Por Camila Ramos – Esta columna fue publicada originalmente en el blog Moviliblog del BID.
“A mí me gusta manejar, eso es lo que me deja contenta. Además que he logrado mis cosas, me he comprado auto, estoy proyectando ya para comprar casa el próximo año, tener mis cosas. El poder tener mis cosas y darle a mis niñas lo que necesitan y verlas felices me hace feliz”. Esta es la experiencia de una de muchas conductoras que se han incorporado a la fuerza laboral de Transantiago, en Santiago de Chile, gracias a diversas políticas impulsadas por el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones (MTT).
Entre las diversas acciones impulsadas por el MTT para fomentar la inclusión de conductoras en el transporte público destacan la premiación anual a los Mejores Conductores y Conductoras, la difusión de cursos gratuitos a los cuales pueden optar mujeres y principalmente jefas de hogar, permitiéndoles obtener licencia de conducción profesional, y el establecimiento de una Agenda para la Política de Equidad de Género en Transportes.
Si bien estas medidas han tenido un impacto positivo, logrando la incorporación de 70 nuevas conductoras en el último año, el crecimiento anual de participación femenina sigue siendo modesto, manteniéndose en un 1% durante los últimos 5 años. Por ello desde el BID creemos que para alcanzar la equidad de género en el sector de transporte, es clave comprender cuáles son las actuales barreras y facilitadores para la incorporación de mujeres a la conducción de transporte público.
En el marco de la iniciativa Transport Gender Lab, se realizaron en Santiago de Chile diversas encuestas y entrevistas a conductoras y otros actores importantes de Transantiago. En base a la información recopilada se lograron identificar aquellos mecanismos y políticas que han contribuido al aumento de la cantidad de mujeres conductoras, así como también las barreras que hoy se encuentran presentes.
¿Cómo atraer más mujeres a la conducción de transporte público?
Tanto los actores de las empresas como las mujeres entrevistadas señalan que uno de los aspectos fundamentales en el ingreso y retención de conductoras son las condiciones salariales. Las entrevistadas valoran la estabilidad y seguridad de un contrato, así como la posibilidad de incrementar su sueldo en base a horas extra cuando lo requieran. Otro de los aspectos que relevaron las mujeres como facilitador para mantenerse en el trabajo es tener buenos procesos de inducción que permitan realizar prácticas en los buses y conocer los recorridos antes de trabajar de manera comercial.
Casi la totalidad de las entrevistadas se refirieron a que les gusta el trabajo que realizan, en el sentido que disfrutan conducir, estar al aire libre y al mismo tiempo, se sienten realizadas por desempeñarse en un rubro poco tradicional. “Me encanta conducir, siempre me ha gustado desde que aprendí (…) yo me siento feliz arriba del bus” señala una de muchas conductoras quienes destacaron como un factor determinante el sentirse útiles y ser un “ejemplo” para su familia.
“Económicamente a mí me va bien, no me quejo. Hago unas horas extras y estoy casi por el millón de pesos. Ninguna mujer aquí en Chile sin una profesión, teniendo cincuenta y siendo mujer lo logra”.
Las conductoras mencionaron que otros elementos que contribuirían a atraer más mujeres a la conducción en Transantiago son las condiciones de infraestructura, como por ejemplo el contar con baños y otros espacios diferenciados para mujeres, y la existencia de protocolos para una respuesta eficaz ante episodios de acoso en terminales o situaciones de inseguridad en ruta. Para abordar esto último, la mayor parte de las empresas han establecido jornadas diurnas y asignación a rutas más seguras para mujeres, medida que cuenta también con detractoras, quienes señalan que preferirán tener la misma libertad que sus compañeros respecto a los horarios en que pueden trabajar.
¿Qué barreras experimentan las mujeres en este rubro?
Considerando que las conductoras ejercen en horarios no tradicionales y que muchas de ellas aún tienen hijo/as en edad de dependencia, es fundamental para ellas contar con una red de apoyo que pueda involucrarse activamente en las tareas de cuidado de los/as niños/as. Este aspecto es uno de los más críticos ya que sin ello (aunque existen casos) es muy difícil ejercer este oficio.
“El tema de las redes sociales de mantención del hogar ¡es un problema! Si tengo niños pequeños ¿con quién los dejo? Hay que llevarlos a sala cuna, se enferman, no te lo reciben. Como es la mujer, y no el hombre, la que siempre pide permisos para atender a los niños, se crea una percepción negativa hacia las conductoras por parte de las empresas”.
Una barrera adicional corresponde a la falta de infraestructura adecuada para mujeres. La ausencia de baños en algunos cabezales, si bien afecta a todos los conductores, representa una barrera mayor para las mujeres que no pueden orinar en cualquier parte. Las malas condiciones en que se encuentran algunos buses (fallas en el timbre, espejos, suspensión, averías de frenos, asientos chuecos, vidrios rayados, etc.) contribuyen a aumentar la sensación de inseguridad. Las mujeres conductoras hicieron referencia especialmente a la inseguridad que les genera quedarse en panne en lugares peligrosos, y a la falta de higiene de algunos buses.
Por último, los dirigentes sindicales indicaron que existe una falta de preparación en las empresas para hacer frente a temas vinculados al acoso sexual, lo que se constituiría como una barrera para la permanencia de las mujeres en la empresa. Distintos actores dentro de las empresas mencionaron el lenguaje grosero y actitudes inapropiadas de algunos conductores como un factor que promueve la retirada de mujeres de este trabajo.
¿Cómo mejorar?
Desde el Transport Gender Lab creemos que es necesario continuar los esfuerzos públicos que promuevan y orienten una acción decidida e integral en materia de equidad de género. En el caso de Transantiago, existen varias medidas que ayudarían a enriquecer las acciones que el Ministerio de Transportes está llevando a cabo. Es necesario desarrollar una estrategia pública, integral e intersectorial que dinamice y facilite una mayor disponibilidad de mujeres conductoras que puedan ser contratadas por las empresas.
Mejorar la formación en las escuelas de conducción y la difusión de información, crear incentivos y campañas destinadas a dignificar el trabajo de conductora, incorporar medidas de equidad de género en los contratos con las empresas y generar instancias de cooperación intersectorial, son solo algunas medidas que permitirían incorporar un enfoque de igualdad de género en Transantiago.
Para participar del Transport Gender Lab debes escribirnos a través de nuestra página web https://tglab.iadb.org/) contándonos tu experiencia y cómo tu ciudad está trabajando por hacer sus sistemas de transporte público más seguros y convenientes para las mujeres.