El Museo de la Felicidad (estilizado como MüF) se ha convertido en el primer museo experiencial del mundo dedicado a esta emoción. Así lo aseguran desde su organización con respecto a la inauguración del centro, celebrada el pasado viernes en Madrid. Cercano al Museo Reina Sofía promete más de 20 experiencias inmersivas centras en la ciencia y en la psicología positiva.
Pablo Claver, director del Museo de la Felicidad, explica que “es un espacio para descubrir y explorar de una forma entretenida sobre la felicidad y sobre las cosas que nos hacen felices a los seres humanos”.
Funciona como un recorrido por la geografía, la historia, la cultura y la ciencia de la felicidad, a la vez que combina datos, curiosidades, objetos, textos, herramientas y técnicas con experiencias inmersivas. “Experiencias tales como un risódromo, abrazadores, show de magia, cajeros de la felicidad y muchas más sorpresas para vivir en primera persona momentos felices, tanto en el museo como posteriormente en nuestro día a día, en el trabajo, en casa, estudiando o en un sinfín de sitios”, indica.
Además, está creado para “aprender de una forma entretenida mientras te diviertes sobre las cosas que realmente merecen la pena vivir para ser un poco más felices”, asegura Claver.
“Y contamos con el respaldo de entidades como el Instituto Internacional de la Felicidad de Dinamarca, la Federación de la Felicidad, la Academia de la Felicidad de Tal Ben Shahar -exprofesor de Felicidad de la Universidad de Harvard- y una alianza muy especial con el Museo de la Felicidad de Copenhague, que nos aportan evidencias y rigor científico a todo lo que se expone en el museo”, cita.
Experiencias inmersivas
El Museo de la Felicidad cuenta con experiencias inmersivas ya desde su misma entrada, pues para poder hacer hay un dispositivo de reconocimiento facial que solo deja pasar con una sonrisa. Asimismo, en la entrada también se puede “medir el grado de felicidad” con un felizómetro, que comprobará a la salida cómo las hormonas de felicidad se han disparado.
También destacan “la cápsula del risódromo, para probar los beneficios de la risa contagiosa; el abrazómetro, que explica el poder de los abrazos; se puede descubrir la química feliz del cerebro en el área educativa; dispone de un espacio antiestrés o incluso un área para practicar la bondad”. Piscina de bolas, toboganes o un espectáculo de magia complementan la parte lúdica del museo.
Por otro lado, hay un lado para la ciencia y en la psicología positiva, como el área «Cerebro a la vista» con diferentes técnicas para aumentar las hormonas de la felicidad: la serotonina, la dopamina, la oxitocina y las endorfinas. «Estas cuatro hormonas trabajan en diferentes zonas del cerebro y se pueden activar a través de comportamientos y acciones como los abrazos, los juegos interactivos, las risas o los hábitos saludables», explica por último Claver.