Morty: los microorganismos que reparan hormigones

Esta iniciativa del Instituto Tecnológico AIDIMME permite la autorreparación de este material sin intervención humana gracias a bacterias y humedad
bacteria morty
Cristal de carbonato cálcico que aparecen tras dejar las bacterias en la grieta del hormigón. (Imagen: AIDIMME)

El Instituto Tecnológico AIDIMME ha finalizado un proyecto llamado Morty, que ha descubierto que, gracias a microorganismos, algunos materiales se pueden regenerar solos. Como, en este caso, placas de hormigón que aprovechando la humedad de diversas bacterias pueden, sin intervención humana, autorrepararse. 

«Gracias a este proyecto —han analizado— se consiguen beneficios directos por la autorreparación constante y también por tratarse de un tratamiento de carácter biológico que no genera residuos y ayuda a conseguir la construcción sostenible».

La idea ha sido estudiar y seleccionar aquellos microorganismos capaces de desarrollar, mediante la acción de la humedad, carbonato cálcico (SEM), además de desarrollar métodos de ensayos que envejezcan rápidamente el mortero u hormigón, para generar grietas y que se pueda estudiar cómo reaccionan los microorganismos.

Por otro lado, Morty ha permitido desarrollar métodos de análisis para corroborar la unión o relleno realizado por el carbonato cálcico, generado por los microorganismos, y valorar la mejora del comportamiento por ensayos habituales.

Del mismo modo, la iniciativa Morty «ha permitido disponer de las bases para desarrollar un mortero u hormigón autorregenerativo que consolide la construcción sostenible, sin necesidad de recurrir a patentes y proveedores extranjeros, y alargar así la vida útil de estos materiales, y, por tanto, de las construcciones».

Cómo se reparan

El ya mencionado carbonato cálcico (SEM) surge —al menos, en Morty— mediante la selección de cinco cepas, cuatro bacterianas carbonatogénicas y una fúngica. Estas cepas —no patógenas y alcalófilas—, presentan características que las posiciona como idóneas para el ambiente adverso de las argamasas.

Concretamente, una vez reactivadas, las cepas han sido cultivadas en medios que favorecen la llamada «esporulación", que ha permitido la obtención de soluciones de esporas. A su vez, estas esporas son formas resistentes de células bacterianas, capaces de sobrevivir en condiciones adversas, como radiaciones, desecación y temperaturas extremas.

Así, gracias a estas propiedades, las esporas son más duraderas que las células vegetativas y pueden tolerar la dureza y el pH de los morteros, lo que las convierte en candidatas ideales para aplicaciones en la construcción.

«Los estudios realizados —afirman desde Morty— en laboratorio han confirmado la efectividad de estas cepas en la formación de carbonatos. Y tras diversos ensayos de incubación se han identificado cristales mediante el uso de un microscopio óptico».

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