El Museo del Prado lleva un mes anunciando a bombo y platillo la exposición Fra Angélico y los inicios del Renacimiento en Florencia, una iniciativa en la que se analiza, sobre todo, la figura del gran maestro de este importante periodo de la historia del arte (centrándose, sobre todo entre 1420 y 1430). Presentada esta semana, y abierta hasta el 15 de septiembre, la exposición –que se prevé "todo un éxito"– está protagonizada por el pintor italiano, además de contar con obras de pintores contemporáneos como Masaccio y escultores como Donatello, hasta llegar a las 82. Pero la joya de la corona, la gran pieza restaurada para esta ocasión, es La Anunciación.
La pinacoteca española ha contado para la restauración de este cuadro –y otros de la exposición– con el Friends of Florence y el American Friends of the Prado Museum, que han aportado 150.000 euros para este proyecto. Una restauración muy relevante dada la importancia de la obra. Pero, ¿por qué es tan importante? “La Anunciación es el primer altar florentino de estilo renacentista en el que se utiliza la perspectiva para organizar el espacio y en el que las arquerías góticas se abandonan a favor de formas más ortogonales”, explican desde el Prado.
Una restauración con nuevas técnicas de limpieza
Almudena Sánchez, restauradora del Taller de Restauración del Museo del Prado, ha sido la responsable de la recuperación. Una recuperación que ha estado marcada por la “vuelta” de los colores al cuadro, así como de los detalles más imperceptibles –hasta ahora– debido a la capa de suciedad, polvo y polución acumulado en la obra.
En cuanto a los colores, la limpieza ha sido vital, dada la capa gris que recubría al cuadro de Fra Angélico. Por otro lado, el equipo de restauración ha tenido que eliminar “los repintes de óleo procedentes de antiguas intervenciones, concentrados en la unión de dos de los cuatro paneles de madera que forman el soporte de la pintura para ocultar una fractura”, indican desde el Prado. Asimismo, fueron repintadas muchas zonas del original, sobre todo, como se puede comprobar en la imagen anterior, el manto de la Virgen. Y es que los colores anteriores a la restauración no representaban lo que el pintor-fraile quería reflejar, “eran manchas en la superficie que alteraban la imagen de la obra”, subraya.
Esto se ha logrado gracias a nuevas técnicas de limpieza, unos métodos a los que han llegado a través de investigaciones propias destinadas a retirar suciedad sin afectar al cuadro. La más interesante, la llevada a cabo por un gel de silicona. Así, el gel “ha actuado como vehículo del medio acuoso protegiendo la pintura de Fra Angélico al tiempo que permite actuar sobre la capa de suciedad removiéndola hasta su total eliminación”. Por otro lado, repintes como el del manto han sido realizados de forma “lenta y prolongada”.
Detalles y repintes como el del ángel de La Anunciación –sobre estas líneas– han sido llevados a cabo con “el estucado de las faltas de color para nivelarlas a la superficie, y la reintegración cromática de las mismas, primero con acuarela y finalmente con pigmentos al barniz”, explican desde el Prado. De hecho, en la imagen de antes de la restauración se puede comprobar la línea que marca la separación de paneles –entre el segundo y el tercero– de la obra. Durante años, este desviamiento fue deteriorando el cuadro, un problema ya solucionado, como se muestra en la fotografía de la derecha, en la que la grieta ya es casi imperceptible.
[Lea también: El Prado somete a sus cuadros a escaneo 3D]
Desde el Museo del Prado comunican que, al final, todo este proceso ha servido para recuperar la luminosidad original, una característica que hasta ahora era completamente desconocida sobre Fra Angélico. “Una luz casi sobrenatural que inunda el pórtico con un resplandor sin que se produzcan sombras, a diferencia de la habitación del fondo iluminada de forma natural por la luz que entra por la ventana y se refleja en la pared”.