El pasado 18 de enero, la Real Academia de Ingeniería (RAI) presentó en su sede el programa TECHMI para centros no universitarios de la Comunidad de Madrid. La iniciativa es una más de las muchas que la RAI está llevando a cabo dentro del proyecto Mujer e Ingeniería.
Con el apoyo de la Dirección General de la Mujer de la Comunidad de Madrid y del Fondo Social Europeo, TECHMI pretende que profesores y padres participen junto a la Real Academia de Ingeniería con el objetivo, según explican desde la propia RAI “de hacer ver a los niños y niñas que las ciencias, las matemáticas, la ingeniería y la tecnología son divertidas y creadoras de todos los recursos tecnológicos con los que contamos hoy en día”.
Conducido por jóvenes ingenieras, el programa está diseñado para todos los públicos, creando un ambiente inclusivo e igualitario entre chicos y chicas. Junto a disciplinas STEM, los alumnos pondrán en práctica otras habilidades como el trabajo en equipo, disciplina, motivación, y la superación a través de retos divertidos.
Para Sara Gómez, consejera de la RAI y directora de Mujer e ingeniería, cada vez somos más conscientes de la necesidad de promover la igualdad en el ámbito STEM pero, aunque “empezamos a concienciarnos de que tenemos que hacer algo, los datos y las informaciones que tenemos dicen que aún estamos muy lejos y que las tendencias son preocupantes”. Como ejemplo reciente, Gómez cita un artículo de Alicia González en elpais.com: “Foro Económico Mundial 2018: El momento de la Mujer de Davos”. “La edición de este año va dirigida a las mujeres , y éstas son solo el 21 % de los participantes. La información explica cosas tan preocupantes como que el término hombre de Davos, acuñado por Samuel Huntintong como concepto de la élite global, tardará en quedar obsoleto”.
Para corroborar que aún queda mucho trabajo por delante, en noviembre de 2017, el World Economic Forum destacaba que la brecha entre hombres y mujeres había aumentado en 2017 y que eliminar la diferencia entre los dos géneros en términos económicos, a este ritmo, llevara más de dos siglos. “De hecho, la brecha entre hombres y mujeres en la salud, la educación, la política y la economía se amplió por primera vez desde que comenzaron los registros en 2006”, añade Gómez.
Un panorama ante el que, si Mujer e Ingeniería quiere funcionar al 100%, su directora admite necesitar de la implicación y ayuda de Administraciones generales y autonómicas, Universidades, Centros de Enseñanzas previos a la Universidad, Empresas, Instituciones, Medios de Comunicación…. “Una periodista me comentaba que este proyecto es imprescindible porque no es posible parar la revolución tecnológica y porque cada vez hay menos profesionales para llevarla a cabo, sin distinción de género. Necesitamos que la Sociedad y quienes tienen la posibilidad de tomar decisiones sean conscientes del tema y se impliquen “de verdad” para que el desarrollo económico y social siga avanzando y el mundo en que vivimos sea sostenible.
Un balance positivo
Mujer e Ingeniería fue presentado en octubre de 2016. El primer programa que puso en marcha fue el mentoring junto a dos universidades madrileñas, la Politécnica y la Carlos III, y en dos niveles: uno de acompañamiento a las mujeres que empiezan sus estudios (en el que han participado más de 200 estudiantes) y, el otro, para los que están a punto de concluirlos. Como explica Sara Gómez, «este programa supone no solo potenciar el talento femenino, sino también acercar el mundo de la empresa a las universitarias a través de mentoras que son directivas y ejecutivas en sus diferentes empresas”.
El pasado día 22 de junio celebraron primer encuentro “Diálogos Mujer e Ingeniería” protagonizado por altas directivas senior de empresas vinculadas con la ingeniería y estudiantes a punto de finalizar el grado o el posgrado en ingeniería. “Con estas iniciativas hemos conseguido que las grandes profesionales en el mundo de la ingeniería sean más visibles y sirvan como referente y testimonio de que es posible alcanzar puestos de alta responsabilidad y romper los techos de cristal”.
También han llevado a cabo acciones con otros grupos de interés: colegios e institutos, profesores de primaria, secundaria y sobre todo con los estudiantes de estos niveles; y en colaboración con el aula taller Museo de la Matemática de la UPM, han realizado talleres para fomentar la cultura matemática y ayudar a revertir el escaso éxito o la mala fama que tiene esta materia.
Actividad constante que ha provocado que el proyecto ‘salte’ de la Comunidad de Madrid. El pasado año firmaron acuerdos de colaboración con la Universidad de Valladolid y con los Consejos sociales de las cuatro universidades politécnicas de España además de crear MIComunidad (la comunidad M&I) como instrumento y plataforma para seguir desarrollando el proyecto “y aumentar el número de mujeres y hombres que se implican con nosotros”.
De STEM a STEAM
“Soy una firme defensora de la inclusión de esa A”, dice Sara Gómez sobre el debate abierto en cuanto a la incorporación de las ‘ARTS’ al paradigma STEM. “Creo que cuando se incluyen las disciplinas artísticas en el ámbito de las STEM, empieza a valorarse el diseño, la creatividad, la innovación, la imaginación, la curiosidad…Cualidades todas que tienen mucho que ver con las ciencias en general y con la ingeniería en particular”.
“Una de las cosas por la que estamos trabajando en Mujer e Ingeniería es por la diversidad, porque creemos que aporta, que enriquece. La diversidad de todo tipo, también la de métodos, procedimientos, formas de hacer, de pensar… El trabajo desarrollado por equipos multidisciplinares, con distintos perfiles aporta soluciones más ricas y más reales. Compartir proyectos y objetivos con personas que piensan diferente es imprescindible para encontrar las mejores soluciones”, concluye Gómez