La de Monkitoki es una historia de tenacidad teñida de casualidades y buenas dosis de compromiso. El resultado: una marca de moda con una propuesta artística diferencial gracias a sus sudaderas con diseños (lienzos) intercambiables. Después de estudiar ingeniería telemática, la chilena Maura Sepúlveda, residente en España desde 2016, optó por dar rienda suelta a su verdadera vocación como alumna de la Escuela de Diseño de Valencia.
El trabajo de fin de grado de Sepúlveda se inspiró en las figuras mitológicas Chemamull, tótems de dos metros de altura que la artista reinterpretó como figuras decorativas que también servían de almacenaje. En el estilo empleado para pintar las caras de las figuras está la primera semilla de Monkitoki, unión de las palabras mono, monkey en inglés, y toki, en lengua mapuche cabeza de hacha, líder de la batalla.
Primer emprendimiento y pandemia
Tras exponer las figuras en Madrid, Maura Sepúlveda cerró una etapa. Después de trabajar en un estudio de diseño durante algunos meses, descubrió que prefería emprender sus propios proyectos. Junto a una antigua compañera de estudios, fundó la firma de joyas artesanales Liten Jewels, hoy vigente.
La pandemia marcó un antes y un después en su trayectoria. Con todo el tiempo del mundo y encerrada en casa, volvió a pintar. Recuperó una vieja carpeta llena de bocetos de ‘tokis’ y aquella primera inspiración vivió un impulso renovado. Cuando se acabaron los lienzos y el papel, decidió pintar la ropa. Subió algunos diseños a las redes más bien como pasatiempo pero oh, sorpresa, hubo quienes, casi de inmediato, quisieron comprar las prendas. Primero amigos, después amigos de amigos… En 2021 optó por dar forma al proyecto y empezar a vender oficialmente sudaderas pintadas a mano.
En paralelo, y con la idea de expandir Liten Jewels, Sepúlveda contactó con Patrick Aguirre, colombiano experto en finanzas y emprendimiento, afincado en Manchester. Al otro lado del teléfono, Aguirre explica a Innovaspain que también es un apasionado de la moda. “En algún momento de nuestra charla me habló de la ropa pintada y enseguida detecté que algo así podría tener una gran acogida en Reino Unido”.
Sumar fuerzas
A finales de 2022, Aguirre y Sepúlveda unieron sus caminos con el propósito de lanzar al mercado una firma de moda distinta a las demás, capaz de responder a algunas de las problemáticas de la industria. “Sabíamos que pintar todas las prendas a mano no era una opción escalable. Necesitaríamos muchas otras ‘Mauras’. Nos preguntábamos cómo lo hicieron marcas de referencia como Ecoalf o Sepiia antes de triunfar”.
“Está claro que la tendencia actual de sobreconsumo de ropa es un desafío de gran magnitud”, añade Aguirre. Investigaron sobre materiales y otras muchas cosas hasta que de nuevo entró en escena la casualidad. “Le regalé a mi hermano una de las sudaderas pintadas por Maura. El dibujo le gustó, pero el corte de la prenda no encaja con su estilo over size, así que recortó la parte del diseño y lo incorporó a otra sudadera con unos clips”.
Aguirre recuerda que los días siguientes pasaba las jornadas en el trabajo “rellenando Excels pero con la cabeza en Monkitoki”. Escuchando un podcast en el que hablaban de la importancia de no perder la esencia primigenia y artesanal de las marcas, algo hizo definitivamente click. “Escribí a Maura (aún conserva el ‘pantallazo’ de Whatsapp) para decirle que dejáramos de buscar porque teníamos la solución ‘en casa’. Qué mejor manera de reducir el consumo de ropa que disponer de una prenda con diseños intercambiables. Los lienzos gustaban mucho a los posibles clientes, tal y como comprobamos en una tienda pop up puesta en marcha en Valencia”.
UEmprededores: combustible para Monkitoki
Con ese buen feed back reciente y el olor de pintura aún impregnado, los fundadores de Monkitoki fueron seleccionados para formar parte del programa de incubación de empresas de la Universidad Europea, UEmprendedores, puesto en marcha desde la Unidad de Empleabilidad & Emprendimiento y la Fundación Universidad Europea, con el apoyo de Santander Universidades. Allí adquirieron las habilidades y el conocimiento necesarios para llevar a Monkitoki al siguiente nivel. “A día de hoy, valoramos aún más las mentorías y los talleres prácticos del programa. Es importante que otros te abran los ojos, hayan tenido más o menos éxito en sus proyectos”.
Después de enviar más de 100 correos a fabricantes de España y Portugal, dieron con uno dispuesto a asumir un proceso manufacturero complejo. “Las fábricas de ropa están acostumbradas a que la prenda responda a un ABC muy concreto. Nuestras sudaderas son AB+C. En la fórmula hay que incluir botones (los corchetes iniciales los han sustituido por botones convencionales) y lienzos intercambiables de la misma tela que la sudadera”.
La startup ultima su propia campaña en la plataforma Kickstarter, donde esperan reunir a una comunidad de apoyo suficientemente amplia como para replicar el éxito de otras firmas como Tropicfeel. Más adelante, su route map incluye el lanzamiento del e-commerce de Monkitoki. “No nos gusta ser abanderados de la sostenibilidad. Simplemente pensamos que tenemos entre manos una propuesta interesante capaz de aliviar varios dolores de cabeza: más espacio en el armario, más posibilidades de variar la indumentaria cuando salimos de viaje y menos efecto desgaste lavado tras lavado también gracias a los lienzos intercambiables”.