estudiaban patrones del pasado para establecer principios, a una ciencia más predictiva, donde se aplican ciertos principios para pronosticar el futuro. Expósito-Alonso investigó cuando estaba en el Instituto Max Planck para la Biología del Desarrollo la adaptación de la especie Arabidopsis thaliana loclizando 500 muestras de todo el mundo en dos ubicaciones. Una fue en Tubinga (donde está el laboratorio, en Alemania), y es el centro del área de distribución natural de la planta, una zona templada ideal para su crecimiento. El otro lugar fue Madrid, España, con su característico entorno caluroso y hostil.
La revista Nature lo llamó “Genomic Futurology” al publicar en 2019 sus resultados, con los marcadores genéticos que lograron resistir y adaptarse. Expósito-Alonso tambien lidera el grupo de investigación MOILAB compuesto por jóvenes ecólogos, biólogos moleculares y evolutivos, y bioinformáticos. Entre los múltiples proyectos en marcha, ¿cuál es la colaboración que le da más ilusión?
“Uno de los proyectos más bonitos, que más me gustan a mí, es super colaborativo”, cuenta. “Es una red global en la que todos estamos haciendo un experimento idéntico, recogiendo muestras del mismo modo en 32 localizaciones diferentes en el hemisferio norte”. El científico español ha llevado ahora con el apoyo de decenas de colegas muestras de la pequeña herbácea Arabidopsis thaliana a una amplia gama de condiciones ambientales, desde el sur de España hasta el ártico escandinavo, para rastrear “la velocidad de su evolución” y tener más indicios del futuro próximo en la supervivencia de las especies.