Objetivos 2030

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Cosentino

De la movilidad como un derecho a la descarbonización absoluta: ¿logrará España cumplir sus planes en transporte?

En la 'Estrategia de Movilidad Segura, Sostenible y Conectada 2030' el Gobierno tiene puestas gran parte de sus esperanzas para cumplir con los retos que este comienzo de década, con el COVID-19 como principal obstáculo, ha puesto sobre la mesa
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En la 'Estrategia de Movilidad Segura, Sostenible y Conectada 2030' el Gobierno tiene puestas gran parte de sus esperanzas para cumplir con los retos que este comienzo de década, con el COVID-19 como principal obstáculo, ha puesto sobre la mesa. El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA), con Rosario Cornejo a la cabeza en la Dirección General de Carreteras, es consciente de que, pese a la crisis producida por la pandemia, Europa no cede en sus exigencias. Es decir: cumplir con los objetivos marcados para descarbonizar la economía y dar respuesta al cambio climático no es negociable.

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"Las infraestructuras van a tener un papel fundamental a la hora de construir la nueva movilidad", ha explicado Cornejo en un coloquio online organizado por Connected Mobility Hub. Pese al margen de mejora, el MITMA valora positivamente que España haya superado en los últimos 40 años el fuerte déficit que tenía en infraestructuras durante los primeros años de democracia. "Ahora somos un país puntero, pero tenemos que seguir innovando para consolidar nuestras redes de transporte. La digitalización es un actor clave en el que debemos centrar muchos esfuerzos", apunta Cornejo.

La distribución del tráfico en España se produce en un porcentaje muy elevado por carretera. Prácticamente el 86 % de los viajeros lo hacen por carretera. Por ellas también circulan el 95 % de las toneladas que se transportan. Para Cornejo, estos datos son la confirmación de que "para trazar una estrategia sólida en los próximos diez años debemos seguir fortaleciendo nuestras infraestructuras". En este sentido, el Gobierno, con su nueva estrategia, quiere que las nuevas tecnologías –especialmente del Big Data– hagan frente también a los desafíos producidos por la concentración cada vez mayor de población en las grandes ciudades.

Entendiendo la movilidad como un derecho y un elemento de cohesión social y crecimiento económico, la nueva estrategia se sustenta en tres pilares: seguridad (aquí se incluyen las infraestructuras, seguridad operacional, seguridad en casos de emergencia y crisis, seguridad contra actos ilícitos y ciberseguridad), conectividad –tanto con Europa como con el resto del mundo– y sostenibilidad. De estos dos últimos aspectos, Cornejo afirma que "nos encontramos en una fase de diálogo internacional".

Ejemplo de ello es el acuerdo que han alcanzado España y Francia sobre conducción automatizada y conectada que estrecha la colaboración en el desarrollo del vehículo autónomo. En este acuerdo, sellado el pasado mes de septiembre, se contempla el desarrollo de usos en el ámbito de la movilidad compartida, el transporte de mercancías y la logística; la adaptación de la regulación y de las infraestructuras a las nuevas formas de movilidad conectada; y la introducción de sistemas de comunicación cooperativos y de conectividad 5G en el transporte.

De hecho, uno de los puntos de la Estrategia planteada por el Gobierno, que como ha avanzado Cornejo "será sometida a debate con los principales actores del sector", es la llamada movilidad inteligente. En esta década que viene, el MITMA quiere convertirse en facilitador del Mobility as a Service (MaaS) a través de iniciativas como la publicación de datos abiertos sobre la movilidad.

España también quiere apostar por la gestión inteligente de infraestructuras, terminales y estaciones, por la automatización del transporte y la logística, el impulso a los vehículos conectados y autónomos (automóviles, pero también embarcaciones o trenes), la utilización del sistema GALILEO en la movilidad, el uso de drones y el fomento de la I+D+i en movilidad. En paralelo, la Estrategia recoge que los sistemas de movilidad nacionales deberán facilitar la conexión con los mercados europeos y mundiales y la creación de un espacio único europeo. "España debe ser una plataforma intercontinental para Europa", zanja Cornejo.

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