Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se aprobaron en 2015 como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible. El lema de Naciones Unidas por aquel entonces fue «no dejar a nadie atrás», un mensaje que debido a la crisis del COVID-19 se ha hecho, si cabe, más relevante. Un lustro después de aquellas palabras que reclamaban pasar a la acción, el turno de las empresas ha llegado. «La Agenda 2030 es una oportunidad para el sector privado», reconoce Mónica Oviedo, responsable de sostenibilidad de Iberdrola.
Ya en 2002, la empresa se adhirió al Pacto Mundial de Naciones Unidas para impulsar la Agenda 2030. «Han pasado casi 20 años desde aquel compromiso. Y han pasado volando. Como también pasarán los años que quedan ahora hasta llegar al 2030. Parece que no, pero se nos acaba el tiempo», avisa Oviedo. La pelota, como asegura la responsable, está ahora en las grandes empresas y no solo en los gobiernos. «Si los altos directivos no apuestan por los ODS, estos solo serán cajitas de colores».
Para actuar con eficacia, Mónica Oviedo considera «ahora más imprescindible que nunca» la lectura de la guía Brújula de los ODS (SDG Compass) [pincha aquí para acceder a la guía completa] que en 2015 desarrolló Naciones Unidas. «En el momento en que fue publicada no se dio tanta importancia a los cinco pasos que proponían», afirma Oviedo referente a las siguientes recomendaciones: 1) conocer los ODS, 2) definir los ODS prioritarios, 3) establecer metas e indicadores, 4) integrar y 5) comunicar y reportar.
«El sector privado nunca había sido invitado a participar en un proyecto de esta envergadura. Es el momento de demostrar el bien que hacemos por la sociedad», agrega Oviedo. En este sentido, Iberdrola lo ha tenido claro desde que comenzó su aventura hacia la Agenda 2030. Los ODS forman parte de la estrategia de negocio y del sistema de gobierno corporativo del grupo.
Sus mayores esfuerzos en este campo se centran en el suministro de energía asequible y no contaminante (objetivo 7) y la acción por el clima (objetivo 13). También ha contribuido directamente a asegurar agua limpia y saneamiento (objetivo 6), aumentado la inversión en actividades de I+D+i (objetivo 9), promovido el respeto hacia la vida de los ecosistemas terrestres (objetivo 15) y trabajado por establecer alianzas para lograr los objetivos (objetivo 17).