El mundo rural está en el corazón de Celsa Peiteado, responsable del programa de alimentos en WWF España. Hace algunos años, en una entrevista con Innovaspain, la ingeniera agrónoma reivindicaba el papel de la alimentación saludable para un mundo mejor. "Necesitamos gente sana en un planeta sano", afirmaba por aquel entonces. Su visión no ha hecho más que reforzarse con la crisis del COVID-19. "Cuidar la naturaleza es la única garantía de poder producir alimentos ahora y en el futuro", ha comentado Peiteado durante el coloquio online 'Alimentando el cambio', organizado por Danone y el Ayuntamiento de Valencia.
La sociedad rural se está despoblando. Peiteado lo sabe bien. Cría a su hija en un pequeño pueblo del Madrid rural y es consciente de las dificultades que existen en estos territorios. Los suelos están dejando de ser nutritivos y productivos. Cómo revertir esta situación supone un gran desafío que necesariamente ha de incluir a los agricultores, pero también a todo lo que conlleva el mundo agroalimentario: el poder de la dieta y el cómo cada vez que consumimos podemos generar el cambio hacia un sistema alimentario más saludable y sostenible a través del localismo.
En este sentido, WWF tiene repartidos por España diversos proyectos enfocados en el campo, en cítricos y en viñedos. Uno de los más recientes es el proyecto 'Sembrando Dehesas', con el que la ONG busca acordar con expertos, productores y gestores un recetario de buenas prácticas para la dehesa, que integre el conocimiento tradicional y demuestre que otro modelo de gestión de la dehesa es posible. "Apoyamos los rebaños en el campo, que son clave para producir alimentos de calidad, crear empleo en la España vaciada y luchar contra el cambio climático, así como promover buenas prácticas en campo", detalla Peiteado.
Al igual que Celsa Peiteado, Marta Alandí también tiene pasado y presente agrícola. "Mi abuelo y mis tíos eran agricultores. Me he criado en la naturaleza y sé de la importancia que tiene en España", asegura la técnica del CEMAS (Centro Mundial de Valencia para la Alimentación Urbana Sostenible). Esta iniciativa promovida por el Ayuntamiento de Valencia y la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) trabaja por la identificación, clasificación, divulgación y sensibilización de los grandes retos a los que se enfrentan las ciudades y la población, en general, en cuestiones alimentarias y nutricionales.
Para Alandí, "la información se ha convertido en un factor determinante" para abordar dichos desafíos. El eje principal de acción del CEMAS es facilitar procesos innovadores para luchar contra la malnutrición y la desnutrición. El ciudadano también tiene un papel importante en esta tarea, como señala la experta: "La pandemia nos han enseñado que tenemos que apostar por opciones de compra más sostenibles y dar protagonismo a los productores locales".
Desde la Fundación Carasso, Pilar Martínez opina que "la alimentación es un motor de cambio". El pensamiento de la fundación es que la alimentación, lejos de ser un bien común como los demás, se encuentra en el cruce de múltiples desequilibrios. Es decir: las decisiones que tomamos en torno a nuestra alimentación, desde la producción hasta el consumo, tienen un impacto sobre el conjunto de nuestro ecosistema actual: pérdida de biodiversidad, calentamiento climático e incluso desigualdades sociales.
"Si queremos dar acceso universal a la alimentación sana a todas las personas debemos tener una visión holística del sector", apunta Martínez, algo que han secundado sus compañeras de tertulia. Para consolidar esta visión, Martínez y su equipo trabajan en Francia y España prestando su apoyo a la investigación y a los agentes del terreno, a los territorios pioneros y ambiciosos –aquellos que aceleran y amplifican localmente la transición agrícola y alimentaria prefigurando los modelos del futuro– y a las iniciativas innovadoras de la sociedad civil o de la economía social y solidaria. "A través de nuestras decisiones tenemos el poder de generar un sector más saludable", subraya Martínez.
Como ejemplo, la Fundación Carasso ha apoyado recientemente la iniciativa 'Menús Hemengoak' del Ayuntamiento de Pamplona, cuyo compromiso es desarrollar sistemas alimentarios inclusivos, seguros para preservar la biodiversidad y, al mismo tiempo, mitigar los efectos del cambio climático. Este proyecto tiene la misión de ofrecer en la alimentación de todas las escuelas infantiles municipales de Pamplona productos de calidad sostenibles, ecológicos, frescos, de temporada, de proximidad y directamente adquiridos a los productores mediante un proceso de compra pública.